La ganadería genera más gases de efecto invernadero que los automóviles

EFE / ROMA

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La ganadería emite más gases causantes del efecto invernadero que el sector del transporte, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) difundido hoy.

"La noticia puede suponer una sorpresa para muchos", explica el organismo en una nota en la que asegura que "es necesario encontrar soluciones urgentes".

Según el estudio, "el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero --el 18%, medidos en su equivalente en dióxido de carbono-- que el del transporte", del que no indica el porcentaje.

Degradación del suelo y de los recursos hídricos

El comunicado destaca que la ganadería es, además, "una de las principales causas de la degradación del suelo y de los recursos hídricos".

El estudio dice que la producción mundial de carne pasará de los 229 millones de toneladas de hace cinco años a los 465 millones de toneladas en el 2050, y la de leche aumentará en ese periodo de 580 a 1.043 millones de toneladas. "Ese rápido desarrollo tiene un precio elevado para el medioambiente", asegura el informe.

Si se incluyen las emisiones por el uso y cambio de la tierra, el sector ganadero es responsable del 9% del dióxido de carbono procedente de la actividad humana.

Este porcentaje es más elevado cuando se trata de gases con efecto invernadero más peligrosos como el óxido nitroso, que procede del estiércol y es 296 veces más perjudicial que el dióxido de carbono.

La ganadería emite el 37% de todo el metano

Además, la ganadería es responsable del 37% de todo el metano producido por la actividad humana, gas muy perjudicial que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes.

El informe, producido con la ayuda de la Iniciativa para la Ganadería, Medioambiente y Desarrollo, sugiere una serie de medidas para aliviar la situación que van del uso de métodos de conservación del suelo a la mejora de la dieta de los animales para reducir la fermentación intestinal y las consiguientes emisiones de metano, pasando por la construcción de plantas de reciclaje del estiércol.