El camionero se hacía fotografías estrangulando muñecas hinchables

MAYKA NAVARRO / GIRONA

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Pocas veces Volker Eckert paraba en su casa alquilada para escuchar las campanas de la iglesia vecina, en el pueblo bávaro de Hof. Los días los mataba viajando por carreteras de media Europa al volante de un gran camión, blanco por fuera y ensangrentado por dentro. La cabina de los horrores escondía en una guantera fotografías de sus víctimas y de una muñeca hinchable con la que se inmortalizó simulando que la estrangulaba. Hasta ayer, este camionero de 47 años originario de Oelsnitz (Sajonia), había confesado ser el autor de seis asesinatos. Tanto la policía alemana como la autonómica catalana sospechan que las campanas todavía repicarán por más mujeres muertas.

Aliviado. Esa era la sensación que transmitía Volker Eckert en las dependencias policiales de Colonia, tras ser detenido el pasado viernes día 17. Sus primeras palabras a los dos agentes de la policía de Baviera que se han encargado de los interrogatorios fueron para agradecer el arresto. Les dijo, incluso, que estaba pensando en entregarse después de que apenas transcurriera un mes entre sus dos últimas víctimas.

Nada en el aspecto de este seguidor del Bayern de Múnich hacía sospechar que, con sus manos y una cuerda, estrangulara, hasta en cinco ocasiones que se sepa, a cinco prostitutas, entre el 1999 y el pasado 2 de noviembre, y a una sexta mujer en la antigua Alemania oriental cuando apenas tenía 19 años y por cuyo crimen ya cumplió una condena. Este es el sexto crimen que el hombre confesó durante los interrogatorios pero que no constaba en los archivos policiales porque la ficha de sus antecedentes se perdió durante la unificación de las dos alemanias.

ASPECTO AGRADABLE

De mirada amable y turbia, alto, de nariz puntiaguda, sin la barriga cervecera que se le supone a un camionero alemán, y con agradable voz, Volker Eckert apenas tuvo dificultades para convencer a la bella búlgara Miglena Petrova Rahim, de apenas 20 años, para que subiera a la cabina de su camión y se dejara atar mientras se vendía por 60 euros.

Antes que junto a ella, Volker Eckert paró frente a Vicki, otra joven búlgara amiga de la víctima que se negó a ser atada. Miglena, Vicki y otras tres amigas búlgaras que ejercían la prostitución en la N-2 se hospedaron, en los últimos tres meses, en el hostal Xavi de Vilajuïga (Alt Empordà). Apenas seis días antes del asesinato, habían cambiado al hostal Europa de Figueres. Todas han desaparecido. Un Audi azul estacionado cerca del hostal y varias bolsas de ropa es todo lo que queda de las búlgaras. La silla que utilizaba Miglena cerca del kilómetro 729 de la N-2 ya está ocupada por otra.

Miglena Petrova era la más guapa. Morena, esbelta, sonriente, dicharachera, trabajaba a las órdenes de Severin Erol Rahim, nacido como ella en Dobrich, y al que adoraba. "Decía que iba a la carretera libremente, que no la obligaban. Que no era su chulo. Que su deber era trabajar para que él viviera bien. Era buena", recuerda una vecina de Vilajuïga con la que entabló amistad.

Bañada en perfume francés del caro, Miglena se encaramó a la cabina de Volker Eckert, que estacionó su camión en un lateral de la carretera. Primero cobró. La joven se pavoneaba de ser una de las mujeres que más cobraban de la carretera. Como mínimo 60 euros y había conseguido hasta 300 de un francés por un solo servicio. Se sentía segura. En más de una ocasión, la búlgara presumió con sus conocidas de contar con los favores de un inspector de policía que la ayudaba con la regularización de sus papeles.

SU AMIGO EL POLICÍA

El amigo no era otro que el inspector del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) Fermín M., segundo de la comisaría de La Jonquera, y detenido el octubre pasado por sus compañeros de asuntos internos, acusado de tráfico de personas, soborno y falsificación. Durante la investigación, los agentes del CNP trasladados desde Madrid interrogaron, entre otras, a Miglena.

Desnuda y maniatada con una cuerda, la joven fue estrangulada en la litera del camión con un fino cordón trenzado. Muerta, el camionero le cortó la melena. Y se entretuvo recortando pequeños trazos de su cabello con la tijera. Guardó el trofeo en una bolsa de plástico y buscó su polaroid. Le hizo una instantánea y la guardó junto al resto de imágenes y las bolsas de pelo en su particular baúl de los tesoros, una guantera situada encima del volante.

Las fotografías de los cadáveres no viajaban solas en la guantera. Volker Eckert guardaba una muñeca hinchable que utilizó en sus macabros rituales. Muchas imágenes encontradas son de la muñeca en posiciones grotescas. En algunas le colocó una cuerda al cuello, como si la hubiera estrangulado. En otra fotografía, el camionero utilizó el dispositivo automático de la cámara y se situó junto a la muñeca en la litera. Volker Eckert la estrangulaba mientras simulaba que la muñeca le hacía una felación.

BRILLANTE INVESTIGACIÓN

Nada de todo esto sospechaban los Mossos d'Esquadra del Área Regional de Investigación (ARI) de Girona cuando iniciaron las investigaciones. El 3 de noviembre tenían un cadáver desnudo de una mujer sin identificar, las ruedas de un camión y el logotipo de la empresa de la carga grabado por la cámara de seguridad de un polígono de Hostalric, donde Volker Eckert abandonó el cadáver de Miglena. Apenas tres semanas después se enfrentaban a un asesino en serie que ha confesado ser el autor de tres crímenes en Catalunya, dos en Francia y uno anterior en Alemania.

En ese intenso intervalo, los investigadores del grupo de homicidios, los de prostitución y los de la policía científica hablaron con casi un centenar de mujeres de la carretera antes de dar con la identidad de Miglena y conseguir la declaración de la chica que sobrevivió al macabro juego del camionero. Un joven magistrado de Santa Coloma de Farners pidió al fiscal de Hof la detención del sospechoso y pactó con este que dos agentes de los Mossos d'Esquadra se desplazaran a Baviera a trabajar codo a codo con sus colegas alemanes. El jueves regresaron agotados y satisfechos. Han retirado a un asesino en serie de circulación.