El mosquito tigre se expande en dos años por toda el área de BCN

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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El mosquito tigre es pequeño, vuela poco y vive efímeramente, pero los trayectos domésticos en coche, el negocio del reciclado de neumáticos, los barreños a la intemperie, las macetas llenas de agua y hasta los jarrones con flores de los cementerios le están dando alas. Y nunca mejor dicho. La especie, que en Catalunya fue detectada por primera vez en Sant Cugat en el 2004, colonizó nueve municipios al año siguiente y ahora ya está presente en más de 20 repartidos por cuatro comarcas metropolitanas (Vallès Occidental, Barcelonès, Baix Llobregat y Garraf) y, en forma de núcleos aislados, también en Altafulla y Tortosa. Como mínimo. En Barcelona se ha localizado en 7 de sus 10 distritos.

La Conselleria de Medi Ambient está retrasando el balance de municipios afectados este año, con los nombres exactos, "a la espera de que concluya la temporada de cría", explica Antoni Torrell, biólogo del departamento. Pese a ello, se sabe con certeza que la especie está presente en Sant Cugat, Cerdanyola, Molins de Rei y Sant Just Desvern, que son las localidades con mayores densidades, así como en Barcelona, L'Hospitalet, Terrassa, Rubí, Sant Quirze del Vallès, El Papiol, Castellbisbal, Castelldefels, Esplugues, Vallirana, Gavà, Pallejà, Barberà y Ripollet. Además de Tortosa y Altafulla, el insecto parece haber llegado en fechas recientes a Sitges y Vilanova i la Geltrú.

En Barcelona, el mosquito afecta a todos los distritos salvo Eixample, Sant Martí y Ciutat Vella, aunque Horta-Guinardó es de largo el que tiene mayor incidencia, explica el responsable municipal del programa de vigilancia, Tomás Montalvo.

MÁS EN OCTUBRE

"El insecto está aquí para quedarse, difícilmente se va a extinguir, pero eso no significa que no podamos hacer nada para mitigar las molestias", resume Roger Eritja, biólogo del centro de control de mosquitos del Baix Llobregat. Lo fundamental, dice, es no dejar al aire libre recipientes con agua.

Las altas temperaturas tras un septiembre lluvioso han disparado las picadas. En la ciudad de Barcelona, por ejemplo, se analizaron en octubre un centenar de casos verídicos, más que en el resto del año. Además, el mosquito está soportando los inviernos sin inmutarse.

Eritja, Montalvo y Torrell insisten en que la alarma social ha disparado el número de ciudadanos que acuden a los servicios municipales o a los CAP convencidos, equivocadamente, de que les ha picado un mosquito tigre. En el caso de Barcelona, según Montalvo, hasta un 62% de los casos analizados no son auténticos. Tampoco se han confirmado supuestos focos en el Bages y el Maresme. Eritja recuerda que en Catalunya viven varias especies de mosquitos autóctonos y de otros insectos susceptibles de causar hinchazones. "Por la picada no podemos determinar de qué especie se trata --añade--. Necesitamos al adulto o, como mínimo, las larvas o los huevos".