La francesa que congeló a dos bebés suyos en Seúl revela un tercer infanticidio

La mujer francesa que reconoció haber ahogado y metido en el congelador a dos bebés suyos, hallados muertos el pasado julio en su casa de la capital surcoreana, Seúl, ha confesado hoy un tercer infanticidio, cometido en 1999 en Francia, según ha informado la emisora France Info.

"La señora Courjault ha sido inculpada por asesinato", según ha declarado su abogado Marc Morin a la prensa ante el palacio de justicia de Tours.

Su marido Jean-Louis Courjault prestará declaración a última hora de hoy ante el juez de instrucción y el magistrado decidirá si lo deja en libertad o lo encarcela.

Véronique Courjault ha reconocido estos hechos ante los investigadores en la comisaría de Tours (centro), donde se encuentra detenida desde el pasado martes junto con su marido Jean-Louis, según la emisora.

La mujer, de 38 años, ha confesado que mató a un hijo suyo en julio de 1999 en Francia --antes de instalarse con su marido en Seúl--, al que dio a luz sola en su domicilio, y que incineró su cuerpo en una caldera. No se han dado a conocer los motivos de su acción. Ayer ya confesó que ocultó a su marido el embarazo de los dos bebés encontrados muertos en el congelador. Según medios locales, que citan fuentes de la policía, los parió en su domicilio de Seúl, los ahogó, los metió en bolsas y los congeló.

No eran mellizos

Aunque las primeras versiones apuntaban a que se trataba de mellizos, Courjault ha asegurado en los interrogatorios que un niño nació en el 2002 y el otro en el 2003. Cuando los agentes le preguntaron ayer por qué no dio sus hijos a un orfanato, la mujer rompió a llorar y se limitó a decir que "no podía", sin dar más razones.

Las confesiones de la mujer en estos dos días dejan por el momento sin respuesta varios interrogantes sobre todo los motivos de sus infanticidios y el papel del marido, que fue el que había denunciado el hallazgo de los niños en el congelador.

Los investigadores se preguntan si este ingeniero que trabajaba para una empresa estadounidense pudo no darse cuenta de los embarazos de su mujer aunque pasase largas temporadas fuera de su domicilio por sus viajes profesionales.