El festival de cine fantástico de Catalunya

Un cadáver exquisito inaugura Sitges

Belén Rueda se afianza como reina del fantástico en 'El cuerpo'

Hugo Silva, Aura Garrido, Oriol Paulo, Belén Rueda y José Coronado, ayer.

Hugo Silva, Aura Garrido, Oriol Paulo, Belén Rueda y José Coronado, ayer.

JULIÁN GARCÍA

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El cadáver de una bella mujer desaparece de la morgue. Un depósito oscuro, solitario, desvencijado, con el inequívoco olor a muerte del formol y el ácido fénico. A partir de esta apasionante premisa, a medio camino entre el suspense y el terror, el director y guionista Oriol Paulo (Barcelona, 1975) construye en El cuerpo El cuerpoun alambicado entramado de misterios, giros y falsas apariencias del que conviene hablar poco si no queremos que un spoiler saltarín nos arruine la función. Se impone, en fin, un silencio escrupuloso. «Sí, es cierto, lo mejor es saber lo menos posible, pero asumo el riesgo», admite Paulo encogiendo los hombros.

Posiblemente eso fuera lo que menos preocupaba ayer al animoso director catalán -con los nervios percutiendo en la boca del estómago- ante la trascendencia del momento: su ópera prima había inaugurado oficialmente la 45ª edición del Festival de Sitges. «¿Presión? Mucha. Yo he crecido aquí. He sido público de este festival desde que tengo 20 años», admite el realizador mientras busca a alguien con la mirada. «Tengo que ir a saludar luego a Hugo Silva, que todavía no le he visto». Acabada la entrevista con este cronista, el director sale pitando y se funde en un abrazo no solo con Silva, sino con el resto del reparto: José Coronado, Belén Rueda y Aura Garrido. El cariñoso beso que le propina Rueda en la mejilla es simplemente enternecedor. «Nos conocemos mucho desde que escribí el guión de Los ojos de Julia», se justifica.

Cine de los 40

El cuerpo, decíamos, toma como punto de partida la desaparición de un cadáver (Rueda). A partir de aquí se establece un intenso cara a cara entre el encallecido policía encargado de la investigación (Coronado, viejuno, carismático, tocado con un terrible peinado) y el viudo (Silva), un tipo con bastantes cosas que ocultar. El filme, por lo general intrigante y contenido, alcanza el clímax con un giro rebuscado, sinuoso, inverosímil. «En mi cabeza tenía el cine de los 40 y el de los 90. Supongo que Laura, Retorno al abismo o Sospecha han pasado por mi cabeza. La idea era hacer un thriller psicológico con elementos de terror y cine negro», explica Paulo.

Belén Rueda, convertida ya en musa del género en su tercera visita a Sitges tras El orfanato y la citada Los ojos de Julia, desplegó encanto y prestancia, casi ingravidez. «Por fin no aparezco como víctima. Esta vez soy yo la que hace sufrir», bromeó la actriz, posiblemente el cadáver más exquisito de la historia del cine español.