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'El mundo contra Boris Becker': triunfo y desastre de una leyenda del tenis

Apple TV+ estrena la próxima semana una miniserie de Alex Gibney sobre la meteórica carrera de Becker y los explosivos escándalos que le pusieron en el ojo del huracán y entre rejas

'El mundo contra Boris Becker': triunfo y desastre de una leyenda del tenis

'El mundo contra Boris Becker': triunfo y desastre de una leyenda del tenis / Apple TV+

Juan Manuel Freire

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El documentalista Alex Gibney es un experto en referentes con pies de barro: a lo largo de su prolífica carrera ha retratado a ejecutivos fraudulentos ('Enron: los tipos que estafaron a América'), gobernadores demócratas exhibicionistas ('El cliente nº 9. La caída de Eliot Spitzer') o cierta falsa gurú de la biotecnología (Elizabeth Holmes en 'The Inventor: Out for blood in Silicon Valley'). Y antes de finiquitar su exploración "definitiva y sin adornos" del más que discutido Elon Musk, estrena 'El mundo contra Boris Becker' (Apple TV+, viernes, día 7), miniserie documental sobre los claroscuros de una leyenda del tenis, un deportista en apariencia tan mentiroso como el protagonista de otra de sus películas: 'La mentira de Lance Armstrong'. 

Mano a mano con el productor John Battsek ('Searching for Sugar Man'), Gibney emplea dos capítulos de larga duración en contar el auge y caída de Becker, de sus tiempos como joven prodigio a su condena a dos años y medio de prisión por ocultar bienes cuando se declaró en bancarrota en 2017. Más que de auge y caída, el director habla de 'Triunfo' y 'Desastre', como se llaman los episodios. Es una referencia a la cita del poema 'Si…' de Kipling que puede leerse en la entrada de jugadores a la pista central de Wimbledon: "Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre, y tratar a esos dos impostores de la misma manera".

El gran fabulador 

"Fue la habilidad de Boris como jugador, pero también como narrador, lo que realmente me animó a hacer esta historia"
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El primer episodio empieza por la debacle, dos días antes de la reciente sentencia condenatoria. Poco después, saltamos en el tiempo a su victoria en Wimbledon en 1985 con solo 17 años; todavía hoy sigue siendo el ganador más joven de la historia del torneo. A lo largo de su carrera, más que detallada en la docuserie, el pionero del 'power tennis' acabó imponiéndose en 49 torneos individuales, incluidos seis títulos de Grand Slam. Además, ganó la medalla de oro en dobles masculino en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 junto a Michael Stich. Casi nada. 

Desde luego, Becker es un personaje fascinante y el mejor narrador posible de su historia, pero en la serie (o doble película) brillan también los testimonios de su familia inmediata o de estrellas del tenis como su héroe Bjorn Borg, su rival John McEnroe o su aprendiz Novak Djokovic, del que fue entrenador entre 2013 y 2016. Eso por no hablar de su antiguo manager Ion Țiriac, el mismo que dijo a la DPA "no me casé con Boris Becker porque no soy maricón". Era su forma de decir que lo daba todo por él y que quiso hacerle todo lo rico posible; de ahí que al parecer recomendara a su protegido vivir en Mónaco para pagar los menos impuestos posibles. Al mismo tiempo, en una volea torpe, Becker compraba una residencia y pasaba tiempo en Múnich. En 2002 era condenado a dos años de libertad vigilada y un par de sanciones, una de 300.000 euros y otra de 200.000, por un delito de evasión fiscal. 

Escándalos personales 

choque con las autoridades financieras alemanassu bastante pública vida privadaBarbara Feltus

Alex Gibney quiere retratar al extenista como una especie de pistolero del oeste –los duelos en la pista están musicados con Morricone–, pero la sucesión de conquistas invita a pensar en un James Bond aún menos honesto. Su capacidad para mentir se extiende a otros ámbitos: en la película asegura no saber por qué quieren condenarle a prisión, algo que debió cambiar mientras estuvo entre rejas. "Por supuesto que era culpable", admitió en la entrevista que concedió a Sat.1 tras cumplir ocho meses de condena y ser deportado a Alemania por las autoridades de Reino Unido. Con su admisión de la verdad, Becker se vuelve seguramente menos interesante para el director de la serie. Es decir, no habrá nunca un tercer episodio. 

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