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'The Kingdom Exodus': el loco hospital de Lars von Trier reabre sus puertas

Llega a Filmin la tercera entrega tardía de la serie de culto, completada por el director danés tras ser diagnosticado de Parkinson 

'The Kingdom Exodus': el loco hospital de Lars von Trier reabre sus puertas

'The Kingdom Exodus': el loco hospital de Lars von Trier reabre sus puertas / Filmin

Juan Manuel Freire

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De las grandes series de culto que reinventaron la televisión desde principios de los noventa, 'El Reino', del gran danés Lars von Trier, era hasta hace poco una de las más escurridizas; maltratada a veces en sus ediciones domésticas y ausente de plataformas. Por suerte para seriéfilos y cinéfilos completistas, a principios de junio se anunciaba la adquisición por parte de Filmin de toda la serie: dos primeras temporadas (1994 y 1997) en versión restaurada, que se lanzaron en septiembre, y una tercera y final (2022) que llegará a nuestros asombrados ojos el martes, día 8. 

Aunque von Trier ha vendido esta última entrega, 'The Kingdom Exodus', casi como entidad independiente, en realidad estamos ante una clara continuación y conviene ver o revisar los dos primeros volúmenes antes de empezar. A modo de breve recordatorio, describiremos 'El Reino' como un cruce de drama hospitalario, comedia negra y 'thriller' sobrenatural con sede en el área de neurocirugía del Rigshospitalet (u 'Hospital del Reino') de Copenhague. Un monumento al progreso y la ciencia construido, como informa la intro de la serie, sobre un viejo pantano donde antiguamente se encontraban las blanquerías y el vapor cubría la atmósfera de alientos sobrenaturales. Viejos fantasmas parecen querer abrirse paso a través de las paredes del Reino, para la inquietud de singulares empleados y pacientes que ya tenían bastante con aguantarse entre ellos.

De no haberse atrevido la cadena pública DR con 'El Reino', muy probablemente nunca habrían existido 'The killing', 'The legacy', 'Borgen' o cualquiera de esos ambiciosos títulos con los que la ficción europea ha sorprendido en la última década y media. Inspirado por la cámara en mano de 'Homicidio' y la subversión de la 'soap opera' de 'Twin Peaks', von Trier creó un objeto televisual no identificado que capturó a públicos diversos. Sus agitadas formas la convierten en casi borrador del Dogma95, el famoso manifiesto que su autor redactó en marzo de 1995 con su colega Thomas Vinterberg. 

Viejas y nuevas caras

Aunque la cámara en mano de 'The Kingdom Exodus' es más depurada, menos de guerrilla, entrar de nuevo por las puertas del Rigshospitalet es como viajar de golpe a los noventa. Esto no es un 'reboot' radical al estilo de 'Twin Peaks: The return', sino una extensión lógica y coherente, casi nostálgica, de lo visto en aquellos días. Ahí siguen la introducción sobre los fantasmas del pantano, o la canción loca ("¡king-dom!") compuesta por von Trier, o las reflexiones finales del susodicho en cada episodio, ahora parapetado tras un telón rojo por vanidad: "La edad me ha pasado factura". La diagnosis de Parkinson recibida en pleno rodaje no pudo con su energía ni con su sentido del humor.

Regresan también viejos personajes, como una anestesióloga Rigmor (Ghita Nørby) ahora ingresada en el hospital y convertida en terror ("¡yu-juuu!") de los ascensores; el antiguo estudiante de medicina Moggen (Peter Mygind, también conocido como el laborista Michael Laugesen de 'Borgen'), o el médico residente Hook (Søren Pilmark), que se ha dejado cresta punk. 

E incluso los personajes nuevos parecen versiones de los viejos. La sonámbula Karen (Bodil Jørgensen, también Karen en 'Los idiotas') continúa la investigación iniciada por la Sra. Drusse y busca a almas perdidas (en este caso, el Hermanito) por el hospital. El nuevo médico de cabecera, llegado desde Suecia con hipócritas ideas de diversidad e igualdad de género, es Helmer Jr (Lars Mikkelsen), hijo mayor del no menos altivo Helmer (el fallecido Ernst-Hugo Järegård). Y Alexander Skarsgård reemplaza a su (verdadero) padre Stellan como abogado sueco. No falta tampoco un coro griego de lavaplatos, formado por un joven enfermo de progeria (Jesper Sørensen) y un robot llamado BOB 2.0, que nos avisa de lo inevitable: el Éxodo del título, una gran migración en la que espíritus buenos y malos cruzarán las puertas del Reino

Von Trier maneja, como de costumbre, material inflamable: Willem Dafoe en clave autoparódica; experimentos sobre la relación entre dolor y ruido blanco; replicantes; corazones gigantes, o una aparente y perversa referencia a 'Hospital', la serie con el clímax final más raro de la historia de la tele. El de 'The Kingdom Exodus' tampoco se queda corto. 

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