ESTRENO POR SORPRESA

Crítica de 'Dahmer': retrato de un asesino con víctimas al frente

La serie cocreada por Ryan Murphy ('American horror story') recorre la terrible biografía del 'carnicero de Milwaukee' sin dejar de dar relieve humano a sus víctimas 

¿Quién era el asesino de Milwaukee que inspira 'Dahmer', la nueva serie de Netflix?

Crítica de 'Dahmer': retrato de un asesino con víctimas al frente

Crítica de 'Dahmer': retrato de un asesino con víctimas al frente / Netflix

Juan Manuel Freire

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Tras la tibia recepción crítica de sus últimos proyectos (incomprensible en el caso de 'Halston'), el productor Ryan Murphy ('Glee', 'American horror story', etcétera) ha negado a los cronistas el período de prueba y estrenado casi por sorpresa su nuevo retrato de un asesino: el tristemente famoso Jeffrey Dahmer, más conocido aún como el ‘Carnicero de Milwaukee’, quien entre 1978 y 1991 mató a diecisiete hombres y chavales, en su mayoría de color, en algún caso desmembrándolos y en la última etapa de su trayectoria, además, comiéndoselos.

Existe sobre el personaje no poca filmografía, aunque dos títulos emergen como los más destacados. David Jacobson dirigió, hace ahora dos décadas, la elíptica e inquietante (pues cómo no) 'Dahmer, el carnicero de Milwaukee', con Jeremy Renner en uno de sus primeros papeles protagonistas. En 2017 llegó la vista en Sitges 'Mi amigo Dahmer', adaptación de la novela gráfica de John 'Derf' Backderf sobre su propia amistad de instituto con el futuro asesino necrófago. Aquel Dahmer adolescente, interpretado por un Ross Lynch pre-'Sabrina', no llegaba a matar en pantalla: la película acababa cuando recogía en coche a la que acabaría siendo su primera víctima, el autoestopista Steven Hicks.

'Dahmer – Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer', que por economía lingüística dejaremos en 'Dahmer', nos muestra qué pasó después de que Hicks subiera al coche de Dahmer. Pero empieza en otro punto de su historia: 1991, el año en que, finalmente, fue detenido en su apartamento de Milwaukee. Ese primer episodio es una especie de brillante mediometraje de terror, dirigido con pulso firme e inteligencia por el veterano Carl Franklin, a quien debemos un buen tramo de 'Mindhunter', la mejor serie sobre asesinos en serie. Le siguen otras firmas interesantes, como Clement Virgo, Jennifer Lynch o el mismísimo Gregg Araki, antiguo faro turbio del 'new queer cinema'.  

La presencia de este estandarte gay no debería sorprender en absoluto, no solo porque Araki lleve tiempo haciendo tele. 'Dahmer' había sido anunciada como un intento de relatar no solo la historia de Dahmer, la psicología y las circunstancias vitales y existenciales que pudieron empujarle a hacer lo que hizo, sino también de unas personas que fueron víctimas por igual del asesino y de una investigación policial lastrada por la homofobia y el racismo. La atención prestada a estas personas cumple una doble función: por un lado, convierte el terror de la serie en terriblemente eficaz, demasiado creíble, y por otro, afirma una voluntad de crítica a las instituciones. Pudieron morir muchos menos, empezando por el chico de 14 años al que la policía devolvió al apartamento de Dahmer tras relativizar la situación como un simple rifirrafe entre homosexuales. Nicey Nash (nominada al Emmy por su papel en 'Así nos ven') brilla como Glenda Cleveland, la vecina negra de Dahmer que insistió en avisar a las autoridades sobre los hedores e incluso gritos que provenían del apartamento de al lado. 

En parte por la decreciente reputación de Murphy, en parte por ese estreno casi más de tapadillo que por sorpresa, 'Dahmer' no está teniendo la acogida merecida. Murphy debería haber confiado más en lo que tenía entre manos. Porque es algo realmente serio: de todas sus producciones, a la que más recuerda (dicho como el mejor piropo) es a 'El asesinato de Gianni Versace', por ese ritmo paciente, esas resonancias políticas o esa capacidad para la turbación. Es algo tan serio que la música original viene firmada por Nick Cave y Warren Ellis. 

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