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'Dark winds': el 'thriller' navajo que ha dado la gran sorpresa

Hablamos con el creador de la serie estrella del servicio AMC+, una especie de 'True detective' con policías nativos americanos al frente

'Dark winds': el 'thriller' navajo que ha dado la gran sorpresa

'Dark winds': el 'thriller' navajo que ha dado la gran sorpresa / AMC

Juan Manuel Freire

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¿Queda espacio en nuestras vidas (y saldo en nuestras cuentas corrientes) para un enésimo servicio de 'streaming'? Quizá sí para el recién llegado AMC+, una propuesta económica (3,99 euros al mes) y con no pocas series interesantes ahora mismo en catálogo: ahí quedan '61st street', nuevo drama legal de Peter Moffat ('Presunto culpable', 'Your honor'); 'Kin', con Charlie Cox (último Daredevil) como miembro reticente de una familia criminal irlandesa, o la recién estrenada 'The beast must die', relectura con reparto de lujo (Cush Jumbo, Jared Harris) de la novela de Nicholas Blake que ya adaptó Claude Chabrol en 'Accidente sin huella'.

Y la próxima semana, el jueves, día 21, llega una apuesta especialmente sonada: 'Dark winds', thriller psicológico bajo el influjo de 'True detective' que, en un giro inesperado incluso para sus creadores, fue renovado para una segunda temporada nada más estrenarse el segundo capítulo en Estados Unidos. Sus aires de procedimental sobrenatural pueden no ser lo nunca visto, pero más único es su paisaje geográfico y cultural. Protagonizan la historia dos policías tribales navajos del suroeste de Estados Unidos: Leaphorn y Chee, creación de Tony Hillerman para una serie de novelas de los setenta con fans tan importantes como Robert Redford y George R.R. Martin, ambos productores ejecutivos de la serie. 

"Redford fue realmente parte del equipo creativo que ayudó a levantar este proyecto", nos cuenta su creador, Graham Roland, él mismo de sangre nativa americana, como el resto de guionistas de la serie. "Lo que más le importaba era que el escenario fuese idéntico al de la novela. No quería hacerlo contemporáneo". La acción arranca en 1971 en Gallup (Nuevo México), donde asistimos primero a un atraco a furgón blindado con helicóptero por medio, seguido algo después por un doble asesinato, el de un anciano navajo y la joven nieta de la mujer medicina a la que el viejo había ido a consultar.

Es trabajo del teniente Leaphorn (Zahn McClarnon, el Akecheta de 'Westworld') investigar este último crimen, cuestión personal para él. Contará con ayuda de un nuevo agente, Jim Chee (Kiowa Gordon, quien ya había coincidido con McClarnon en 'The red road' o 'Frontera'), en realidad un agente del FBI supervisado por Whitover (enorme como siempre Noah Emmerich), quien sospecha que detrás del atraco figura un grupo radical navajo. Chee parece llamar la atención de Bernadette Manuelito (Jessica Matten), sargento de policía sin tiempo para tonterías.

Historial de versiones

'Dark winds' es adaptación del tercer libro de la saga de Hillerman, 'Listening woman', con algunos elementos del siguiente, 'People of darkness'. El documentalista Errol Morris había adaptado el quinto en la película de 1991 'Tempestad en la llanura', que no llegó a terminar por diferencias creativas con su productor Redford. Morris siguió con sus documentales. En 2002 se estrenaba en televisión 'Skinwalkers', primero de tres largos poco vistos Leaphorn & Chee, los dos primeros de ellos dirigidos por el talento nativo americano Chris Eyre, ahora firmante de la primera temporada de la serie.

En un principio, Redford, Martin y Eyre desarrollaron 'Dark winds' para HBO, pero la cadena premium desestimó el proyecto por sus parecidos con 'True detective'. "Nos han hablado a menudo de los parecidos", dice Roland. "Pero, a la vez, nuestra serie es única en muchos aspectos. El mundo de la reserva, en primer lugar –tuvieron permiso para rodar en tierras tribales, lo que da un plus de autenticidad–. Y el hecho de que estamos ante una serie con dos protagonistas nativos americanos que son realmente los héroes de su propia historia. Ahora también tenemos 'Reservation dogs' y 'Rutherford Falls', pero cuando empezamos a preparar la nuestra, no existía nada parecido".  

"En las películas sobre el mundo nativo americano, a menudo entramos en ese paisaje del brazo de un personaje blanco –continúa Roland–. Aquí es diferente. Empezamos con el punto de vista de un nativo americano y así es como experimentas al mundo". Ciertamente, Roland y equipo no nos sobreexplican este universo, ni el idioma, ni los conceptos, ni las supersticiones. "Tomamos la decisión consciente, muy al principio, de dejar que el espectador tratara de abrirse camino a solas. El público actual es sofisticado. No queríamos tener que explicar en qué consiste cierto acto ceremonial. Era suficiente con que se entendiera la importancia del mismo para los personajes y su función en la acción".

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