Crítica de serie

'Vaya tela, Sam': el curioso caso de una comedia juvenil sobre alcoholismo

La guionista Simone Finch se inspiró en su propio camino hacia la sobriedad para esta disfrutable serie, todo un recital interpretativo de Sofia Black-D'Elia

Crítica de 'Vaya tela, Sam': el curioso caso de una comedia juvenil sobre alcoholismo

Crítica de 'Vaya tela, Sam': el curioso caso de una comedia juvenil sobre alcoholismo / Freeform

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

'Vaya tela, Sam' es el tímido, muy tímido título español de 'Single drunk female' ('Mujer soltera borracha'), título más explicativo y bastante atrevido, teniendo en cuenta que la serie fue creada para el canal adolescente y 'young adult' Freeform. Estamos ante un curioso caso de comedia juvenil sobre alcoholismo: su heroína roza la treintena, pero aquí se evitan obligadamente palabras soeces o los excesos más gráficos de, digamos, 'Euphoria', serie que todo teenager actual consume, pero catalogada por HBO para mayores de 18 años. 

"¿Y se puede (o se debe) hacer una comedia juvenil sobre algo tan serio como la adicción?", se preguntarán algunos. "¿O una comedia, sin más?". Se puede, sobre todo si existe conocimiento de causa. Siguiendo aquella vieja máxima de 'tragedia más tiempo igual a comedia', la guionista Simone Finch ('Los Conner') se sirvió de su propia experiencia para crear esta historia de joven prometedora que descarrila por la bebida y debe volver a la primera casilla antes de, con suerte, resurgir. Finch lo consiguió: puede vanagloriarse de haber creado una serie más que estimable del lado de grandes colaboradoras, como Leslye Headland (cocreadora de 'Russian doll') en la dirección y Jenni Konner (co-showrunner de 'Girls') en la producción. 

Tampoco es que 'Vaya tela, Sam' sea la primera historia que trata el alcoholismo (o la lucha por dejarlo atrás) con cierto sentido del humor. Cuesta poco pensar en '28 días', cuya protagonista (encarnada por Sandra Bullock) era periodista, justo como Sam en esta serie. La vemos por primera vez en la compañía tipo Buzzfeed donde trabaja, llegando tarde y bebida a una reunión y casi arrancando un ojo a su jefe en mitad del caos. Tras un mes de rehabilitación, Sam se ve obligada a volver a Boston desde Nueva York y compartir de nuevo casa con su madre (Ally Sheedy, inolvidable Allison de 'El club de los cinco', en su primer papel significativo en mucho tiempo). Todavía tocada por la muerte de su marido y algo distanciada emocionalmente de su hija, Carol puede no ser siempre la mejor aliada de Sam: véase el momento en que ofrece una copa de vino a su hija como si una copa no fuera nada. También puede ser un peligro Felicia (Lily Mae Harrington), antigua camarada de borracheras. 

Por suerte, a Sam le queda gente como Olivia (Rebecca Henderson, la impagable Lizzy de 'Russian doll'), su madrina en Alcohólicos Anónimos, o uno de sus compañeros allí, James (Garrick Bernard), con quien tuvo sus deslices y ni se acuerda. El clásico hilo argumental de '¿se liarán o no?' está aquí teñido de peligrosidad: existe una regla no escrita según la cual un alcohólico en recuperación debería estar sobrio durante un día y un año antes de liarse con nadie. Para dar emoción al asunto, un contador de días de sobriedad (muy estético, en Futura Bold rosa) nos recuerda de vez en cuando cómo lo lleva Sam y cuánto le queda para volver a ser aspirante a nueva Joan Didion; y de paso, liarse con James. 

Hay que agradecer a Simone Finch, entre otras cosas, haber dado a Sofia Black-D'Elia el buen papel protagonista que merecía después de demasiados roles anecdóticos (salía en el clásico 'The night of', pero era la víctima) y series que igual no la merecían (como la 'Skins' estadounidense, muy inferior al original británico). Calibrada en su gestualidad cómica y creíble en la parte dramática, consigue dar carisma incluso a los momentos menos destacables.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS