ENTREVISTA

Daniel Ibáñez y Carlos Alcaide: "La serie 'La edad de la ira' te ayuda a entender que la homofobia surge por el miedo"

Daniel Ibáñez y Carlos Alcaide, de 'La edad de la ira'

Daniel Ibáñez y Carlos Alcaide, de 'La edad de la ira' / María Villanueva /Atresmedia

Inés Álvarez

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Para el madrileño Daniel Ibáñez (Madrid, 1996) y el barcelonés Carlos Alcaide (Barcelona, 1996) 'La edad de la ira' no es su primera serie, aunque esta la vivan de una manera muy diferente por el mensaje que da. El actor que interpreta al extrovertido Raúl ha participado, entre otras , en 'Caminantes', 'La valla', 'Los hombres de Paco' y 'La novia gitana'. Y en 2018 dio el salto a Hollywood con la película 'Terminator 6'. El catalán entró a formar parte en 2019 del reparto de la serie 'El Internado Las Cumbres', cuya segunda temporada se estrena el 1 de abril. Ibáñez comparte con su personaje de ‘La edad de la ira’ la extroversión y el gran sentido del humor, mientras que Alcaide se siente muy alejado de ese chico condicionado por su padre al que da vida. Lo que sí reconocen ambos es esa etapa, la adolescencia, como algo que no es fácil.

Este domingo Atresplayer Premium emite el tercer capítulo, en el que se ve la historia desde el punto de vista de Rául.

Decía en la presentación, Carlos, que ojalá no haya muchos Ignacios. Pero, por desgracia, abundan.  

Carlos Alcaide: Sí. Lo decía desde el humor y deseando que no tengan que vivir las situaciones que él vive. Ignacio es un tipo de chaval muy condicionado por su familia -por su padre, en este caso-, que sigue un patrón muy rígido desde la obediencia. Resulta interesante ver cómo va evolucionando, cómo se le cae la venda de los ojos al ver que su hermano se está manifestando, se está buscando. Son polos opuestos. Pero es bonito ver cómo se va creando esa relación de hermanos en la que al principio hay una envidia, unos celos y cómo al final descubriremos a un Ignacio que va viendo claro que su padre no es un modelo a seguir, que no es un buen patrón.  

¿Y ojalá hubiera más Raúles?  

Daniel Ibáñez: A mí me ha tocado una parte un poco más luminosa que a Carlos, porque nuestros personajes son la antítesis. Raúl es la extroversión, la luminosidad dentro de esta historia, pese a que, por supuesto, tiene sus claroscuros. Y hay una fragilidad que nos conecta a todos los personajes y que la serie muestra. Raúl se encarga de decir que no pasa nada por mostrar tu debilidad, porque eso, a veces, te hace un poquito más fuerte. Aunque en la adolescencia no se entiende mucho, porque mostrar tu debilidad supone que te juzguen, te avasallen y te destrocen. Raúl afronta esto con mucho más humor y luminosidad y con una extroversión y una rareza que pueden resultar entrañables. 

Y ojalá hubiera más Danieles, porque sus compañeros dicen que usted es el que les hacía reír. 

D. I.: ¡Qué va, si soy superserio! A mí me gusta mantener un ambiente casi de funcionarios (ríe). No. Me siento bien así y cuando veo que hay gente a mi alrededor que se lo pasa bien, yo también disfruto. Al final esto va de eso. 

¿Han echado mano de algún rasgo de su propia adolescencia? 

C. A.: La mía ha sido afortunadamente muy buena. Pero he vivido mis momentos mejores y peores. Hasta bastante tarde no me he acabado de encontrar. Ha tenido épocas bastante de tocar fondo. De encontarme a mí mismo y de tropezar con la misma piedra y volver a levantarme. La adolescencia es una lucha. Ahora lo veo con mucha ternura. Me emociona recordarme a mí mismo en todos los estados por los que he pasado con mi familia, con mis amigos, con las relaciones que he tenido... Todo el aprendizaje que eso ha supuesto. Ahora lo veo desde otro prisma más alejado y me enternece y me siento orgulloso. 

«En mi adolescencia hubo partes duras, porque era gordito y me hicieron ‘bullyng’»

— Daniel Ibáñez, actor

D. I.: En mi caso ha habido algunas partes un poquito más duras, porque yo de pequeño era muy gordito y me hicieron un poquito de 'bullying'. De pequeño y entrado a la adolescencia. Luego les di un bofetón en la cara cuando cambié (ríe). No, en serio: luego se hizo más sencillo. Esa es una etapa que recuerdo como esta serie: tiene momentos muy preciosos y otros que no. Porque para algunas personas es fácil sumarse a una moda de descalificaciones y de falta de respeto. Es muy sencillo, porque te hace sentirte parte de otro colectivo. Lo que hay que enseñarle a la gente es que es mejor que seas diferente y raro siendo bondadoso, que ser igual que todos y ser una lacra. Que te definas por oposición y por ser un individuo con pensamiento crítico. Es lo que yo les diría a los adolescentes. Y que tengan cuidado con lo que dicen, que a veces somos muy ligeros de palabras y eso nos hace dañar a mucho al resto de las personas.  

¿Sacará un aprendizaje el telespectador de esta serie? 

D. I.: Yo pienso que sí. Sobre todo se va a emocionar mucho con lo que ve, y eso es importante para que le llegue lo que se quiere transmitir. No creo que lo metamos con calzador. Porque te puede pasar. Podemos estar en ambos lados. Todos tenemos una parte más conservadora por naturaleza y un poco más homófoba, porque en el fondo rechazas parte de lo que no eres y te da mucho miedo. Yo creo que la homofobia surge en parte por el miedo a descubrir en ti algo que no te apetece descubrir porque no te sientes preparado. Pienso que hay algo más de eso que hay que entender y esta serie te ayuda a hacerlo. Y en la adolescencia nadie te lo enseña. Lo vas entendiendo con el tiempo. Esta serie es un reflejo fidedigno de esta situación, y por eso te ayuda a profundizar. Te obliga, casi.  

«Todos tenemos una homofobia interiorizada, pero basta con tener empatía»

— Carlos Alcaide, actor

C. A.: Todos tenemos una homofobia interiorizada, pero basta con escuchar y no ser hermético, abrirte un poco y hacer el ejercicio de la empatía. Con esta serie también lo intentamos. 

La serie adapta un libro que ha sido y es un 'boom' y se emite a nivel mundial. ¿Asusta o da subidón? 

C. A.: Tiene su morbo. Pero está bien que lo vea todo el mundo. A mí me hace mucha ilusión porque es una serie muy necesaria, más allá de la ilusión que me pueda hacer a como individuo, 

D. I.: Comparto esa ilusión. Y no asusta, porque ahora casi todo el contenido se hace mundial. Y eso es muy beneficioso para el producto, porque supone un esfuerzo titánico levantar un proyecto. Además, este se ha hecho con ganas y con un objetivo. Si se ve en Colombia y en Bélgica, para nosotros es un gusto. 

C. A.: Es una exposición que se agradece muchísimo.