ACTORES DE 'EL TIEMPO QUE TE DOY'

Nadia de Santiago y Álvaro Cervantes: "Queríamos mostrar una ruptura amorosa de una manera cruda, desnuda, íntima..."

Los actores protagonizan 'El tiempo que te doy', una serie de Netflix con una original estructura y capítulos de 10 minutos que muestran las fases del duelo

El tiempo que te doy

El tiempo que te doy

Inés Álvarez

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El dolor de una ruptura amorosa, aunque se sirva en pequeñas dosis, sigue resultando desgarrador. Y eso es lo que consigue la serie de Netflix 'El tiempo que te doy', una pequeña joya de Netflix, quizá más oculta de lo deseable, que condensa en los 11 minutos que duran sus capítulos las emociones que se viven en las diferentes etapas: la ira, la esperanza... Y para ello se sirve de una estructura muy original: cada episodio dedica un minuto menos al recuerdo y uno más al presente. Su creadora es Nadia de Santiago ('Las chicas del cable'), que la protagoniza junto con Álvaro Cervantes ('Carlos, rey emperador)'.dos jóvenes actores que ya no son promesas, sino realidades en el panorama español. 

Nadia, Netflix le pidió una serie corta y vio que esta era la ideal, ¿cierto?

Nadia de Santiago (N. S,): Buscaban a gente que manejara muy bien los tiempos del corto, porque querían lanzar una serie de 10 capítulos de 11 minutos. Con Pablo (Santidrián) y con Inés (Pintor), yo ya había producido, sobre todo, cortometrajes y videoclips. Se pusieron en contacto conmigo, hicimos dos propuestas y ganó 'El tiempo que te doy'. Teníamos muchas ganas de contar una ruptura.

¿Cómo valora estos formatos de duración reducida?

N. S.: Nuestros ritmos de vida lo demandan. Y luego, al final, como dura 110 minutos, puedes hacer una maratón y también funciona como película.

¿Es de la misma opinión, Álvaro?

Àlvaro Cervantes (À. C): Sí, cuando es coherente con lo que en la historia se cuenta. En este caso me parece muy original combinar esa premisa con este formato. Cuando empecé a leer los guiones, me atrapó la promesa tan potente de los minutos de presente y de recuerdo que tiene cada capítulo.

Esa estructura tan original...

Á. C. : Sí. Ya eso es un enganche para el telespectador. Te plantea un misterio sobre qué es lo que voy a ver de este pasado y este presente y seguir la historia de cómo está ella y cómo va superando esa ruptura. Desde el minuto uno quería formar parte de este proyecto. Y me hacía especial ilusión que estuviera cocreado por Nadia, con Pablo e Inés, con quienes comparto generación. Ha sido el mejor proyecto posible para volver al ruedo después del confinamiento.

La historia la protagonizan unos jóvenes, Lina y Nico, pero ese dolor se puede sentir a cualquier edad. 

N. S.: Para nosotros era importante crear una historia de amor potente para después poder recurrir a ella a la hora de vivir el duelo. Álvaro y yo curramos un montón en los ensayos. Para nosotros era muy importante el cuerpo, lo que no se dice. Porque la palabra puede ir por un lado y, muchas veces, la verdad la tiene el cuerpo. Además, a lo largo de la serie tenemos muchas edades. La relación empieza siendo ellos muy jóvenes y termina cuando tienen 31 años. Era muy importante tener unos buenos cimientos en la relación para que el presente fuera fácil vivirlo.

Á. C.: Esa relación, esa intimidad, se construía a partir de esos pequeños momentos. Los tres, como creadores, son muy sensibles a eso y no se querían perder nada. En este formato, además, todo contaba, todo tenía un valor. Nada estaba escrito ni rodado porque sí. Todo tiene un sentido en la narración. Lo que se ve en la serie es la punta de iceberg, pero debajo está el iceberg entero, que es ese imaginario que ellos han creado y al que nos han invitado a los actores y a todo un equipo que ha hecho posible esa línea tan fina que va pasando del duelo al origen del duelo.

Sin grandes grandilocuencias. Hay mucha naturalidad. Eso debe de ser más difícil, Nadia.

N. S. : Yo creo que sí. Está marcado en todo. Incluso en el maquillaje. Para mí menos era más. Incluso los movimientos de cámara. Tenía que ser una cámara al hombro que siguiera a Lina todo el rato. Me lo imaginaba todo muy directo, crudo, desnudo, honesto, íntimo… Esas eran las palabras que se me venían a la cabeza y, al final , en todos los elementos, hasta en el vestuario, no quería que hubiera ningún tipo de artificio. Quería que fuera la historia la que hablara de sí misma. Para mí era muy importante mostrarlo crudamente.

Es a historia de una pareja, pero no se puede evitar que sea una historia de mujer, porque habla ella. ¿Cómo reflejan que un hombre pueda sentir dolor, aunque no lo exprese?

Á. C. : El personaje de Nico aprende durante la relación a no ocultar su vulnerabilidad. Es una asignatura pendiente que de un tiempo a esta parte los hombres estamos aprendiendo a no tener que ocultar. El patriarcado también nos ha llevado a estar tensos y tener que asumir roles que nos hemos impuestos a nosotros mismos. Hay la voluntad de crear nuevos referentes que suman para romper con todo lo viejo en ese aspecto. Y Nico es un pesonaje que aprende de esa relación. Me parece muy interesante para crecer, nutrirte de cosas buenas y mejorar como persona. Tienen sus luces y sus sombras, pero en su relación aprenden mucho el uno del otro como personas y como pareja.

Hay momentos clave en la relación. Cuando Lina decide irse por una beca, cuando Niko le es infiel...

N. S. : Para nosotros todo es importante. En el guion, el presente lo hemos sostenido con las fases del duelo: la ira, la esperanza... Y en el pasado nos hemos apoyado en las dificultades que tenemos como pareja.

¿Han tomado inspiración en experiencias propias? 

N. S. : En cualquier personaje una trabaja con su experiencia propia, luego sublimada y transformada. Pero esta es una historia que te toca, con lo que es más literal esa idea de desnudez profesional, porque hablamos de nosotros. Hay un punto en que el dolor de los personajes nace de tu dolor, para contar una historia. Y esto ha sido más cercano que nunca. Era nuestro reto convertirnos en el canal de tantas relaciones y rupturas.

Á. C. : La pareja que componen Lina y Nico son muchas parejas. Es que esto muchas veces es cómo se vive. La expresión de eso es más subjetiva y la esencia, universal. Es bonito convertirte en el canal de una experiencia que tiene todo el mundo: la de amar y ser amado.

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