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Crítica de 'La directora': Sandra Oh vadea el estanque académico

La actriz de 'Killing Eve' brilla en esta comedia sobre una facultad imaginaria y la mujer encargada de trasladarla al siglo XXI

Crítica de 'La directora': Sandra Oh vadea el estanque académico

Crítica de 'La directora': Sandra Oh vadea el estanque académico / Netflix

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

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'La directora' es la primera serie de (o mejor dicho, producida por) David Benioff y D.B. Weiss después de 'Juego de tronos'; el primer producto del mega-acuerdo con Netflix por el que abandonaron el barco de 'Star wars'. Pero aquí no encontrarán dragones: hablamos de una pequeña comedia dramática de episodios de media hora; solo seis por temporada, como en la mejor comedia británica reciente. 

Su cocreadora es la más conocida como actriz Amanda Peet, esposa de Benioff, para más señas, pero antes de empezar a hablar sobre nepotismo u oligarquía, hagan el favor de seguir por unos minutos las tramas que ha diseñado con Anne Julia Wyman para explorar el mundo académico y los desafíos a que se enfrenta en este momento histórico de reconfiguración feminista y racial. Peet, recordemos de paso, debutó como dramaturga en 2013 y hace tres años estrenó una segunda obra.

Seguramente los diálogos de 'La directora' se leerían con gusto, pero se convierten en oro cuando los pronuncia Sandra Oh, esa actriz magistral a la que 'Killing Eve' (era la Eve del título) acabó por fin de poner en un pedestal. Oh está perfectamente creíble, o perfectamente imperfecta, en el papel de Ji-Yoon Kim, primera mujer al cargo del departamento de Inglés de la ficticia universidad de Pembroke. Y, por supuesto, uno de los pocos miembros del personal universitario que no es blanco. 

El puesto no es ningún regalo: a la nueva directora corresponde la misión de actualizar una institución desvencijada, sin mucho presupuesto, con las matriculaciones en caída libre y un profesorado superpoblado de hombres que peinan canas. El decano Paul Larson (David Morse) viene a pedir a la pobre Ji-Yoon que invite a unos cuantos a jubilarse y hagan paso a profesoras como la joven e innovadora Yaz McKay (Nana Mensah). Entre quienes peor llevan la existencia de Yaz está el profesor Elliott Rentz (siempre enorme Bob Balaban), que aboga por métodos tradicionales y materias menos peliagudas que 'Sexo en la novela'. Poco le importa que Yaz tenga muchos seguidores en Twitter: "¿Sabes a quién le importaban los seguidores?", dice. "A Jim Jones. A David Koresh".

Para mayor ansiedad de Ji-Yoon, por las inmediaciones ronda un viejo amor, el profesor Bill Dobson (Jay Duplass), incapaz de dar paso en firme tras la muerte de su esposa, y al que se le escapa en clase un gesto supuestamente divertido que dispara un escándalo en las redes sociales. Ji-Yoon y su propia hija adoptada de origen mejicano, Ju Ju (Everly Carganilla), están entre las pocas fieles de Bill. Madre e hija no tienen la relación más lineal del mundo. Lejos de fantasías perfectas, Peet recuerda que el de madre puede ser también un puesto difícil.

Nada es blanco y negro en el mundo de 'La directora', cuyo fluido trasvase entre comedia y drama, o engañosa ligereza, pueden recordar a otras películas y series con alguno de los hermanos Duplass por medio; por ejemplo, la creada por ambos 'Togetherness', en la que Peet era una de las protagonistas. La creadora vadea el estanque académico y sus desafíos actuales sin ofrecer respuestas fáciles, buscando menos sentar cátedra (nunca mejor dicho) que generar cierto debate. Tanto los viejos blancos cabreados como los jóvenes vigilantes de la corrección política tienen sus razones y sus cerrazones. El culto a la personalidad (televisiva, para ser precisos, pero no arruinaremos la sorpresa) puede ser a la vez una ruina cultural y algo tremendamente útil en cualquier ámbito. Nada es simple, todo es interesante.

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