'Leonardo', o el riesgo de no distinguir la realidad de la ficción

Leonardo Da Vinci es cosa seria en Italia. Es esta la lección que se desprende de las múltiples polémicas y debates históricos, no siempre coincidentes, que el artista aún despierta cuando en el país aparece una nueva teoría o alguno maquilla con excesiva creatividad algún detalle de la vida del polifacético genio florentino (1452-1519). La aclamada superproducción europea Leonardo, que terminó hace poco en Italia y ahora se está emitiendo en España a través de TVE-1, no ha sido la excepción: sus ocho capítulos han suscitado en Italia un alud de críticas de historiadores, expertos de cine e incluso psicólogos.

La razón, tal vez desconocida para los no apasionados del autor de La Gioconda: la serie se salta, en varios pasajes, las fuentes históricas acreditadas una y otra vez. "Una serie sobre Leonardo no podía ser un tostón", fue la defensa de la actriz italiana Matilde De Angelis, que interpreta a Caterina de Cremona. Precisamente su personaje ha centrado buena parte de las críticas pues no hay fuentes que confirmen que este personaje ha existido tal como la serie se lo presenta (aunque Leonardo habla en sus escritos de una mujer que tiene rasgos en común con esta figura).

Pero, ¿se puede conocer la historia de Leonardo viendo la serie? El coproductor de la serie, Luca Bernabei ha asegurado que sí, y acto seguido, ha acusado a los críticos de haberse puesto demasiado rigurosos y no aplaudir una serie que ha tenido una buena acogida del público. Bernabei le respondió así al estudioso Antonio Forcellino. "Han tenido éxito porque la serie está bien hecha, captura, pero no es la historia de Leonardo. Si se dice esto, va bien. Pero entonces hay que decir que se trata de una historia de ficción", había opinado, lapidario, Forcellino. "Nosotros no hacemos documentales, sino entretenimiento televisivo", le contestó finalmente Bernabei.

En verdad, las invenciones señaladas han sido múltiples. Empezando por una que compromete la trama de la serie desde el primer capítulo, cuando se muestra a un Leonardo (Aidan Turner, en la serie) que es acusado en la Milán de 1506 del asesinato de su musa Caterina de Cremona. Un homicidio que, como subrayó Forcellino, "nunca ocurrió". 

Otras quejas, en cambio, han sido sobre las fechas. Un ejemplo, hecho por el crítico Davide Turrini, remite a la mención de 1490 como el año en el que Leonardo realiza su aprendizaje en el estudio de Andrea del Verrocchio (Giancarlo Giannini), uno de los maestros de Leonardo. "No solo Leonardo estuvo en su taller entre 1468 y 1470, sino que además en 1490 Verrocchio ya había muerto desde hace dos años", afirmó Turrini, quien también recordó, citando al investigador Plinio Innocenzi, que "Leonardo era un nerd, no un aventurero".

Emérito cretino

Problema aún mayor, según el psicoanalista Luciano Casolari, está en el mensaje que la serie transmite de la figura de Leonardo, que es presentado como un hombre inseguro, lleno de dudas sobre sí mismo, y que no es dueño de su destino. "¿Por qué retratar a un genio como un emérito cretino? A mi parecer existe una razón […] la idea que los humanos obtengan sus virtudes y talentos por gracia recibida, y no por su esfuerzo y dedicación", opinó Casolari, al adjudicar esta tendencia a la cultura de los influencers. "Es un mensaje devastador para las nuevas generaciones", añadió, al señalar que, en cambio, Leonardo "obtuvo resultados extraordinarios gracias a un esfuerzo continuo, al estudio y a su determinación".

El peligro es que estas licencias históricas sean "malinterpretadas por el público" y que la gente se crea que la vida de Leonardo es "realmente la relatada por la serie", dijo por su parte Alessandro Vezzosi, considerado uno de los mayores expertos de Leonardo. Esto también porque en Italia la serie —fruto de una colaboración entre la RAI, France Télévisions, RTVE, Sony Pictures, entre otros— ha tenido un gran éxito. En concreto: un promedio de 6 millones de espectadores cada vez que un capítulo fue emitido, según los datos difundidos. 

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