SERIE

Crítica de 'El pájaro carpintero': la pistola y la Biblia

Crítica de 'El pájaro carpintero': la pistola y la Biblia

Crítica de 'El pájaro carpintero': la pistola y la Biblia / periodico

Quim Casas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Quizá sin un personaje tan al límite como el abolicionista y violento John Brown no habría comenzado la guerra civil estadounidense y no habría terminado la esclavitud. Quizá sin este personaje histriónico, turbulento, mesiánico y beligerante, Ethan Hawke no habría dado el salto a la televisión creando, escribiendo, produciendo e interpretando ‘El pájaro carpintero’, serie centrada en la agitada existencia de Brown, sus hijos y otros personajes inventados para la ficción.

Hawke y Mark Richard, cocreador de la serie, retratan al grupo de Brown como auténticos fanáticos: en una mano el revólver y en el otro, la Biblia. Brown creía firmemente que la única manera de acabar con la esclavitud era la lucha armada. En la primera secuencia del capítulo inicial, libera a un muchacho negro al que Brown le pone el nombre de Onion y le viste con ropa de chica. Onion se siente más secuestrado que liberado y sobre él, más que el propio Brown y su cohorte de abolicionistas bíblicos, recae el peso del relato.

El retrato de Brown que procura Hawke, que en algunos planos parece el Nick Nolte más exaltado de su época de decadencia, es en todo momento expansivo. Dispara, grita, tiene gestos primitivos y exaspera a sus amigos y enemigos con alaridos penetrantes en los que clama por el rey de reyes. No es en lo más mínimo un acercamiento neutro a una figura tan controvertida. Pero, además, la serie abunda en detalles cómicos (gags en bruto, acompañamiento musical que refuerza el ridículo de algunas situaciones, comicidad antes que épica en las escenas de acción) que desdramatiza en la medida de lo posible la tragedia de la esclavitud y el conflicto civil y militar entre el Norte y el Sur.

Brown, o Hawke, llega a sacar de quicio en muchas secuencias. Si ese era el objetivo del actor, lo consigue. El segundo episodio, en el que el personaje no aparece hasta el final, tiene por ello otro tono, más mesurado y más dramático. Cuando Brown desaparece, la serie parece otra.

No hay mezcla estilística en los realizadores elegidos, pero sí mixtura cultural y de género: dos afroamericanos (Albert Hughes y Kevin Hooks), una australiana (Kate Woods), una saudí (Haifaa Al-Mansour) y una neoyorquina blanca que se fogueó hace años en el departamento de cámara de ‘Haz lo que debas’ (Darnell Martin). Y atención a la aparición en el primer episodio de Charlie Sexton, guitarrista fiel de Bob Dylan.