CRÍTICA DE SERIE

Crítica de 'High fidelity': amor y música en el 2020

Starzplay estrena una remezcla femenina y progresista de la novela de Nick Hornby y la película de Stephen Frears

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Juan Manuel Freire

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'High fidelity', revisión femenina, racializada y filoqueer del libro de Nick Hornby y la película de Stephen Frears, no busca tanto abrir zanjas entre géneros como demostrarnos que en algunas cosas no importan sexo, raza ni orientación sexual. La nueva heroína no solo se llama como el viejo héroe, Rob (aquí diminutivo de Robyn), sino que puede ser igual de egoísta, esnob, arbitraria y, pese a todo eso, muy querible. Le duele el amor, le duelen las canciones. Lo segundo le gusta. 

Veronica West y Sarah Kucserka (tándem con créditos en 'Betty', 'Chicago Fire' o 'Bull') han modificado, sobre todo, el paisaje social y sexual, aquí menos heteronormativo. La variedad es la nueva normalidad. O una vieja normalidad que ahora puede tratarse como eso, como lo natural. Cuando Rob (estupenda Zoë Kravitz) hace un listado de sus cinco rupturas amorosas más memorables, las que se llevaría a una isla desierta, se cuela en la enumeración una mujer, la fría como el hielo Kat Monroe (Ivanna Sakhno), sin que Rob tenga que presentarse como bisexual, 'queer' o pansexual. Y sin que tenga que sonar 'I kissed a girl' en ninguna de sus dos versiones. 

Por otro lado, sus compañeros de tienda de discos, todavía llamada Championship Vinyl, no son dos hombres hetero, sino un ex que resultó ser gay y una enérgica diva negra que aspira a hacer música profesionalmente. Simon (David H. Holmes) puede encerrarse tanto en sí mismo como Rob, pero Cherise (Da'Vine Joy Randolph) casi gana al Jack Black de la película del 2000 en cuanto a pasión por la música y la vida.

La serie resulta más creíble al tocar la vida que la música. De acuerdo, esa disección que se marca Rob del 'Rumours' de Fleetwood Mac enamora a cualquiera, pero ¿realmente a una mujer negra que acaba de alcanzar la treintena le gustan los mismos grupos que a un hombre blanco de sesenta? La lista de artistas que se mencionan o suenan parece un sumario de la nostálgica revista 'Mojo'. Tampoco se entiende que los 'connoisseurs' de Championship Vinyl alucinen con el (imaginario) trovador emo-pop Liam Shawcross (Thomas Doherty), especie de analogía actual de Marie De Salle, cantautora interpretada en la película por, precisamente, Lisa Bonet, la madre de Kravitz.

Pero todo esto pueden ser pataletas superfluas de otro insoportable fan de la música. 'High fidelity' es una buena, por momentos muy buena, disección de las intersecciones entre el amor y la música. Cambian los tiempos, ya no hay 'mixtapes', solo 'playlists', pero ambos paraísos siguen siendo indivisibles.

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