CRÍTICA DE SERIE

Crítica de 'Podría destruirte': mirar de frente al trauma

La serie de Michaela Coel se ha afianzado en su recta final como un inteligente manual de defensa y supervivencia

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Juan Manuel Freire

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"Creía que iba sobre el consentimiento", dice Zain (Karan Gill) a Arabella (Michaela Coel) sobre la novela que ella está teniendo problemas para terminar y que ahora es una colección de 'post-its' pegados en las paredes. "Yo también", contesta la escritora. Hablan de un futuro libro, pero, en un giro metaficcional, podrían estar hablando de 'Podría destruirte', serie en la que Coel ha partido de un suceso muy concreto para elaborar una reflexión de alcance universal sobre abuso sexual, trauma, amistad, familia, memoria y, finalmente, curación o algo similar.

Ese suceso fue el abuso sexual que sufrió en enero del 2016, en los días en que escribía la segunda temporada de 'Chewing gum'. Una fatídica noche decidió apartar un rato el trabajo, salir de la oficina y tomar algo. Lo siguiente que recuerda es estar de nuevo ante la pantalla, sin saber cómo había vuelto. Y después empezaron los breves fogonazos de su violación.

Lo mismo contaba el primer episodio de 'Podría destruirte', aunque cambiando a Coel por una escritora 'famosa en Twitter' y con algún problema extra de autodisciplina. En el segundo, Arabella trataba de aclarar su elipsis a través de sus amigos, Terry (Weruche Opia) y Kwame (Paapa Essiedu), pero la serie no iba a ser solo sobre el consentimiento ni se va a quedar en un '¿quién me hizo aquello?'.

Durante sus últimas diez entregas, 'Podría destruirte' no ha dejado de expandir su campo de acción temático; redefinido los temas que se pueden explorar en televisión y cómo se pueden explorar, dinamitado con alegría las convencionales tonales y narrativas… Uno empezaba cada episodio con inquietud, sin saber qué iba a ver. Y seguía su flujo sin tener dónde agarrarse, trastocado por la potencia emocional, aliviado por los golpes de humor inevitables en Coel e impelido a la reflexión por una forma de abordar cuestiones candentes que no admitía el binarismo.

En el mundo de 'Podría destruirte', dos cosas contrarias pueden ser verdad al mismo tiempo, y las zonas grises superan en extensión geográfica a las blancas o negras. La víctima puede convertirse en opresor; seguir adelante tras sufrir un trauma es posible, pero ese camino abierto ante ti no tiene banda sonora de fanfarrias celestiales. En lugar de un manifiesto, Coel propone una conversación, quizá una conversación consigo misma que luego ha compartido con todos.

Durante toda su vida, Arabella (quién sabe si Michaela) ha sobrevivido a toda clase de agresiones a través de la disonancia cognitiva: excluyendo o modificando la información no agradable. Si alguna lección puede extraerse de esta serie nada aleccionadora, es que afrontar la verdad es el único camino hacia la entereza.   

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