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Crítica de 'Central Park': pequeñas inyecciones de felicidad

La nueva serie del creador de 'Bob's Burgers' es una reparadora comedia musical sobre una familia que vive en el famoso parque

Central Park

Central Park / periodico

Juan Manuel Freire

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¿En qué pensaban los ejecutivos de Fox cuando rechazaron 'Central Park'? Rara forma de agradecer a Loren Bouchard los servicios prestados durante diez temporadas al frente de 'Bob's Burgers', serie animada de culto que desde el 2012 ha sido regularmente nominada al Emmy (ha ganado dos veces: 2014 y 2017).

'Central Park', al final original de Apple, lleva además al extremo uno de los elementos más queridos de 'Bob's Burgers': su componente musical. En aquella serie los personajes sabían convertir cualquier tema cotidiano en canciones. Y grandes canciones, además, como el himno de autoafirmación 'I do', 'Bad stuff happens in the bathroom' (busquen la versión de The National y Låpsley) o el hit 'queer' navideño 'Twinkly lights'. Esa clase de canción de broma que es, en realidad, algo muy serio; un lujo al alcance de pocos, como Flight Of The Conchords o el recientemente fallecido Adam Schlesinger, coautor de más de 150 canciones para 'Crazy ex-girlfriend'.

Precisamente Frank Ciampi, compositor en dicha serie, es el productor musical de 'Central Park', casi menos una sitcom con canciones que un musical con bromas. Bouchard lo ha concebido con Nora Smith, aliada principal en 'Bob's Burgers', y el actor con dotes musicales Josh Gad, conocido como la voz del muñeco de nieve Olaf de 'Frozen'. El propio Gad nos introduce en el primer episodio, en el papel de trovador-narrador, en el mundo de la serie, aunque los personajes acaban presentándose a sí mismos en un gran número de grupo.

En el centro de 'Central Park' están los Tillerman, tan encantadores como los Belcher de 'Bob's Burgers'. El padre, Owen (Leslie Odom Jr.), es el supervisor del parque y principal defensor de las maravillas del lugar. Su esposa Paige (Kathryn Hahn) trabaja como reportera de un diario local y hasta ahora le ha tocado cubrir lo hiperlocal. Tienen dos hijos birraciales: Molly (Kristen Bell), gran dibujante que se retrata a sí misma como superheroína y el más pequeño Cole (Titus Burgess), enamorado (casi románticamente) del perro de una malvada heredera hotelera, Bitsy Brandenham (¡Stanley Tucci!), que quiere convertir el parque en bloques de apartamentos. 

Tanto los héroes como sus rivales entonan canciones a la vez bromistas y sinceras, esto último sobre todo si cantan los buenos. 'Poops I'll pick it up', canción sobre las dudas de Cole sobre si quedarse o no al perro robado, deslumbra sobre todo con sus fugas rap/R&B al estilo 'Hamilton'. Y cuidado con el tema 'roller disco' ('Do it while you can') del final del segundo capítulo, unb himno comunal con la firma de Brent Knopf, prodigio indie (Menomena, Ramona Falls, EL VY) que ya arregló temas para un episodio navideño de 'Bob's Burgers'. También componen temas Sara BareillesCyndi Lauper o Teddy Sinclair (Natalia Kills).

Como ya pasaba con 'Bob's Burgers', es fácil acabar cada episodio con una extraña sensación de bienestar, con más confianza en la especie humana y ganas de abrazar al prójimo. A nadie le amarga, menos en estos días raros, algo de calor humano, y no está de más recordar a qué sabe la tolerancia. Una serie como esta, sencillamente, hacía falta.