SERIE DE NETFLIX

'The Eddy': cuando la vida es jazz

El director Damien Chazelle y el guionista Jack Thorne ofrecen un auténtico festival musical en 'The Eddy', serie de Netflix de vocación naturalista sobre un club de jazz de París

Un fotograma de la serie 'The Eddy'

Un fotograma de la serie 'The Eddy' / periodico

Quim Casas

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El protagonista de la serie de Netflix ‘The Eddy’ es Elliot Udo, un espléndido pianista neoyorquino que se ha refugiado en París tras la muerte de su hijo, dirige una banda de jazz y ha abierto con su amigo Farid el club que da título a la serie. Ahora es incapaz de tocar el piano y de amar. Cualquiera de las dos cosas le recuerda a su hijo fallecido.

Encarnado por André Holland –actor que, pese a intervenir en la película ‘Moonlight’, se ha hecho grande en la televisión con ‘The knick’, ‘American horror story’ y ‘Castle Rock’–, Elliot es un personaje 100% de Damien Chazelle, tan atormentado, sieso y poco empático como los protagonistas de ‘Whiplash’, ‘La ciudad de las estrellas (La La Land)’ y ‘First Man (El primer hombre)’.

Pero esta no es una serie ideada por Chazelle, sino un proyecto que parece haber sido concebido por otros a su medida. Y no solo por las características del personaje principal, sino por la importancia de la música como eje sobre el que giran la mayoría de acontecimientos.

Esto ocurría en ‘Whiplash’, protagonizada por un joven batería que consigue romper ataduras con su despótico profesor. En ‘La La Land’, en la que Ryan Gosling también interpreta a un cariacontecido pianista de jazz. Incluso podríamos remontarnos al guion de Chazelle para ‘Grand piano’, producción española realizada por Eugenio Mira en la que el protagonista es un virtuoso del piano amenazado en plena actuación. No olvidemos que Chazelle fue batería de jazz antes de hacer cine.

El proyecto era muy apetecible. Recuperar, en la época actual, la historia de los 'jazzmen' estadounidenses de los años 40 y 50 que encontraron refugio en París cuando nadie les hacia caso en su país: Miles Davis, Sidney Bechet, Kenny Clarke, Bud Powell, Dexter Gordon y muchos más. Algunos se fueron a la capital francesa porque tenían más oportunidades de grabar. O por cuestiones de segregación racial.

Elliot, también de raza negra, está en París por otro motivo, para escapar de los traumas de un pasado reciente. Pero en la serie se enfrenta a una vorágine de estrés y autodestrucción. Sus relaciones son complejas o desquiciadas: con su hija adolescente recién llegada a París, Julie; con la cantante de su banda, Maja; con el resto del grupo, la viuda de su amigo Farid, la mafia y la policía. Las actuaciones en el club son, en algunos casos, un bálsamo para tantos problemas.

Chazelle, productor ejecutivo de la serie y director de los dos primeros episodios, ha planteado ‘The Eddy’ como una sucesión de variaciones e improvisaciones que marcan los tiempos del relato. Cada capítulo lleva por título el nombre de uno de los personajes menos el último, que se titula simplemente ‘The Eddy’, en homenaje al club. Esta es otra de las mejores ideas de la serie, convertir esta pequeña cava de jazz en el epicentro del relato. La televisión estadounidense de la era clásica lo hizo en vibrantes series 'noir' como ‘Johnny Staccato’ y ‘Peter Gunn’. En el cine hay casos notorios como ‘Cotton Club’ y ‘Kansas City’.

Detrás de ‘The Eddy’ está primero el productor y compositor Glen Ballard, cuyos créditos incluyen discos de Michael Jackson, Van Halen, Aerosmith, Teddy Pendergrass y Alanis Morissette. Poco jazz, desde luego, pero los temas que ha compuesto para ‘The Eddy’ son una remodelación perfecta del be bop clásico y el jazz vocal. De hecho, una estrella de la música 'mainstream' que quiere contratar a Maja para su banda define la música de Elliot como bop pop.

Ballard ideó el concepto original y se lo pasó a Alan Poul, productor y realizador de ‘A dos metros bajo tierra’ y The newsroom’. Poul vio inmediatamente que el material era idóneo para Chazelle, así que contactó con este y el guionista Jack Thorne para desarrollarlo.

Thorne es el cuarto vértice del cuadrilátero. Guionista de la serie ‘This is England’, creador de ‘La materia oscura’ y autor de la obra teatral ‘Harry Potter y el legado maldito’, Thorne no ha dado solamente una sólida estructura a las peripecias vivenciales y musicales de tantos personajes. Recalca, sobre todo, que escribió unos diálogos fluidos acordes con la improvisación en el jazz. Las conversaciones y los acordes son lo mismo.

Thorne y Chazelle decidieron que la mayoría de secuencias de actuaciones en el club serían largas, y eso les llevó a escoger a músicos auténticos para interpretar a los personajes. Habría resultado muy difícil mantener en secuencias tan extensas a actores haciendo ver que tocan. Ello le da, si cabe, más autenticidad a la propuesta.

Actuaciones ensayadas e improvisadas

Joanna Kulig, protagonista del filme polaco ‘Cold war’, encarna a Maja. Es tan buena cantante como actriz. Pero el resto de componentes de The Eddy Band debutan –y lo hacen muy bien– frente a la cámara: el contrabajista Damian Nueva Cortes, el trompetista Ludovic Louis, el saxo Joweel Omicil y la baterista Lada Obradovic.

El sexto miembro, el pianista Randy Kerber, tiene más recorrido cinematográfico, aunque no como actor: ha tocado el piano en las bandas sonoras de ‘Forrest Gump’ y ‘El irlandés’, realizó las orquestaciones de ‘Han Solo: una historia de Star Wars’ y fue nominado al Oscar como miembro del equipo musical de ‘El color púrpura’.

En el primer episodio también desfilan por el escenario de ‘The Eddy’ The Josiah Woodson Quintet y el cuarteto de Robby Marshall, saxofonista que ha tocado con Cassandra Wilson y Hugh Laurie. En los últimos, tras una serie de disputas personales que dejan fuera del grupo a su batería original, participa también Louis Moutin, batería y compositor parisino que ha colaborado con Martial Solal y Lee Konitz, y lidera el Moutin Factory Quintet.

Añadamos el concurso de Benjamin Biolay en el papel del propietario del sello discográfico para el que quiere grabar el grupo de Elliot, y la participación, en la brillante secuencia de la fiesta tras un funeral, de 'jazzmen' franceses como Philippe Slominski (veterano trompetista cuyos servicios han sido requeridos por Paul Simon, Charles Aznavour, Cheb Khaled y Michel Legrand), Éric Mula, Vincent Payel o Raphaël Martin.

Un auténtico festival jazzístico en el que son tan importantes las actuaciones ensayadas como las improvisaciones en las que Chazelle parece decirles a sus músicos/actores que hagan lo que quieran. Los momentos más entrañables, espontáneos y sentidos de ‘The Eddy’ llegan cuando el joven marroquí que trabaja en el club improvisa una canción con su abuela, cuando Damian Nueva se suelta con un tema antillano en un bar o en ese momento, aún jovial, aún luminoso, en el que Elliot y Farid tocan el piano y la trompeta en absoluta intimidad.

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