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Crítica de 'Hightown': un 'thriller' con otra clase de heroína

El nuevo drama criminal de Starzplay cuenta con una excelente Monica Raymund como policía autodestructiva

Hightown

Hightown / periodico

Juan Manuel Freire

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El policía autodestructivo es una figura familiar en televisión, pero no tanto la policía autodestructiva, y menos si además es lesbiana y tiene raíces latinas. Que la heroína de 'Hightown' sea todas esas cosas es una decisión progresista de la creadora Rebecca Cutter, igual que situar la acción en un paraíso LGTBIQ como Provincetown, en Cabo Cod, cerca de Boston. Para no ahuyentar a según qué espectadores, sea como sea, en la serie también han metido a un poli autodestructivo de toda la vida; enamorado de una stripper, como T-Pain. Pero aquí hasta el estereotipo tiene matices.

Presentemos antes a la novedosa protagonista, Jackie Quiñones (excelente Monica Raymund). Poli con placa y pistola, pero poli de pesca, agente del Servicio Nacional de Pesca Marina. Su vida es una constante huida hacia ninguna parte. Dejó marchar su única relación seria y llena el vacío con alcohol, cocaína y sexo sin ataduras. Una noche, mientras su último ligue duerme, descubre en la playa el cadáver de una chica.

Ella no conoce a la pobre Sherry, pero sí el espectador, ya que ha presenciado su asesinato al principio de la serie. También la conoce el policía estatal Ray Abruzzo (James Badge Dale), quien contaba con esta adicta al fentanilo como informante. Jackie se obsesiona con el caso; resolverlo es su forma de buscar redención, de reconocer que tiene problemas de adicción y hacer algo con su vida. Ray prefiere no tenerla como aliada, aunque él mismo no sea ningún modelo de conducta. Prueba número mil: su creciente acercamiento a la citada stripper, Renee (Riley Voelkel), madre del hijo de un capo de los opioides, Frankie Cuevas (Amaury Nolasco), que ahora lanza ultimátums desde la cárcel.

'Hightown' es una producción del rey del 'blockbuster' Jerry Bruckheimer, conocido en televisión por la franquicia 'CSI', 'Sin rastro' y 'Caso abierto'. Aquí defiende características de una narrativa adulta (ritmo casi reposado, dirección poco chillona, personajes tridimensionales) sin renunciar a los escalofríos lucrativos de la violencia y el sexo, un sexo inusualmente libre e igualitario, por otro lado.

En alguna ocasión, el escalofrío llega a través de la forma. Los dos primeros episodios están realmente bien dirigidos por Rachel Morrison (nominada al Oscar a la mejor fotografía por 'Mudbound'), quien logra electrizar sobre todo con la escena del accidente que catapulta literalmente a Jackie a otra etapa de su vida. La releva en el tercer episodio el veterano Michael Offer, solvente pero algo más convencional en sus decisiones. Incluso entonces, 'Hightown' sigue siendo un thriller atractivo, con pequeños detalles que marcan la diferencia en personajes, perspectivas, ambientación y planteamiento de situaciones.