TÓMATELO EN SERIE

Crítica de 'The Eddy': la vida es música y viceversa

La serie creada por Jack Thorne y dirigida por Damien Chazelle es un drama urbano con el sentimiento vívido del jazz

Un fotograma de 'The Eddy'

Un fotograma de 'The Eddy'

Juan Manuel Freire

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En los créditos de 'The Eddy' se puede leer, en francés, "creada por Jack Thorne", pero el prolífico y talentoso guionista debe de haber prestado atención a las sugerencias de Damien Chazelle, director de los dos primeros episodios y productor ejecutivo. Como sus celebradas 'Whiplash' y 'La ciudad de las estrellas (La La Land)', esta miniserie está bañada en vibraciones jazz e incluye entre sus preocupaciones el coste personal de la búsqueda de la excelencia; de anteponer el arte a los sentimientos.  

El paisaje no es Nueva York ni Hollywood, sino el XII Distrito de París, donde el pianista estadounidense Elliot (André Holland) y el trompetista árabe Farid (Tahar Rahim) luchan por mantener abierto el club de jazz del título. El primero lidera la banda residente, en la que canta su novia de ida y vuelta, Maja (Joanna Kulig), detalle capaz de convertir cualquier corrección, o, peor, crítica feroz, en algo personal. El segundo, encargado de las cuentas, ha hecho negocios turbios y dejado a deber a la gente inapropiada. Por si lidiar con todo esto no fuera suficiente, Elliot ha de vigilar los movimientos de su díscola hija adolescente, Julie (Amandla Stenberg), recién llegada a la ciudad para formarse en un colegio internacional.

'The Eddy' no es una serie que se pliegue a la tenebrista pulcritud de mucha producción de supuesto prestigio. Sí, a menudo se mueve en la oscuridad, en la noche, pero lo hace a su propio ritmo, dejando que los personajes respiren verdad y buscando un fluir orgánico para el desarrollo de las situaciones. Que la serie esté hablada en inglés, francés y árabe, sin predominancia clara, ayuda a crear sensación de sumersión. La cámara se mueve, y mucho, y lo que resultará familiar para un devoto de los Dardenne podría llegar a ser incómodo para el espectador no precavido. Es un estilo visual coherente con el ambiente musical de la serie; como el jazz, no es en realidad caótico, desordenado ni anárquico, entre otras cosas porque el montador inicial es Guy Lecorne, habitual de Claire Denis

Muchas ficciones audiovisuales están cargadas de música, pero en pocas cumplen realmente una función narrativa. En 'The Eddy', las canciones (en su mayoría compuestas para la ocasión por el megaproductor Glen Ballard) parecen tan importantes como los problemas personales, laborales o criminales de Elliot, Julie, Maja y el resto del dramatis personae; canciones y vidas se reflejan, comentan y retroalimentan. Este cronista solo ha tenido permiso para escuchar media cara de este disco, pero piensa llegar hasta el último corte en cuanto pueda.