TÓMATELO EN SERIE

Crítica de 'Better call Saul' (T5): tensa y brillante antesala del fin

La penúltima temporada del 'spin-off' de 'Breaking bad' ha sido una nueva clase magistral a todos los niveles

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Juan Manuel Freire

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En su quinta y seguramente mejor temporada, 'Better call Saul' ha vuelto a confirmar que se puede hacer un 'spin-off' a la altura de una serie madre clásica. Solo hace falta ser Vince Gilligan y Peter Gould, creadores brillantes que, bien acompañados por equipo curtido en 'Breaking bad', han sabido extender un insigne material de base sin caer en la simple repetición de aciertos, buscando una sensibilidad diferente, llena del desencanto de la mediana edad.

Aunque no es la temporada final, solo la penúltima, esta recta de 'Better call Saul' ha sabido a principio de largo clímax. Al fin y al cabo, la serie nació como respuesta a la pregunta "¿cómo se convirtió Jimmy McGill en Saul Goodman?", y ya en el primero de estos nuevos capítulos, 'El Hombre Mago', vimos al actor <strong>Bob Odenkirk</strong> estrenando las estrambóticas maneras de Saul, único abogado criminalista que se atrevería a captar clientes haciendo descuentos del 50% en delitos no violentos.  

Por otro lado, ha sido también importante la evolución de su compañera Kim (Rhea Seehorn), a la que creíamos capaz de saltarse la moralidad, pero no hasta niveles semejantes y no necesariamente con el empujón de Jimmy/Saul. Cuando se siente culpable por el probable desahucio del anciano Everett Acker (Barry Corbin) a instancias del banco regional Mesa Verde, recluta a su novio para que le eche un cable. Jimmy, por supuesto, se excede en sus responsabilidades, lo que propicia una inesperada boda por motivos puramente profesionales.

Si en anteriores temporadas, la trama legal de Jimmy y Kim discurría casi en paralelo a la del narcotráfico, la de Mike (Jonathan Banks), Gus (Giancarlo Exposito) y Nacho (Michael Mando), en esta ocasión ambos caminos se han cruzado de forma extensa e intensa. Jimmy se ha convertido en 'amigo del cartel' de Lalo Salamanca (Tony Dalton), el villano más terroríficamente risueño de la tele actual. Esa posición significa importantes ingresos… a un alto coste. Cuando Jimmy es enviado al desierto para recoger los 7 millones de dólares de la fianza de Lalo, acaba atrapado en una emboscada y con una pistola en la frente.

La matanza posterior, demostración de las habilidades de Mike como francotirador, remite a los momentos más explosivos de 'Breaking bad'. Pero 'Better call Saul' puede extraer también la tensión más exquisita de una serie de planos estáticos: recordemos, sobre todo, ese diálogo en el que Lalo, poco después de tocar a la puerta de Jimmy y Kim (ahora no es Walter, sino Lalo, el que llama), exige a su abogado que le cuente una y otra vez qué le pasó cuando fue a recoger el dinero. Al final es Kim quien evita el baño de sangre.

Todo en 'Better call Saul' es de una excelencia casi insolente, de sus guiones a sus metáforas visuales, de su cuidada fotografía (expresiva y razonada incluso cuando más oscura) a ese montaje siempre basado en la paciencia y la precisión. En todo momento tienes la seguridad de estar en buenas manos; de estar observando el resultado del trabajo concienzudo de los mejores en su campo. No esperemos al verdadero final para defenderla como lo que ya lleva años siendo: una obra maestra.