ESTRENO

Crítica de 'Ozark' (T3): estupendo manual para ser un desalmado en familia

En la nueva temporada de la serie nadie tiene escrúpulos, no hay héroes ni antihéroes

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Quim Casas

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Todo es siempre una cuestión de dinero. En el episodio inicial de 'Ozark', estupenda serie con drama familiar, peripecia criminal y relato de narcotráfico, su protagonista principal, Marty Byrde, aseguraba que la mitad de los adultos estadounidenses tienen más deudas que ahorros, es decir, la nulidad del sistema capitalista. Pero eso ya lo sabíamos. En aquel primer episodio, los creadores de la serie aportaban a través del pensamiento de Marty otra reflexión más personal: "El dinero no es la tranquilidad ni la felicidad. El dinero es, en esencia, la medida de las elecciones de un hombre".

Todas las que toman Marty y su esposa Wendy son discutibles, sobre todo en esta tercera temporada. El contable de Chicago que se puso a blanquear dinero del narcotráfico es ahora el responsable del Missouri Bell Casino, un barco anclado en el río en el que la gente juega a las cartas y las tragaperras. Orzak es ya su hábitat natural, aunque en el primer capítulo de esta nueva temporada Wendy, cuando va a Chicago para cerrar un negocio, no puede evitar volver a su antigua casa. Parece una situación similar a la del reciente largometraje 'Hogar', con Wendy repasando los objetos de los actuales inquilinos. Pero cuando se va, deja señales voluntarias: pone un cuadro al revés y devuelve la llave. Fin de una época. Nunca volverá allí.

El inicio de cada episodio es muy violento: un atentado perpetrado por un sicario de los narcos en plena guerra de cárteles, un profesor de instituto que destruye los móviles de todos sus alumnos y golpea salvajemente a un pobre empleado… El profesor es un personaje de nuevo cuño, el hermano de Wendy, que proporcionará a partir de ahora un contrapunto al desquiciamiento general de la serie.

Porque además de regentar el casino y blanquear dinero para una organización criminal, Marty y Wendy desconfían el uno del otro. Nadie tiene escrúpulos en 'Orzak'. No hay ni héroes ni antihéroes. La serie es un perfecto aprendizaje de cómo ser desalmado. Marty sabotea todo lo que hace su esposa y soborna a una psiquiatra cuando realizan las sesiones de terapia de pareja. Wendy, por su parte, engaña y extorsiona a los propietarios de otro casino fluvial para quedárselo.

Laura Linney está espléndida en un personaje que recuerda, en ciertos matices, a la particular Lady Macbeth que interpretó en 'Mystic river'. Jason Bateman, también productor ejecutivo de la serie y director de varios episodios, ya ha consolidado su vena dramática tras tantos años de comediante.