CRÍTICA DE SERIE

'Rétame': el 'thriller' sobre sororidad y rivalidad entre animadoras que salva diez horas de encierro

Llega a Netflix la adaptación de una de las mejores novelas de la gran escritora criminal Megan Abbott

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Juan Manuel Freire

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Tras una primera ristra de libros en la mejor tradición 'hardboiled', <strong>Megan Abbott</strong> se especializó, desde principios de la década pasada, en 'psycho-thrillers' protagonizados por mujeres adolescentes o jóvenes: novelas tan memorables, pero misteriosamente todavía inéditas en España, como 'Dare me', 'The fever' o la reciente 'Give me your hand', en las que explora las profundidades y ambigüedades de las relaciones femeninas en esos años en que tratamos de averiguar quiénes somos y quiénes queremos ser.

La primera de las citadas, una historia de sororidad y rivalidad, traición y deseo en el universo de las animadoras, llegará como libro electrónico el 2 de abril (edita Nube De Tinta), pero antes de eso, este viernes, nos llega vía Netflix la adaptación en formato serie. Es una producción original de USA Network (la cadena de 'Suits' o 'Mr. Robot'), que dio luz verde al proyecto después de que HBO pasara del mismo para concentrarse en 'Euphoria', otra serie sobre el lado oscuro de la juventud.

Para saber en qué consiste 'Rétame', solo hay que pensar en una 'Euphoria' trasladada al paisaje geográfico y humano de la celebrada docuserie sobre animadoras (y animadores) 'Cheer'. La acción se desarrolla en una pequeña ciudad del Medio Oeste estadounidense bastante abandonada, donde ya no se oye ni el runrún de la antigua fábrica de neumáticos. Los tres personajes principales son Beth Cassidy (Marlo Kelly), la capitana del equipo de animadoras del instituto de Sutton Grove; su fiel teniente Addy Hanlon (Herizen Guardiola), y una entrenadora de barbilla alta y espalda recta, Colette French (Willa Fitzgerald), que con solo dirigirte una sonrisa fugaz puede validar tu entera existencia.

El juego de promesas y lealtades entre ellas acaba, claro, en crimen, como ya se avisa en el agitado prólogo de la serie, sin acabarse de explicar las circunstancias. Antes de saber qué pasó, hay que saber el porqué: cómo vio Beth arruinado su reinado; cómo empezó Addy a debatirse entre la lealtad hacia su amiga y su obsesión por Colette; cómo esta parece absorber energía de sus alumnas cual Elizabeth Bathory, aquella condesa húngara del siglo XVI que bebía sangre de vírgenes para buscar la eterna juventud.

Más allá de sus adictivas tramas, en la obra de Abbott destaca una prosa rítmica de efectos hipnóticos; el uso embrujador de la voz interna del narrador. En esta adaptación, codesarrollada por la escritora, se citan literalmente partes concretas de la novela y se buscan sus sensaciones embriagadoras a través de imágenes sensuales, un montaje flotante o el uso (más bien abuso) de la música. Vamos a ser algo cenizos y a lanzar el sempiterno "el libro era mejor", pero vamos a ser también positivos y a decir que al menos es un buen intento.

A nadie le amarga un 'psycho-thriller' más que decente sobre animadoras que harían cualquier cosa por mantener su reinado o escapar del tedio. En tiempos de confinamiento, estas diez horas de vídeos robados, baños de hielo, puñaladas traperas y sexo furtivo son casi una bendición.