CRÍTICA DE SERIE

'La amiga estupenda: Un mal nombre', crónica de una amistad

La segunda temporada muestra como las dos protagonistas se casan y encaran el terrible patriarcado de maneras diferentes

zentauroepp52168271 icult series freire200207001104

zentauroepp52168271 icult series freire200207001104 / periodico

QUIM CASAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La segunda temporada de 'La amiga estupenda' se centra en 'Un mal nombre', el segundo libro de la saga que la escritora Elena Ferrante ha dedicado a la relación entre dos amigas, Elena –apodada Lenù– y Lina, en Italia desde los años 50 hasta la actualidad. La saga literaria se titula 'Dos amigas', y nada puede ser más explícito como este título: todo gira en torno a ellas dos, aunque el punto de vista sea el de Elena, que en el episodio inicial de la primera temporada de la serie comienza a recordar todo lo acontecido en su vida.

Ferrante, seudónimo tras el que se escuda una escritora de la que no se tienen más referencias, y que participa en los guiones de la serie vía correo electrónico, ha trazado un retrato amplio de la Italia de las últimas cinco o seis décadas. El director Saverio Costanzo y Paolo Sorrentino (autor de otro éxito catódico italiano, 'The new pope', aquí en tareas de productor), han logrado lo que podríamos denominar una serie mainstream de calidad, popular y a la vez con cierto sello autoral.

Lo que sigue discutiéndose es la reconstrucción de estudio demasiado evidente de un barrio humilde de Nápoles en los 60 –la barriada es protagonista excepcional del relato–, allí donde los personajes entran y salen de la mediocridad o inoperancia de sus rutinarias existencias. La relativa inocencia infantil de la primera temporada se ha perdido. Lina está casada con Stefano, un tipo al que no quiere, machista y violento, que no entiende otra forma de relacionarse. Elena está con Antonio, a quien ama con dudas razonables. Las respectivas familias, sobre todo los padres, son cómplices en la ejecución de ese terrible patriarcado que afecta a ambas de forma diferente.

Pese a algunos momentos de distensión y de aprecio mutuo -entre ellas dos, entre Lina y su hermano y la novia de éste–, esta segunda temporada de 'La amiga estupenda' sigue siendo muy tensa y dramática. Elena y Lina sufren los envites de la época que les toca vivir de manera lacerante. Cada una lo encara como puede.

El primer capítulo es ejemplar. Elena y Antonio están besándose. Ella empieza a desvestirse pero él no quiere tener sexo hasta que no estén casados. Eso sí, le insta a masturbarle. Casi al mismo tiempo, Lina contempla la imagen deformada, casi monstruosa, de Stefano detrás del cristal esmerilado del baño. Es la noche de bodas. Ella no quiere hacer el amor. Él la fuerza y la pega. Dos situaciones en apariencia distintas. Una misma e infinita insatisfacción y desconfianza en la especie masculina.