ENTREVISTA

Steve Pemberton ('Inside No. 9'): "El humor y el terror son cosas similares"

Hablamos con el cocreador de la serie de culto 'Inside no. 9', cuya quinta temporada llega el martes a Filmin

Steve Pemberton, en el CCCB

Steve Pemberton, en el CCCB / periodico

Juan Manuel Freire

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Sin Steve Pemberton, la televisión británica de este siglo habría sido mucho más aburrida y, desde luego, menos perversa. Revelado como parte de la troupe cómica The League Of Gentlemen (de la que también salió Mark Gatiss, guionista de 'Sherlock' o 'Drácula'), Pemberton pasó a cocrear series como 'The League of Gentlemen', 'Psychoville' y la especialmente memorable 'Inside No. 9', antología de historias oscuramente cómicas cuya quinta temporada llega a Filmin mañana, día 4. Entrevista en el marco del Serielizados Fest.

Muchas historias de 'Inside No. 9' abrazan con convicción el terror. Viendo su caso o el de Jordan Peele, se diría que los cómicos entienden muy bien ese género. ¿Cuál es la conexión entre humor y terror?

Ya desde los días de 'The League of Gentlemen' uníamos el amor por la comedia grotesca y nuestra afición al terror. En una película de terror, vas construyendo la tensión y después haces que se libere con un susto. La comedia funciona igual: vas construyendo algo hasta llegar a una gran risa. Calculas tiempos para que esa liberación sea lo más espectacular posible. El humor y el terror parecen opuestos, pero son similares. 

Su forma de combinarlos puede desestabilizar. Por ejemplo, el clásico 'Sardinas' no es tanto una comedia de terror como una comedia con final genuinamente terrorífico.

Siempre me han gustado las películas que te dejan realmente tocado, en lugar de asustarte solo tibiamente, o hacerte reír con algo terrorífico. Entre mis películas de terror favoritas están 'Amenaza en la sombra' y 'El hombre de mimbre', cuyos finales me dejaron en vela durante días. Puestos a acabar de forma terrorífica, como en 'Sardinas' o 'El diablo de la Navidad', acabemos de forma realmente terrorífica. Hemos creado nuestro propio género, en cierto modo. Tenemos nuestras propias reglas. 

Y precisamente eso es lo que ha creado el culto alrededor de 'Inside no. 9': la sensación de no saber dónde empezarás ni acabarás.

Desde luego, el público responde a eso. Un caso interesante, creo, es 'El enigma de la esfinge'. Empieza como una comedia costumbrista sobre un hombre que enseña a una mujer como hacer un crucigrama críptico, pero acaba como una terrible tragedia griega. ¡En cuestión de media hora sondamos los límites de la depravación! (risas).

¿Cuándo empezaron a diseñar 'Inside No. 9', tenían alguna antología en particular en mente? A veces parece una versión, si cabe, más juguetona e irónica de 'Misterio', de la Hammer.

'Misterio' fue una gran influencia; me encanta esa serie. También 'Tales of the unexpected'. Pero 'Inside no. 9' fue, sobre todo, una reacción a 'Psychoville', una serie que contaba una historia complicada y tenía muchos personajes. Quería volver a técnicas narrativas más sencillas y a la clase de serie que parecía haber desaparecido de la tele, la obra de un acto, en la que tenías arranque, nudo y desenlace en una sola entrega breve. 

Los episodios son de media hora y no cincuenta minutos o una hora. ¿Devotos de la depuración?Absolutamente. Tuvimos la oportunidad de hacer episodios más largos y no quisimos. Me atrae mucho la disciplina que conlleva hacer episodios de media hora. Cuando tengo que ver seis episodios de una hora sobre una sola historia, tiendo a cansarme. En el cuarto episodio empiezan a rellenar, a rellenar. En 'Inside no. 9', en solo media hora te damos los giros, las risas y el terror que muchas series te dan en seis horas.

En apariencia, usted y [el cocreador/coguionista] Reece Shearsmith diseñan la estructura y el argumento de cada capítulo a conciencia antes de empezar a escribir.

Lo primero que hacemos es hablar durante días sobre diferentes ideas, y tratamos de centrarnos en algo, a ser posible distinto a lo último que hemos escrito. Si hemos hecho un thriller psicológico, después toca una comedia absurda. Cuando ya hemos decidido la idea, escribimos una primera versión del guion en solo una semana o diez días. Somos muy disciplinados. A veces no sabemos cómo acabará la historia. Es algo que puede saberse durante el proceso de escritura y que puede obligar a reescribir todo lo que tienes hecho.

"Con las series de seis episodios de una hora, tiendo a cansarme: en el cuarto ya hay relleno"

Sin caer en muchos 'spoilers', ¿qué podemos esperar de la quinta temporada?

Tenemos escenarios muy diferentes. El primer capítulo se desarrolla en el vestuario de un árbitro, por ejemplo. Es interesante cuando una historia parte de una localización tan concreta, pero muchas veces partimos de una casa de lo más normal: ¿qué pasa en casa del vecino? ¿Qué pasa en la casa del final de la calle? Hay shocks y giros y diferentes estilos narrativos. No hay un episodio igual al otro. 

De nuevo, parecen haber reunido a un gran reparto. La serie es casi un rito iniciático para los actores británicos. 

En Reino Unido tenemos muchos actores increíbles, gente igual de capacitada para el drama y la comedia. Derek Jacobi parece el tipo más serio del mundo, pero después te fijas en su mirada y puede surgir un brillo que indica lo contrario. Hemos tenido la suerte de trabajar con clásicos como él o David Warner. Pero también nos gusta descubrir a nuevos talentos. Tuvimos a Daniel Kaaluya [protagonista de 'Déjame salir'] en 'Psychoville' y ha sido genial verle ascender. 

Hay un director catalán, Guillem Morales, que lleva ya dirigidos siete capítulos de 'Inside no. 9'. ¿Cómo le conocieron?

Después de la primera temporada, no pudimos trabajar con David Kerr, que se había encargado de la serie al completo. Así que decidimos emplear a nuevos talentos. Guillem fue uno de ellos. Yo acababa de ver 'Los ojos de Julia' y me había gustado, pero tampoco sabía si encajaría en este proyecto: ¿sabría conectar con estos guiones tan ingleses? Pero en cuanto empezamos a hablar nos caímos bien y vimos que entendía completamente nuestro humor, nuestro drama, nuestro terror… Dirigió dos episodios brillantes en la segunda temporada y quisimos seguir con él. Guillem es muy serio y, a la vez, muy abierto trabajando.