'The new Pope', el Vaticano según Sorrentino
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
En 'The young pope' (2016), la primera cruzada catódica de Paolo Sorrentino contra el Vaticano, Pio XIII (Jude Law) comparaba a los homosexuales con los pedófilos. Pero además de joven y muy deseable, aquel papa acabó siendo idolatrado por las masas católicas. En el último episodio sufría un ataque en plena homilía. ¿Qué nos depara el director de La gran belleza en esta continuación?
Aunque parece evidente por el título, 'The new pope', para llegar a este nuevo papa deben pasar un par de episodios, necesarios para explicar los entresijos de la Iglesia. Pio XIII está en coma. Repiten Javier Cámara como el cardenal Gutiérrez, quien sufrió abusos sexuales cuando era niño, y Silvio Orlando como el manipulador Voiello, secretario de Estado del Vaticano, quien por las noches se entretiene con un videojuego en el que unos sicarios disparan contra sacerdotes.
En la primera y erótica escena de 'The new pope', una monja joven limpia con una esponja el cuerpo inerte y desnudo de Pio XIII. Sigue otra escena, que se repite en los títulos de crédito de toda la serie, en la que las novicias fuman, se perfuman y pintan los labios de carmín para ponerse a bailar junto a una cruz de neón. Sorrentino no engaña: el espectáculo lúdico-crítico.
Papa de Armani
Han pasado nueve meses y tres trasplantes de corazón fallidos. Tras la elección de un nuevo Papa que resulta ser negativo para los intereses episcopales –abre las puertas del Vaticano a los refugiados y quiere donar todas las riquezas a los pobres–, aparece en escena Sir John Brannox. De sacerdote tiene poco: vive en una enorme mansión en la campiña británica, viste trajes de Armani, se pinta los ojos y toca el arpa, pero es la apuesta más firme por la vía intermedia de la iglesia.
Lo interpreta John Malkovich, y nunca sabremos si es el actor que se adapta al personaje o este ya fue imaginado pensando en Malkovich. Sir John llora por la inextinguible imperfección del mundo, mientras que Voiello lo hace por los romances de Hollywood. En el segundo episodio hallamos el Sorrentino más contenido, cuando explica la historia de los padres del nuevo papa y de su fallecido hermano gemelo.
Poder, deseo, ambición, seducción, manipulación… Sorrentino no se deja nada al abordar las entrañas del Vaticano. Y el anterior Papa sigue bien presente: se aparece a todos los personajes como una forma divina o fantasmal, siendo el demiurgo desde ese estado incierto del coma, entre el aquí y el más allá.
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