ANÁLISIS

Globos de Oro 2020: en los premios de tele pasó lo que tenía que pasar

Los ganadores de las series han sido predecibles, a veces para bien y a veces para peor

Phoebe Waller-Bridge, con el Globo de Oro a mejor actriz de comedia o musical por 'Fleabag'

Phoebe Waller-Bridge, con el Globo de Oro a mejor actriz de comedia o musical por 'Fleabag' / periodico

Juan Manuel Freire

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Comentaristas, críticos y espectadores estaban de acuerdo: este iba a ser el año de 'Succession' (en drama, aunque sea casi más una comedia), 'Fleabag' (en comedia, aunque todos lloramos con la escena del zorro) y 'Chernobyl' (en miniserie, aunque estaba ahí 'Creedme'). Sin sorpresas ni sobresaltos, los Globos han premiado las series que tenían que premiar.

Lo de 'Succession' parecía inevitable por dos motivos: primero, porque la saga de los Roy ha sido un acontecimiento semana a semana, y segundo, porque los Emmy todavía no se han atrevido a darle ningún premio importante, y a la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood le encanta adelantarse a la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión en eso de validar nuevos clásicos. (Que el año pasado condecorase a 'The americans' en su última temporada fue tan curioso como loable).

Dejar a 'Fleabag' y 'Chernobyl' sin premio habría sido negar realidades, aunque ambas series ya vinieran premiadas por la ATAS. También como en los Emmy, Phoebe Waller-Bridge ha sido considerada mejor actriz de comedia, pero el cura guapo de 'Fleabag' (Andrew Scott) ha sido derrotado por el político consternado de 'Chernobyl' (Stellan Skarsgård).

En el apartado de comedia se ha producido la mejor (relativa) sorpresa del año: ese Globo de Oro al mejor actor para Ramy Youssef, protagonista y cocreador de la brillante 'Ramy', en la que este cómico de stand-up hace un poco de sí mismo: un millennial egipcio-estadounidense con problemas para conciliar sus deseos más contemporáneos con las tradiciones de la fe musulmana.

Los Globos, sea como sea, serán siempre los Globos, y no perderán oportunidad de invitar al escenario a rostros conocidos de Hollywood: el premio a Russell Crowe por su Roger Ailes de 'La voz más alta' es tan grotesco como su maquillaje en la serie, y el de Patricia Arquette, aunque más merecido, entra en la categoría de rutina. Año de pocas sorpresas, para bien y para peor.