ESTRENO

Crítica de serie: 'Truth be told', una medianía con ambición de prestigio

El thriller dramático con Aaron Paul y Octavia Spencer es un procedimental del montón con apariencia de serie de qualité

Aaron Paul, en un fotograma de 'Truth be told'

Aaron Paul, en un fotograma de 'Truth be told' / periodico

Juan Manuel Freire

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Cualquier espectador que sufra con el desperdicio de talentos debería alejarse de 'Truth be told', el thriller inspirado (solo inspirado) en el best-seller '¿Estás dormida?' de Kathleen Barber. Cuando hay poco, muy poco por mascar, incluso las presencias más imponentes pueden mostrarse débiles e insuficientes. Del choque de titanes como Octavia Spencer Aaron Paul podían esperarse fuegos artificiales, pero esto es solo pólvora mojada.

Creada por Nichelle D. Tramble, antigua productora y guionista de 'The good wife' (algo que tampoco hacía prever la debacle), 'Truth be told' cuenta de modo harto pedestre la historia de Warren Cave (Paul), un hombre que lleva casi dos décadas en prisión por un crimen que quizá no cometió, y la periodista de letra impresa metida a podcaster Poppy Parnell (Spencer), quien contribuyó a su encarcelamiento con una serie de artículos para 'The New York Times', aunque por el simplista título ('Retrato de un monstruo') cuesta creer que fueran para dicha cabecera.

El caso se explica, al principio, en breves fogonazos, un poco como se narra toda la serie, en forma de largo tráiler. Ficción para días de déficit colectivo de atención. Lo importante es el presente, cuando pruebas nuevamente aireadas sugieren que igual Cave no mató al escritor Chuck Buhrman. Movida por la culpa, Parnell se decide a hablar con el joven convertido en hombre, grabar un podcast de investigación e intentar que se celebre otro juicio. No le será fácil: la madre del encarcelado (Elizabeth Perkins) no quiere saber nada de ella, como tampoco una de las hijas gemelas del difunto (Lizzy Caplan hace de las dos), que ha pasado página e incluso cambiado de apellido. Pero, al final, Parnell logra entrar a San Quintín, o de lo contrario no habría posibilidad de juicio, ni serie, ni decepción.

Los responsables de 'Truth be told' venden como producto de prestigio un thriller sin gran resonancia ni personalidad. Con el dinero de Apple se puede fichar a un gran reparto, contar con una buena fotografía (a menudo demasiado oscura, como en toda serie 'prestige') o asegurarse localizaciones que son puro porno inmobiliario. Pero habría valido la pena invertir más presupuesto en revisiones de guion, aunque solo fuera por depurar las infinitas sobreexplicaciones y redundancias.

La factura es lujosa, pero la forma es pobre, sobre todo cuando llegan las reconstrucciones que acompañan al relato del podcast de Parnell. Puestos a revivir el pasado, los directores se limitan a usar los recursos formales de los mil y un documentales o semidocumentales sobre crímenes reales que han surgido en los últimos años. O mejor, los más efectistas de esos recursos.