ESTRENO DE SERIE

Crítica de 'Hernán': el lado oscuro del conquistador

Cortés es un asesino aunque, en comparación con algunos de sus acólitos, lo es un poco menos e intenta ser, a veces, dialogante

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Quim Casas

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Aunque Neil Young introdujo aspectos de su vida personal en la letra de 'Cortez the killer', una de las canciones de su álbum 'Zuma' (1975), en ella habla explícitamente del conflicto bélico entre el conquistador castellano Hernán Cortes y el caudillo de los mexicas (después mexicanos), Moctezuma. Para Young, Cortés fue un asesino y a la dictadura franquista le dio por prohibir la canción en España. En la serie protagonizada por Oscar Jaenada y creada por Curro Royo, María Jaén, Amaya Muruzabal y Julián de Tavira, Cortés sigue siendo un asesino aunque, en comparación con algunos de sus acólitos, lo es un poco menos e intenta ser, a veces, más dialogante que carnicero.

La serie arranca sin preámbulos en 1520, después de que Cortés haya apresado a Moctezuma y esté instalado en la mítica Tenochtitlan. Al principio todo es confuso, como debía serlo en la realidad. Un grupo de soldados españoles llega a las playas de Veracruz para apresar a su vez al díscolo Cortés por orden del gobernador de Cuba, pero este les vence, los agrega a su causa y sigue en la loca búsqueda del oro de los mexicas. Cortés desafía las leyes al mismo tiempo que empieza a comprender a los nativos. "Fiero pero noble, como todos los salvajes", dice de ellos.

El relato está construido en dos tiempos que van y vienen, entre 1520 y el reciente pasado, 1519. En este segundo año se nos van contando aspectos de los principales personajes al iniciarse su aventura. En 1520, tiempo presente del relato, nos los encontramos en la crisis de esa conquista y viaje a ninguna parte, diezmados, rodeados en la ciudad que carece del oro reluciente por el que se aventuraron hasta el mismísimo corazón de la jungla, hasta el corazón de las tinieblas, que diría Joseph Conrad.

La serie, hablada en español y en las lenguas náhuat y maya, no tiene el aspecto alucinatorio de 'Aguirre, la cólera de Dios', el filme de Werner Herzog sobre el conquistador Lope de Aguirre, ni la abstracción de 'Oro', de Agustín Díaz Yanes, sobre otros expedicionarios españoles en busca de la ciudad con tejados de oro macizo. A veces es demasiado brusca, confundiendo la falta de pausa con el caos. En otros casos logra un reposo interesante, sobre todo a partir del personaje que encarna Ishbel Bautista, Maline, españolizada Marina, una mujer inteligente, diplomática -como se podía ser entonces- y esencial en el devenir de los crudos acontecimientos.