TEMPORADA FINAL

'The Deuce', y el porno llegó al hogar

La serie de David Simon y George Pelecanos recuerda el traslado de la pornografía de los cines a las casas durante los años 80

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Juan Manuel Freire

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'The Deuce (Las crónicas de Times Square)' es una serie inequívocamente hija de sus dos creadores, el periodista metido a 'showrunner' David Simon y el célebre novelista criminal George Pelecanos. Cuando trabajaba para el periódico 'The Baltimore Sun', Simon se introdujo en profundidad en comunidades que solo suelen conocerse si formas parte del ámbito policial. Logró ganarse la confianza de fuentes a ambos lados de la ley, aprovechando luego lo aprendido en libros como 'Homicidio' y 'La esquina' (ambos llevados a televisión) y una serie policial propia, 'The wire', en la que importaba más comprender a los personajes y su entorno que seguir una intriga. En todas sus series posteriores pasa lo mismo, incluyendo 'The Deuce'.

A Pelecanos y Simon les interesa la gente, en particular aquella por la que nadie se interesa

A Pelecanos, como a Simon, le interesa la gente. Y en particular aquella por la que casi nadie se interesa: los actores secundarios de la sociedad. "Mi propósito ha sido desde siempre escribir sobre la gente a la que habitualmente no miramos: los chulos, las prostitutas… Pasas por su lado, giras la mirada y no piensas en cómo son las vidas de esa gente", nos decía en estas mismas páginas hace un año, en una entrevista con motivo de la segunda temporada de 'The Deuce'. "Humanizar a esa clase de personajes es el propósito", añadía. "Para lograrlo tenemos a consultores que han trabajado en la prostitución, en el porno, en la policía. Gente de todos los caminos de la vida". 

¿De qué va 'The Deuce', cuya tercera temporada, la última, arranca el martes en HBO España? Va de eso, de prostitutas, de sus chulos, de pornógrafos (y pornógrafas), de porteros de burdel, de polis… Todo el 'dramatis personae' del Times Square anterior a la alcaldía de Rudy Giuliani y la tienda de M&Ms. Como corresponde a una serie de estos dos viejos colaboradores (Pelecanos escribió el penúltimo episodio de cada temporada de 'The wire'), los polis pueden ser decentes, pero menos, y los chulos tener buen corazón; o no tenerlo y aún así hacerte sufrir por ellos. 

Historia del cine triple equis

Lo que cuenta 'The Deuce' sin grandes aspavientos historiográficos, a base de los retazos de vida de personajes medio inventados, medio reales, o enteramente inventados, es en esencia la historia del auge de la industria del porno en Nueva York y, en parte, Los Ángeles entre principios de los 70 y mediados de los 80. 

También el porno se trata con matices, sin la toma de postura radical que ahora parece obligada con cualquier asunto. Por un lado, Simon y Pelecanos y su equipo de guionistas (hombres y mujeres) pueden resaltar su posible uso como herramienta de liberación y aceptación de la sexualidad femenina: uno de los personajes principales es Eileen 'Candy' Merrell (Maggie Gyllenhaal), trabajadora sexual metida a actriz, directora y productora porno que recuerda en sus postulados feministas a la verdadera cineasta Candida Royalle. Por otro lado, tampoco se esconde lo que tiene de mercantilización del cuerpo femenino; se escogió 'This year's girl' de Elvis Costello como sintonía de la segunda temporada por tratar sobre este tema.

'The Deuce' va de prostitutas, chulos, pornógrafos, porteros de burdel, polis...

En la tercera temporada, la prostituta pasada a estrella porno Lori Madison (Emily Meade) ha logrado salir de la sombra de su chulo, C.C. (Gary Carr), pero se enfrenta a nuevas humillaciones por parte de la industria californiana del porno. En el nuevo salto de cinco años que da la serie en esta temporada, el cine triple equis ha perdido componente narrativo y autoral y se basa, sobre todo, en la concatenación de escenas más o menos chocantes. Merrell sale hundida de una proyección de 'New wave hookers', desconsolada por cómo se trata en el filme la sexualidad femenina: las mujeres se activan eróticamente cuando suena música new wave. 

La sombra del SIDA

'The Deuce' sigue sacando provecho humorístico de la capacidad de James Franco para interpretar a personajes canallescos: no se pierdan a Frankie Martino, contrapartida despistada de su más sereno hermano gemelo Vince, tratando de convertirse en el rey del porno amateur. 

Pero todo parece indicar que, igual que 'Boogie nights' (otra gran ficción sobre la industria del porno) pasaba gradualmente de lo lúdico y cómico a lo desolador, 'The Deuce' acabará dejando regusto amargo. La relación (abierta) de Vince con Abby (Margarita Levieva), que ha dado algunos de los momentos más emotivos de la serie, parece seriamente a punto de resquebrajarse. Y la que une al emprendedor Paul (Chris Coy) con el actor Todd (Aaron Dean Eisenberg) está amenazada por una enfermedad cuyo nombre Reagan todavía no se había atrevido a pronunciar: el SIDA. 

Bastante ausente de la conversación colectiva, 'The Deuce' merece más audiencia y aplauso, y a ser posible ahora, no cuando esté fuera de antena. Hagamos saber a Simon y Pelecanos que su humanismo es importante.

Tres sintonías con clase

<span style="font-size: 1.6rem;">Pocas series recientes suenan mejor que 'The Deuce'. En su primera temporada, la sintonía era '(Don’t worry) If there’s a hell below we’re all going to go', debut de <strong>Curtis Mayfield</strong> en solitario, una rodaja de funk carnoso y extático sobre el estado de las relaciones de raza en EEUU; un asunto no ajeno a la serie.</span>