ESTRENO

'Mindhunter': la penumbra moral del asesino

Netflix estrena la segunda temporada de la serie que desnuda la psicología de los asesinos secuenciales

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Beatriz Martínez

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Unos años después de ganar el Oscar por encarnar en 'Monster' a Aileen Wuornos, condenada a muerte después de asesinar a siete hombres, Charlize Theron compró los derechos de 'Mindhunter: Cazador de mentes', las memorias de John E. Douglas, agente del FBI que durante la década de los 70 revolucionó las técnicas establecidas en criminología al introducir la psicología para estudiar el comportamiento de los asesinos secuenciales, como se les llamaba entonces, que sembraban el caos en la Norteamérica del desencanto tras el fracaso en la Guerra de Vietnam.

Los monstruos cotidianos que habían estado agazapados comenzaron a sembrar el horror y no resultaba nada fácil establecer sus motivaciones. Se había terminado la era del amor libre y comenzaba la del miedo: el infierno podía estar a la vuelta de la esquina.

"Manzanas podridas"

La actriz le habló del proyecto a David Fincher, que había renovado el subgénero de los psicópatas en dos ocasiones, primero con 'Seven' y más tarde con 'Zodiac'. Comenzaron las negociaciones con FOX 21 para emitir en HBO y Scott Buck ('Dexter') escribió un piloto que nunca vería la luz. En el 2015 se confirmó que la producción se mudaba a Netflix con el escritor y dramaturgo Joe Penhall como creativo y David Fincher como cabeza visible de una serie que seguiría los pasos de una pareja del departamento de Ciencias del Comportamiento del FBI encargada de establecer una metodología a la hora de catalogar a estos nuevos criminales en el seno de una nación puritana que prefería echar la culpa a las "manzanas podridas" antes de reconocer que la enfermedad procedía de sus propias cloacas.

La primera temporada de 'Mindhunter' fue uno de los grandes éxitos de Netflix hace dos años. Llegaba en el momento oportuno, después de que la plataforma se hubiera encargado de revitalizar el fenómeno de los 'true crimes' gracias a series como 'Making a Murderer' o 'The Jinx' ('El gafe'). Los 'thrillers' procedimentales también vivían un gran momento y en el fondo lo que hacía 'Mindhunter' era unir estos dos enfoques alrededor de una mirada autoral, con un estilo muy pulido, metódico y perfeccionista y una atmósfera realmente malsana en la que no era necesario enseñar ni una gota de sangre para captar el ambiente de podredumbre moral.

Durkheim y Cleckley

John E. Douglas se convirtió en Holden Ford (interpretado por Jonathan Groff), un joven ambicioso con una intuición milagrosa, tanto como para arriesgarse a iniciar una nueva rama de investigación dentro de la agencia basándose en conceptos sociológicos como los procedentes de pensadores como Émile Durkheim o Hervey Cleckley. "Si algo va mal en la sociedad, el crimen se convierte en su espejo". "Los criminales, ¿nacen o se hacen?" "¿Cómo adelantarse a los locos si no sabemos cómo piensan?" Son algunos de los conceptos que pululaban en el primer y muy teórico capítulo de la serie, en el que Ford y su novia Debbie (Hannah Gross) iban a ver 'Tarde de perros' y flirteaban hablando sobre Sociología de la Desviación.

En realidad, uno de los grandes atractivos de 'Mindhunter' es su capacidad para otorgar verdadero protagonismo a la palabra. Desde el primer momento se establecerán apasionantes batallas dialécticas entre los personajes, aunque este mecanismo alcanza su verdadera razón de ser en las entrevistas grabadas que Holden Ford y su veterano compañero Bill Tench (Holt McCallany) llevan a cabo a algunos de los asesinos convictos más espeluznantes de la crónica negra de la época.

Nominación a los Emmy

En la primera temporada aparecieron por la pantalla Montie Rissell, Jerry Brudos (fetichista de los zapatos), Richard Speck (el asesino de enfermeras) y, sin duda, la presencia más rotunda, la de Ed Kemper, el asesino de las colegialas, extremadamente inteligente y manipulador que establecerá una relación de dependencia con Holden Ford. La inquietante y absorbente interpretación de Cameron Britton le valió al actor una nominación a los premios Emmy.

En la segunda temporada Ed Kemper vuelve a aparecer, así como otra de las presencias recurrentes de la serie, la de Dennis Rader (alias BTK) del que iremos conociendo a ráfagas tanto su cotidianidad anodina como su perverso imaginario perturbado. En realidad, todos los personajes adquirirán una mayor entidad, no solo el de Holden Ford, que atraviesa por una grave crisis de ansiedad después de haber roto algunas barreras de seguridad en su implicación con los casos, sino también el de Bill Tench, que tendrá que enfrentarse a serios problemas en casa y, sobre todo, el de la doctora Wendy Carr (Ana Torv), contratada para dotar de consistencia académica al proyecto y que por fin adquirirá el protagonismo que merece en la trama.

Retos investigativos

De nuevo la estructura combinará la intimidad de los personajes, las entrevistas a los villanos de turno (de Charles Manson a David Berkowitz) y nuevos retos de investigación donde el equipo podrá poner a prueba sus hallazgos, el más importante, el caso conocido como "los niños de Atlanta", que se cobró un total de 30 víctimas, niños de origen afroamericano, y que alcanzó una enorme resonancia mediática.

En esta ocasión, David Fincher se encarga de continuar con el tono de la serie haciéndose cargo de los tres primeros capítulos, en los que vuelve a demostrar su talento narrativo tan sobrio como efectivo, pero no se quedan atrás los dirigidos por el australiano Andrew Dominik ('Mátalos suavemente') y los de Carl Franklin ('El demonio vestido de azul'), que consigue conducirnos sibilinamente a través de un clímax tenso y opresivo a lo largo de toda su parte final, que esconde tantas sorpresas como mucha oscuridad.