GRUPOS DE MANIPULACIÓN MENTAL

Series sobre sectas: mucho más que 'El cuento de la criada'

La saga basada en la novela de Margaret Atwood es el mascarón de proa de numerosas producciones de culto sobre cultos

'El cuento de la criada'

'El cuento de la criada'

Roger Pascual

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De las series de culto a las series de cultos. Las sectas destructivas, que por desgracia solo aparecen en las teles en casos de suicidios o abusos de menores, se cuelan en las pantallas a través de las series, con 'El cuento de la criada' (cuya tercera temporada se estrenó este jueves en HBO) como mascarón de proa.

Basada en una novela de Margaret Atwood, '<strong>El cuento de la criada</strong>' se ha convertido en un fenómeno global. El vestuario de las criadas (túnica roja y cofia blanca) es un símbolo del movimiento feminista omnipresente en las protestas en medio mundo. Inspirada por la cruzada de Ronald Reagan en favor de los valores familiares, la autora creó un futuro distópico en el que un gobierno ultrareligioso, los Hijos de Jacob, se hace con el control de EEUU tras orquestar una cadena de atentados que acaban con la vida del presidente y de buena parte de los congresistas. A partir de ese momento establecen un nuevo régimen, la República de Gilead, construido a partir de una interpretación extremista de la Biblia. En un contexto en el que la tasa de natalidad se desploma en todo el mundo, deciden convertir a las pocas mujeres fértiles que hay en suelo norteamericano en criadas. Les arrebatan a sus hijos y los dan en adopción a familias ricas y a ellas las ponen a servir en otras casas para que sean fecundadas por los señores de la casa.

Existen muchos paralelismos entre la ficticia Gilead y sectas fundamentalistas reales. Lilia Tawara, nieta del fundador de Gloriavale (condenado varias veces por abusos sexuales), logró escapar de ese mundo opresivo y relatar el infierno que vivió. En esa comunidad neozelandesa las mujeres no solo vestían atuendos muy similares a los de las criadas de la serie, sino que sufrían un control, sumisión y abusos inquietantemente parecidos. 

Elisabeth Moss, la sufrida protagonista de 'El cuento de la criada', se crió precisamente en una secta, Cienciología, seguramente la más presente en la industria audiovisual actual. Desde 'South Park' hasta 'Nip/tuck' le han dedicado capítulos al culto que profesan John Travolta y Tom CruisePaul Thomas Anderson se adentró en los orígenes de esta secta con '<strong>The Master</strong>', con la que ganó el premio al mejor director de la Mostra de Venecia. El fallecido Philip Seymour Hoffman interpreta al creador de La Causa, nombre ficticio ya que el director evitó ser explícito para ahorrarse problemas legales. Lo mismo hicieron los creadores de 'El Mentalista' en la relación de Patrick Jane con Visualize, parodia del grupo creado por L. Ron Hubbard. O también los de 'The Path', seguramente la serie que ha hecho un acercamiento más ambicioso a cómo funciona una secta. Con Aaron Paul (el eterno Jesse Pinkman de 'Breaking bad') como protagonista, aborda aspectos como la manipulación, luchas de poder, dudas y tensiones que surgen en el seno de estos grupos. De todas formas, la mejor manera de conocer los entresijos de Cienciología es 'Going clear', documental esclarecedor en el que exmiembros como Paul Haggis (el director y guionista que ganó sendos Oscars por 'Crash', fue adepto durante 35 años) desvelan cómo funciona esta multinacional del engaño, inventada por un escritor de ciencia-ficción que un día se iluminó al grito de "voy a crear una religión porque ahí es donde está el dinero".

En el ámbito del documental, la gran sensación del año pasado fue 'Wild Wild Country'. Esta magnífica docuserie de seis capítulos es el vibrante relato del desembarco en un pequeño y tranquilo pueblo de Oregón (EEUU), a principios de los 80, de los adeptos de Osho, uno de los gurús más influyentes del 'boom' orientalista, que pregonaba el amor libre. La marea roja (el color que vestían los seguidores de Baghwan Shree Rajneesh) creó su propia ciudad, Rajneeshpuram, e intentó conquistar el gobierno del condado empadronando a sintecho de todo el país. Un plan orquestado por Sheela, secretaria personal del gurú y portavoz de la secta, que se convierte en la gran protagonista de la serie. Esa mujer enjuta terminaría dejando el grupo después de que este intentara envenenar a toda la ciudad de The Dalles, provocara un incendio y tratara de asesinar a un fiscal y a uno de los miembros del grupo. Después de haber perdido el pulso, Sheela se marchó del grupo acusando a Osho de haber "engañado" a sus fieles "explotado a la gente aprovechándose de su fragilidad y emociones". Ese es el único reproche que se le puede hacer a este documental colosal. Que, para no importunar a la estrella de la serie, no le pregunten cómo habían engañado a sus fieles. 

Con el mismo formato que 'Wild wild country' (miniserie de seis capítulos), pero adaptando los hechos a la ficción, Paramount se adentró en otra comunidad que sacudió con todavía más fuerza EEUU: los Davidianos. Veinticinco años después, 'Waco' intenta reconstruir lo ocurrido en aquella comuna tejana guiada por el polígamo mesías David Koresh. El FBI detectó en 1993 que aquel grupo escindido de la Iglesia Adventista del Séptimo Día estaba acumulando un arsenal de armas y se presentó a las puertas del rancho Monte Carmelo acusando a los Davidianos de abusos sexuales a menores y tenencia ilícita de armas. Intentaron entrar en el templo davidiano pero, ante la negativa del líder -que estaba dispuesto a "hacer frente a los ejércitos de Babilonia"-, empezaron un sitio que duró 51 días y terminó con 76 muertos. La pregunta, que la serie intenta responder con un reparto capitaneado por Taylor Kitsch ('John Carter' y'X-Men'), sigue siendo quién disparó primero. 

El trayecto audiovisual de las sectas en las series no se puede cerrar sin ver en Netflix el hipnótico 'Holly Hell'. Un documental único porque está basado en más de 20 años de grabaciones de Will Allen, director del filme y exadepto de The Buddhafield, que registraba sin parar al megalomaníaco líder de nombre cambiante y obsesionado con su aspecto físico. Adicto al maquillaje y a la cirugía estética, Jaime Gómez (actor de porno gay que se rebautizó como Michael y Andreas) se rodeó de un coro de discípulos jóvenes y atractivos a los que obligaba a renunciar a todo contacto con sus familias y con el sexo. Bueno, a todos menos a los hombres de los que abusaba aprovechando la sesiones de hipnosis semanales. "Se nos follaba y le pegábamos 50 euros por la sesión", relata con ira una de sus víctimas. Sus antiguos seguidores explican cómo le siguieron con fe ciega hasta que la cortina cayó, evidenciando que el hombre que decía ser un canal para llegar a dios era tan solo un manipulador que vivía como dios a costa de sus devotos. "Un actor frustrado que realizó el papel de su vida", sentencia una adepta sobre un hombre cuya único papel en una gran producción fue aparecer un segundo en 'La semilla del diablo', filme que abriría precisamente la veda de las sectas en la gran pantalla.

El magnetismo de Manson

Quentin Tarantino no es el único fascinado por la figura de Charles MansonDamon Herriman, que encarna en 'Érase una vez... en Hollywood' al célebre asesino, también interpretará al mismo personaje en la esperada segunda temporada de la inquietante 'Mindhunter', de David Fincher. 'Aquarius', con David Duchovny al frente y Gethin Anthony en la piel del magnético líder, ya se adentraba en la primera temporada en el auge de la secta de La Familia y en la segunda en el asesinato de Sharon Tate. En 'The Following', Joe Carroll es una especie de reencarnación de Manson que crea una red de asesinos con ayuda de las redes sociales, señalando cómo precisamente internet ha expandido los tentáculos de los grupos de manipulación mental. 

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