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Salud mental y teatro

Las consecuencias del TOC, a escena: "Me veía como un potencial terrorista"

El protagonista de 'Bad Moon', víctima de esta dolencia, siente la necesidad de matar a su madre

'Contención mecánica' ha ofrecido en la sala Tantarantana un crudo relato sobre esta práctica psiquiátrica

Auge de las obras sobre salud mental en los escenarios

Imagen del monólogo 'Bad moon'

Imagen del monólogo 'Bad moon' / Bad Moon

Fidel Masreal

Fidel Masreal

Barcelona
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¿Se acuerdan de la comedia teatral, y película, llamada 'Toc, Toc'? Por si no lo recuerdan, se trata de una ficción que usa el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) como motivo de chiste. Tal cual. Se pueden imaginar que a los afectados por esta dolencia no les hizo ninguna gracia. Pues 'Bad Moon', en cartel en el teatro Eolia hasta el 9 de noviembre, es todo lo contrario: la vivencia de un hombre que desde niño siente que sus obsesiones le superan. Y le llevan a pensar en matar a su madre o hacer daño a otras personas. No haremos 'spoiler' sobre cómo acaba el monólogo. Basta con decir que sí, que es un retrato fidedigno de una enfermedad que genera mucho dolor en quien la sufre y en su entorno.

Es muy difícil vivir conmigo

Ivan

— Protagonista de 'Bad Moon'

"És molt difícil viure amb mí" ("Es muy difícil vivir en mí", o también "es muy difícil vivir conmigo"), comienza diciendo el protagonista, Ivan, interpretado por Héctor Seoane. Durante una hora veremos, sabremos, sufriremos, cómo desde los diez años e incluso antes, los pensamientos de Ivan le superan. Y también su conducta

Siempre la misma canción

Ivan tiene que contar los pasos que da. Y se obsesiona con una canción de los Creedence, Bad Moon Rising, que escucha una y otra vez para desesperación de su madre. Necesita hacerlo. Se obsesiona también con que lo están mirando, en el colegio

Pero eso no es lo peor. Sí, le supone pensamientos repetitivos que le impiden estudiar, y descansar. Y su comportamiento, diferente al de las personas "normales", acaba con una paliza, tras sufrir bullying en la escuela.

Pero no, eso no es lo peor. Lo peor es, explica Ivan en su monólogo, que tiene la sensación de que "yo no soy yo". Como si fuera otra persona que lo ve desde fuera de sí mismo. Y esa otra persona le insiste, le exige que incluso haga daño a una señora cuando llega un tren. O que vaya a la residencia donde está ingresada su madre y la mate.

Ser una persona tóxica

Ivan admite, en su desesperación, que es una persona tóxica. Venenosa. Y llega a preguntarse qué tipo de asesino potencial es. Un potencial terrorista, concluye. Habla de una orden externa que le empuja a hacer daño. Pero al mismo tiempo admite que es consciente en todo momento de lo que está sucediendo. "Piensas cosas que no quieres pensar", confiesa.

Todo ello en una escenografía obsesiva, en un espacio reducido, con imágenes que contribuyen a la sensación de agobio y con una grabadora en la que Ivan va dejando muestras de sus pensamientos -es lo que en terapia se aconseja para ir viendo después la evolución de la mente.

"¿Cómo es posible que no estés loco?", se pregunta. La respuesta, como siempre en salud mental, no es matemática. Y la obra teatral concluye, drásticamente, dejando en el ambiente la angustia no solo de un hijo sino de una madre.

Un título "de mierda"

'Contención mecánica' es otro ejemplo del auge de la salud mental en los teatros. El pasado fin de semana ha recalado en Barcelona una obra que en realidad, afirman sus creadores, es una forma de activismo para denunciar esta práctica psiquiátrica. Al inicio, de forma irónica, afirman que el título es "una mierda" porque no deja de ser un eufemismo de atar a las personas con problemas psiquiátricos a una cama durante horas y días, cuando llegan a urgencias descompensados.

La obra es un alegato contra una práctica denunciada por organismos internacionales como una forma de tortura. Con testimonios directos -y actores que han pasado por ello- se van ofreciendo relatos verídicos de personas con crisis psicóticas. Junto a ello, de forma sarcástica, un tutorial de un enfermero frívolo sobre cómo llevar a cabo las ataduras. El resto de actores a menudo usan una cara de animal, de rata, para denunciar cómo se sienten tratados estos pacientes.

Nos llaman locos porque en el fondo tienen miedo; soy una rata de su laboratorio

Rafael Carvajal

— Actor en 'Contención mecánica'

Los relatos hablan de la angustia al saberse atados o atadas: sobremedicalización ("una camisa de fuerza química") sin psicoterapia, horas de soledad, angustia y terror, consecuencias en ocasiones fatales a nivel físico y emocional, denuncia sobre la falta de empatía de los profesionales o sobre cómo se convierte esta práctica en un castigo "por tener miedo" del paciente.

¿Qué es la locura?

La obra, de la compañía Teatro de Los Invisibles, también se pregunta qué es ser un loco en nuestra sociedad y la connotación estigmatizante que todavía existe al respecto. Esto se acompaña con la autodefinición de personas psiquiatrizadas, que hablan de la locura como "una manera de estar en la vida", con "ondas cósmicas" no como una enfermedad.

Una escena de la obra 'Contención mecánica'

Una escena de la obra 'Contención mecánica' / Teatro de los Invisibles

"Me vais a matar"

"Me vais a matar", gritaba Andreas, una mujer que acabó falleciendo de meningitis tras estar 75 horas atada en el Hospital Central de Asturias. Tenía 26 años. No tenía antecedentes y de hecho su ingreso fue provocado por causas biológicas pero la trataron como si tuviera una enfermedad mental.

La cultura del silencio amparada por la lógica del dinero lleva a las contenciones

Edgar Vinyals

— Activista en primera persona

Edgar Vinyals, uno de los mayores activistas en primera persona, explica que él también fue atado en varias ocasiones, la primera a los 15 años. Y describe como la presión social ha conseguido ciertos avances pero "la cultura del silencio amparada por la lógica del dinero" lleva a que se mantengan estas ataduras que en otros países ya no se practican, porque existen alternativas para la llamada desescalada de las personas que acuden a urgencias con una crisis psiquiátrica.

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