Salud mental y menores
Nuestro sistema de salud nos abandona
En salud mental infantojuvenil son habituales los diagnósticos tardíos, algunos erróneos, así como la saturación de los servicios
SOS de los profesionales de la salud mental infantil en Catalunya

Protesta en la sede de la conselleria de Drets Socials de las madres de jóvenes con discapacidad. / Jordi Otix / EPC
Maria José Tavira y Laura Trabal
Desde el Sindicat de Mares i Germanes en la Diversitat Funcional a menudo decimos que sufrimos una constante de garrotazos vitales. Muchos de los cuales tienen que ver con la falta de recursos o los recursos a medio gas. El primer varapalo es cuando recibimos el diagnóstico, a menudo tardío, de nuestros niños. En salud mental infanto-juvenil son habituales los diagnósticos tardíos, algunos erróneos, así como la saturación de los servicios, la falta de formación, en algunos casos de las profesionales (a todos los niveles), que nos atienden, a veces, la sobremedicación y la infantilización y la culpabilización hacia las madres. Tampoco entendemos por qué no están unificados en un mismo Departamento, o Salud o Derechos Sociales e Inclusión, los CDIAP (Centre de Desenvolupament Infantil i Atenció Precoç) y los CSMIJ (Centre de Salut Mental Infanto-Juvenil).
El sistema nos abandona
La segunda vez que recibimos un varapalo es cuando constatamos que nuestra administración y sistema de salud y social demasiado a menudo nos abandona, es hostil, está colapsado y no funciona. En contadas ocasiones encontramos un servicio adecuado a nuestras necesidades y de nuestros niños.
En contadas ocasiones encontramos un servicio adecuado a nuestras necesidades y de nuestros niños
Cuando estamos transitando entre CDIAP y CSMIJ, también estamos intentando conseguir las adaptaciones escolares con reuniones con el EAP y escuela, o en ocasiones buscando escuelas de educación especial, porque nuestros niños o bien han sido expulsados de la escuela ordinaria o bien las madres ya no pueden o quieren luchar más en este ámbito porque tenemos que decidir qué “batallas” librar y priorizar.
Violencia machista
También es frecuente que si estas criaturas tienen padres/hombres es la etapa en la que van a comprar tabaco y no vuelven. Algunos se quedan pero asumen mucho más tarde los diagnósticos y por tanto tampoco se acaban de implicar como es debido. Es una violencia machista más. ¿Alguien se imagina que esto suceda con niños o jóvenes sin discapacidad? Porque la sociedad y los políticos/as miran hacia otro lado?alarios dignos con las tareas que realizan y por supuesto con más tiempo en las consultas, reducir listas de espera, etc….
Apoyo a las trabajadoras
Esta sensación, que nos ha pasado a muchas, se incrementa exponencialmente cuando entras en el mundo de los CDIAP o de los CSMIJ, los centros de atención temprana y salud mental que deben acoger a niños y familias desde los 0 a los 18 años. Entras en una especie de túnel del terror, de incredulidad y de desesperación.
Entras en una especie de túnel del terror, de incredulidad y de desesperación
Vaya por delante que, desde SinMaDif, mostramos todo nuestro apoyo a las trabajadoras de estos centros, que a menudo hacen lo imposible para atenderte, superadas absolutamente, ellas también, por la falta de citas, listas de espera kilométricas, abocadas ellas también a una presión asistencial insostenible.
Las familia que no pueden permitirse terapias o visitas médicas privadas deben acogerse al sistema público
Somos conscientes de que la psicología y la psiquiatría son ciencias complejas, con diagnósticos múltiples y comorbilidades constantes, la salud mental en Catalunya está infrafinanciada e infradotada de recursos. Aquellas familias que no pueden permitirse terapias o visitas médicas privadas (entre 90 y 100€ la sesión) deben acogerse a lo que nos corresponde por ley y derecho: el sistema público.
Nuestros hijos, más allá de la discapacidad, son personas
El último varapalo por las madres y hermanas es asumir lo que no es asumible: ya no vivimos en paz, nuestros niños y jóvenes están precariamente atendidos. Tampoco podremos morir en paz. Cuando nosotros no estemos el futuro que se vislumbra es oscuro, muy oscuro.
No vivimos en paz, nuestros niños y jóvenes están precariamente atendidos. Tampoco podremos morir en paz
Tenemos el convencimiento de que juntas somos más fuertes y no dejaremos de luchar por reclamar vidas dignas de ser vividas, recordando a todo el mundo que nuestros niños y jóvenes son personas, más allá de la discapacidad. Y que a nadie se le haga ajena la salud mental: uno de cada cuatro niños y jóvenes de Catalunya necesitará un recurso asociado a la salud mental. Es una lucha de todos.
Maria José Tavira y Laura Trabal, integrantes del Sindicato de Madres en la diversidad funcional
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