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SOS en los centros de salud mental infantil

Patri Giménez, madre de un menor con autismo severo: "El CSMIJ me daba visita cada seis meses, es un desastre absoluto"

Las familias denuncian que, ante las carencias del servicio, deben acudir a terapias privadas

Patri Giménez, con su hijo Eric.

Patri Giménez, con su hijo Eric. / JORDI COTRINA / EPC

Fidel Masreal

Fidel Masreal

Barcelona
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Patri GIménez forma parte de una de las entidades de familias con hijos con trastorno del espectro autista. En su caso, su hijo tiene autismo severo, y la experiencia vivida con los servicios públicos de salud no puede ser más desalentadora a causa de la gran falta de recursos.

–¿Cuál es la situación de su hijo?

–Tiene 14 años y autismo severo. Después de ir, de pequeño, al CDIAP (Centre de Desenvolupament Infantil i Atenció Precoç), cuando tenía unos 5 años pasó al CSMIJ (Centre de Salut Mental Infantil i Juvenil).

-¿Cómo fue ese cambio?

–Un desastre absoluto, porque si en el CDIAP te dan visita, con suerte, cada 15 días por espacio de 45 minutos, en el CSMIJ es cada seis meses. No sirve absolutamente para nada.

"Los profesionales deben actualizarse y estar donde se encuentran los menores, no encerrados en un despacho"

–¿Cómo eran esas sesiones?

–Nos atendía una psicóloga o psiquiatra. Y durante la hora que estábamos allí ejercían de mecanógrafas: lo único que hacían era apuntar lo que le explicábamos, lo que hacíamos con nuestro hijo. Es una pérdida de recursos absoluta.

–¿Les ha aportado algo, el trabajo del CSMIJ?

–No nos han podido ofrecer nada, no nos han podido ayudar en nada. Hemos tenido que ir a terapias pagadas de nuestro bolsillo. La Generalitat aboca miles de euros a mantener un sistema que no sirve ni para las familias ni para los menores ni para los profesionales, que están frustrados porque no pueden atender a los chicos.

"Durante la hora que duraba la visita se limitaban a apuntar lo que le explicábamos, lo que hacíamos con nuestro hijo"

–¿Qué cree que deberían ofrecer este tipo de centros de salud mental para menores?

–Primero, que los profesionales se actualicen, porque en el caso del autismo se ha evolucionado mucho. Antes había una terapia que culpabilizaba a las madres. Los profesionales también deberían estar donde están los menores. Se debería trabajar en el entorno natural de ellos: la escuela, la familia, el parque... Y no hacerlo encerrados en un despacho porque eso no sirve par nada. Se trata de que estén en ese entorno natural para darles herramientas para saber cómo relacionarse con otros menores. Y herramientas a los profesionales, como por ejemplo los profesores.

–¿Cómo es la situación en las escuelas?

–Vivimos en una gran paradoja: tenemos a un montón de profesionales bien formados que no pueden atender a estos menores porque el sistema está saturado y anticuado, y están cerrados en un despacho de dos por tres metros, cuando hay un montón de niños en las escuelas que no reciben atención por falta de profesionales. Si estos estuvieran en las escuelas, se podrían atender a muchos más menores. Sería una mancha de aceite, trabajar con estos niños, con el resto de alumnos y con los profesores.

"Tenemos muchos profesionales que no pueden atender a estos menores porque el sistema está saturado y un montón de niños en las escuelas que no reciben atención por falta de profesionales"

–Usted forma parte de la entidad Aprenem Autisme. ¿Cuál es la situación de otros menores en relación al CSMIJ?

–Es un drama absoluto. Tienen visitas muy espaciadas que no pueden hacer nada. En situaciones complicadas con trastornos de conducta tampoco hay atención. No hay plazas en los hospitales. Puede haber alguna familia contenta pero la sensación es que la atención es insuficiente y que no nos aporta.

–¿Cómo está hoy su hijo?

–Está muy bien. Somos una excepción en un mundo muy duro. Se porta muy bien, aunque estamos en la adolescencia y ya veremos. Hemos tenido la suerte de que mi pareja y yo trabajamos y hemos podido pagar muchas terapias, nos hemos gastado mucho dinero. Es una lucha constante con la administración, que te hace la vida imposible. Los impuestos que pagamos para mantener el sistema no nos aportan nada.

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