Estreno cinematográfico
El 'biopic' de Springsteen y la salud mental: música para calmar el ruido
La biografía de Springsteen aborda abiertamente la salud mental
Crítica de 'Springsteen: Deliver me from nowhere', un film sobre el Bruce más oscuro y tormentoso
¿Quién es quién en el biopic?

Jeremy Allen White, en 'Springsteen: deliver me from nowhere' / Archivo

En Springsteen: “Deliver Me from Nowhere”, Bruce Springsteen no es el mito, sino el hombre que se sienta frente al vacío y lo escucha. La película retrata el proceso de creación de “Nebraska”, el álbum más austero y doloroso del músico, grabado solo en casa con una grabadora de cuatro pistas, y que marcó un antes y un después en su trayectoria. Detrás de aquel eco, de aquella voz rota y de esas guitarras desnudas, había una pregunta que nada tenía que ver con el éxito: ¿cómo se sobrevive al ruido interior?
“El lugar del que vienes ya no existe.Solo existe aquí y ahora”
El filme pone nombre a ese ruido que Springsteen arrastra desde la infancia: convivir con un padre con esquizofrenia paranoide, el alcohol, la violencia, la culpa. Jeremy Allen White interpreta a un artista que, para entender su sonido, debe entender su dolor. A través de flashbacks en blanco y negro, la película traza la línea invisible que une el trauma infantil con la búsqueda obsesiva de un sonido puro, casi fantasmal, como si solo la música pudiera hacer hablar aquello que él no se atreve a decir.
La depresión en silencios
Hay un momento clave: “No sé si puedo seguir huyendo de esto”. El 'Boss' deja de huir. El dolor ya no puede ser una canción más, ni un motor de rabia; debe ser escuchado. La depresión aparece en silencios, en pequeños gestos, en ese “ruido” que lo ahoga cuando regresa a Nueva Jersey al terminar una gira. Pero también en el cuidado: la presencia del mánager, interpretado por Jeremy Strong, que le recuerda que nadie puede hacer este viaje solo. “El lugar del que vienes ya no existe”, le dice. “Solo existe aquí y ahora”.

Jeremy Allen White, Bruce Springsteen y Jon Landau en el estreno de la película. / CHARLY TRIBALLEAU / AFP
Convivir con la propia sombra
El mérito de “Springsteen: Deliver Me from Nowhere” es evitar los clichés. No es otra biopic sobre una estrella del rock que se hunde en las drogas o en la fama. Lo que hay aquí es mucho más íntimo: la lucha de un hombre por convivir con su propia sombra. El primer final, cuando Springsteen entra por primera vez en la consulta de un terapeuta y se permite llorar, habría sido suficiente: es honesto, doloroso y abierto.
El dolor masculino
Pero, tras un fundido a negro, la película avanza diez meses más y muestra un reencuentro con el padre que busca cerrar el círculo. Es un gesto de paz, sí, pero también de duda: no sabemos si ese perdón es real o solo una fantasía posible. Y quizá ahí radique su fuerza: en mostrar que el dolor masculino no siempre se resuelve, pero puede compartirse. Que, incluso cuando el ruido amaina, la herida sigue resonando.
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