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Audiovisual y psicología

Un festival de cortometrajes cumple 10 años reivindicando el cine para hablar de salud mental

PSICURT, impulsado por el Colegio Oficial de Psicología de Catalunya, es un referente estatal

"El arte puede ayudar a poner palabras y compartir los temas que se barren bajo la alfombra", explica el director

Cartel del festival PSICURT 2025

Cartel del festival PSICURT 2025 / Psicurt

Marc Darriba

Marc Darriba

Barcelona
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Hay películas que entretienen, y hay otras que abren ventanas. Desde hace diez años, el PSICURT —el Festival de Cortometrajes sobre Salud Mental impulsado por el Colegio Oficial de Psicología de Catalunya— apuesta por las segundas. El certamen, que se celebra estos días en Tarragona y Reus, alcanza su décimo aniversario convertido en un espacio único donde el cine se pone al servicio de la sensibilización y el diálogo emocional.

Estamos no contentos, sino contentísimos”, afirma su director técnico y psicólogo, Jaume Descarrega. “El PSICURT nació para hablar de aquellos temas que a menudo se barren bajo la alfombra, y para demostrar que el arte puede ayudarnos a ponerles palabras y compartirlas”.

Del estigma a la comprensión

En una década, el festival ha sido testigo de un cambio profundo en la representación de la salud mental. “Hace diez años, el enfermo era el loco: una figura que daba miedo y generaba distancia”, recuerda Descarrega. “Hoy, en cambio, se habla de derechos, de experiencias y de emociones. El cine nos ha ayudado a ver que todos podemos convivir con momentos de fragilidad”.

El cine nos ha ayudado a ver que todos podemos convivir con momentos de fragilidad

Jaume Descarrega

— Director técnico de PSICURT

Esa mirada más humana y plural se ha abierto paso gracias a historias en primera persona. Producciones como Yo, adicto o Bailar la locura —protagonizadas por personas que explican su propio recorrido con las adicciones o el sufrimiento psíquico— simbolizan este giro hacia la vivencia. “Hablar desde la propia experiencia ayuda a ver a la persona, no al diagnóstico”, añade el director.

Arte, emoción y educación

La edición de este año, con 25 cortometrajes seleccionados de entre más de 380, refuerza esta mirada coral. Junto al cine de ficción y documental, se incorpora la categoría de animación y actividades paralelas que mezclan disciplinas: danza, teatro, fotografía y coloquios con creadores y expertos.

Cualquier acción creativa es fruto de aquello que internamente nos mueve y nos remueve”, resume Descarrega. “Por eso suelo decir que el PSICURT debería llamarse PsicArt.” La programación incluye títulos como El 47, de Marcel Barrena, o Votemos, que invitan a reflexionar sobre la dignidad, la convivencia y los prejuicios sociales.

Yo, adicto

Uno de los momentos más destacados de esta edición ha sido la proyección de la serie Yo, adicto, de Javier Giner, con la participación del actor Àlex Brendemühl, que interpreta al psicólogo del protagonista. “El Festival PSICURT da sentido a nuestro trabajo porque nos dedicamos a esto para generar debate, para provocar reflexión sobre temas que también nos interpelan”, afirmó tras la sesión.

El actor subrayó el valor de encontrar espacios donde el arte sirva para hablar abiertamente del malestar: “Me gusta tener un feedback de lo que hacemos y ver que realmente transforma o genera debate en la gente. Hay pocos espacios donde se pueda hablar abiertamente de cuestiones como las adicciones o los trastornos mentales, y festivales como este son tan necesarios porque ayudan a normalizarlo todo”.

Cuando jóvenes y personas con trastornos mentales comparten una sesión, caen muchas barreras invisibles

Jaume Descarrega

— Director técnico del PSICURT

El festival, sin embargo, no se limita a las salas. Cada año llega a hospitales e institutos, donde se proyectan cortos y se debaten con estudiantes y pacientes. “Cuando jóvenes y personas con trastornos mentales comparten una sesión, caen muchas barreras invisibles”, explica Descarrega. “La cultura les permite entenderse de otra manera”.

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