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Tratamientos y mejora

Una terapia de grupo y familiar para menores logra reducir síntomas depresivos e ingresos hospitalarios

Los expertos consideran que "las familias son el instrumento fundamental para producir cambios"

"Nuestras intervenciones se dirigen al fomento de la esperanza y la desculpabilización, sin eludir la toma de conciencia", añaden

Una familia en el centro de Barcelona

Una familia en el centro de Barcelona / Mar Armenteros

Fidel Masreal

Fidel Masreal

Barcelona
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Una terapia con menores y sus familias, basada en una intervención de diversos especialistas en salud mental durante cuatro meses logra reducir drásticamente el número de ingresos hospitalarios y visitas a urgencias, y logra reducir los síntoma depresivos y ansiosos de los jóvenes. Así lo han expuesto los autores del estudio, Violeta Suárez y Diego Padilla, psicóloga clínica y experto en terapia cognitivo conductual, respectivamente. Su conclusión es clara: el tratamiento "consigue una gran potencia terapéutica" gracias a las reflexiones y experiencias compartidas entre las familias.

La terapia es conocida como TAIMING: Tratamiento Ambulatorio Intensivo Multidisciplinar en la Infancia y Adolescencia Grupal y se dirige a jóvenes con un trastorno mental grave en su infancia y adolescencia. Se lleva a cabo en un centro de salud mental (en este caso, de Majadahonda, en Madrid) estabilizar y reducir la problemática mediante una psicoterapia psicodinámica en la que participan las familias. Se trabaja a partir de diversas disciplinas por parte de distintos profesionales conjuntamente: psiquiatra, psicólogo, enfermera y trabajadora social, entre otros. Y se lleva a cabo tanto con los menores a título individual como de forma grupal y multifamiliar.

Las reflexiones y experiencias compartidas entre las familias amplifican el poder terapéutico de la intervención

Violeta Suárez y Diego Padilla

— Autores del estudio

Un trabajo exigente

Los investigadores subrayan que "el compromiso es alto, ya que requiere durante cuatro meses una amplia reorganización familiar para acudir a las psicoterapias grupales y a las entrevistas familiares, y a los adolescentes un compromiso de asistencia semanal a psicoterapia individual". Y se mantiene en el tiempo como mínimo durante seis meses, con diversas entrevistas y psicoterapias en grupo (con otros adolescentes, con la propia familia, o con varias familias). Además, intervienen los profesionales de psiquiatría, enfermería e incluso visitas a domicilio.

Los problemas familiares

Este tipo de trabajo tan intensivo permite ver problemas en el seno de la familia. Suárez y Padilla citan algunas situaciones como familias rígidas y estereotipadas, familias con límites no definidos, familias unidas ante una "maldad externa", o narcisistas, familias basadas en los secretos, familias con patologías que todavía no se habían diagnosticado, padres o madres fusionados "simbióticamente" o familias en las que la agresión es la forma de relacionarse. También se describen familias con padres carentes de afecto, o con madres que cuidan al padre o padres incapaces de cuidar.

Si los adolescentes 'enferman' en las familias, y por las familias, es en y por las familias que podrán alcanzar un mejor desarrollo y salud

Violeta Suárez y Diego Padilla

— Autores del estudio

Situaciones graves

El trabajo identifica el punto de partida de los jóvenes: estructuras de personalidad frágiles, actuaciones agresivas hacia ellos mismos, su vida y su familia, cuadros de autolesiones, intentos de suicidio, empeoramiento en la escuela y a nivel familiar y social, dificultad en las relaciones, un ocio que no les satisface, aislamiento y rasgos de personalidad "disfuncionales"

Objetivos durante las sesiones

Las terapias pretenden que los menores tomen consciencia de sus dificultades y que las familias se impliquen. "Si los adolescentes 'enferman' en las familias, y por las familias, es en y por las familias que podrán alcanzar un mejor desarrollo y salud". Esta técnica parte de la base de que "las familias son el instrumento fundamental para producir cambios" en los niños y adolescentes. Y buscan fomentar "la esperanza y la desculpabilización, sin eludir la toma de conciencia":

Resultados

 En concreto, seis meses tras aplicar esta terapia, los ingresos hospitalarios y las visitas a urgencias pasan de 25 y casi 40, respectivamente, a cifras casi insignificantes: tres ingresos y seis visitas a urgencias. En cuanto a los síntomas depresivos, pasan del 36% al 26%, tras las sesiones. Y los síntomas ansiosos, del 36% al 22%.

Los autores explican que se consigue que las experiencias compartidas entre las familias tengan poder terapéutico, ayudan a las familias a integrar la terapia en su día a día y se logra trabajar necesidades familiares y "crear un espacio seguro" para que los menores trabajen sus necesidades emocionales no resueltas de la infancia. Se cuestionan roles familiares y se promueven "patrones de interacción más saludables". Todo ello, según Suárez y Padilla, para impulsar "cambios positivos" y crear una red de apoyo mutua. 

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