Salud y emociones
Descubre si estás emocionalmente disponible, en 4 claves
Necesitamos sentirnos escuchados y sostenidos pero, ¿Sabemos practicar la disponibilidad emocional con los demás?
Xavier Guix: "Ejercer la empatía es de las cosas más difíciles"

Una pareja en actitud poco empática. / Pexels


Marc Darriba
Marc DarribaHay parejas que conviven, comparten mesa y techo, pero una de las dos personas se siente sola. Hay amistades que se escriben a diario, pero nunca llegan a hablar de cómo están de verdad. Y hombres que sostienen su malestar en silencio, desconectados emocionalmente, sin recursos para expresar ni compartir lo que sienten. Y también adultos —casi siempre mujeres— que hacen equilibrios para acompañar emocionalmente a todo su entorno, pero que no tienen a nadie que las sostenga cuando son ellas quienes caen. En todos estos casos, el problema no es que no estemos. El problema es que no estamos emocionalmente disponibles. Pero, ¿tenemos claro de qué se trata? Por eso, en SanaMente hemos hablado con dos expertos sobre el tema para definirlo y ver cómo podemos actuar, en cuatro claves.
1, lo que aprendimos de pequeños
Para Rosa Rabbani, psicóloga especialista en relaciones y colaboradora del consultorio de pareja de SanaMente, la disponibilidad emocional tiene que ver con la capacidad de abrir las puertas del propio mundo interior y dejar que la otra persona entre. “Cuando explico algo a alguien que no le contaría a cualquiera, le estoy dando acceso a mi intimidad”, afirma. Esta apertura, según Rabbani, no siempre es fácil: “depende de los modelos familiares, de cómo nos han acompañado emocionalmente en la infancia y de si hemos aprendido —o no— a reconocer, expresar y compartir lo que sentimos”. “Si en casa no se hablaba de cómo nos sentíamos, si no se mostraba afecto, cuesta mucho más hacerlo de adultos”, añade.
Rabbani lo ve a menudo en consulta: parejas en las que una de las personas vive felizmente desconectada y la otra arrastra un malestar crónico. “Quien no se queja suele ser quien tiene cubiertas sus necesidades emocionales. La otra suele tener la sensación de convivir con una pareja de plástico.” Esta asimetría mantenida en el tiempo genera sufrimiento y, con frecuencia, una búsqueda de consuelo fuera de la relación. “Ambas personas deberían ser mínimamente capaces de ofrecer apoyo emocional. Cuando una no puede, es habitual que la otra lo busque en amistades o compañeros de trabajo, por ejemplo”.
Cuando un miembro de la pareja no ofrece apoyo emocional, es habitual que el otro lo busque en amistades o compañeros de trabajo
2, hombres que se desconectan de sí mismos
Desde otra perspectiva, Cesc Laporta, fundador y facilitador de El Taller: Masculinidades Diversas y Perspectiva de Género, describe cómo muchos hombres han aprendido a desconectarse emocionalmente para sobrevivir a contextos familiares o escolares violentos. “Para no sufrir, te desconectas de lo que sientes. Pero eso también te hace daño. Y llega un punto en el que, si quieres vincularte desde la verdad, tienes que volver a conectar. Pero este proceso no pasa solo por expresarse: implica un trabajo interno, reconocer, comprender y dar valor a lo que se mueve por dentro”.
No es solo que no mostremos lo que sentimos; es que muchos hombres se han desconectado de sus propias emociones
“No es solo que no mostremos lo que sentimos; es que muchos hombres se han desconectado de sus propias emociones. Y reconectar es un trabajo profundo”, explica. Esta desconexión, dice Laporta, también se explica por los mandatos de género. “Si queremos ser reconocidos como hombres, parece que tengamos que encerrarnos en una jaula. Salir de ella implica exponerse a violencias. Pero quedarse también duele”. Es una elección imposible que, según Laporta, a menudo se traduce en conductas de riesgo, aislamiento, agresividad y bloqueos emocionales.

Dos parejas abrazándose. / ELISENDA PONS
La falta de disponibilidad emocional no solo afecta a las parejas o al entorno más próximo: también sostiene estructuras de poder. “Muchos hombres únicamente muestran emociones en espacios que les regalan las mujeres: las parejas, las amigas, las madres. Pero esos espacios deberían ser de todos. No tendrían por qué ser siempre ellas quienes sostienen todo el cuidado emocional", afirma Laporta. Rosa Rabbani alerta, en la misma línea, de que “hay muchas mujeres que escuchan, acompañan, sostienen… Pero que no tienen a nadie que las escuche a ellas. Y eso genera soledad, frustración e incluso malestares físicos que acaban somatizándose”.
3, entrenarse observando
Tanto Rabbani como Laporta coinciden en que la disponibilidad emocional se puede aprender. No es una cualidad innata, sino una habilidad que se desarrolla con práctica, conciencia y espacios seguros. Puede ser a través de la terapia, de grupos de hombres, o dentro de una amistad, si existe la voluntad de compartir desde la verdad. “Todo esto es cuestión de entrenamiento emocional”, dice Rabbani. “Identificas personas emocionalmente hábiles, observas cómo actúan, comprendes sus estrategias de gestión emocional y las incorporas. Se puede hacer”.
Identificas personas emocionalmente hábiles, comprendes sus estrategias de gestión emocional y las incorporas
4, poner límites
Ahora bien, estar emocionalmente disponible no significa estarlo las 24 horas del día. “Hay momentos en los que no podemos. Y eso también hay que poder decirlo”, señala Rabbani. Saber poner límites sanos forma parte del mismo proceso de aprendizaje emocional. También lo es saber escuchar con todo el cuerpo. “Cuando alguien te escucha de verdad, lo notas. No porque haga nada en concreto, sino porque lo sientes presente. Está completamente contigo”.
Cuando no hay gestión emocional, los vínculos se debilitan
Laporta lo ejemplifica con una escena cotidiana entre amigos: una excursión que uno tiene que cancelar, pero sin consultar ni escuchar cómo lo viven los demás. “Cuando no hay gestión emocional, los vínculos se debilitan. Pero si decimos: ‘Tengo un imprevisto, no sé qué hacer, ¿cómo os afecta?’, damos espacio a la conversación, al cuidado mutuo. Eso es estar disponible”.
Por eso, en palabras de Rabbani, la disponibilidad emocional es la base de todas las relaciones humanas. “Somos seres relacionales. Y nos relacionamos a través de las emociones.” Así pues, según la mirada de los expertos entrevistados, abrirse, escuchar activamente, sostener y dejarse sostener son elementos clave para construir relaciones sanas y emocionalmente significativas.
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