Bienestar y felicidad

Seis ideas para que cada día sea tu Yellow Day

Colaboradores de SanaMente revelan sus momentos de felicidad

El 20 de junio reúne, según un psicólogo, cuatro factores que favorecen la felicidad más que cualquier otro día

El aumento de las horas de sol, la cercanía de las vacaciones y la paga de verano se alían para que el 20 de junio sea 'el día más feliz del año', el Yellow Day.

El aumento de las horas de sol, la cercanía de las vacaciones y la paga de verano se alían para que el 20 de junio sea 'el día más feliz del año', el Yellow Day.

Marc Darriba

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Barcelona
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El Yellow Day, celebrado el 20 de junio, es conocido como el día más feliz del año. Según el psicólogo británico Cliff Arnall, esta fecha reúne varios factores que favorecen la felicidad: más horas de luz solar, temperaturas agradables, la cercanía de las vacaciones y un entorno propicio para el bienestar emocional. Además, el amarillo —color asociado a la alegría, la luz y la energía— refuerza su simbolismo.

Los días que voy a recoger a mi nieta al colegio, se me ilumina el día y el corazón

Eva Bach

— Escritora y pedagoga

Ahora bien, la felicidad no siempre depende de un día señalado en el calendario. ¿Y si nos pusiéramos unas gafas amarillas para mirar la vida con una mirada más amable y consciente? Desde SanaMente hemos querido preguntar a seis colaboradores qué convierte un día cualquiera en un día feliz. Estas ideas, sencillas, pero poderosas, pueden ayudarte a encontrar pequeños momentos de bienestar en tu rutina diaria.

Eva Bach, escritora y pedagoga, asocia la felicidad a momentos compartidos: “Los días que voy a recoger a mi nieta al colegio, se me ilumina el día y el corazón. También disfruto de una buena puesta de sol, de una visita sorpresa o de salir a caminar con mi pareja. Cuando siento que mi mensaje llega a familias y educadores, también me siento profundamente feliz”.

Mis momentos de epifanía: cuando aprendo algo nuevo que me hace ver el mundo de otra manera

Rosa Rabbani

— Psicóloga social

Para la psicóloga social Rosa Rabbani, experta en relaciones de pareja, la felicidad es “saber que las personas que quiero están bien”. Pero también hay otra fuente de bienestar: “Mis momentos de epifanía —así los llamo— cuando aprendo algo nuevo que me hace ver el mundo de otra manera”.

Xavier Guix, psicólogo y escritor, apuesta por la felicidad en el presente y en los hábitos: “Cada mañana, mientras desayuno, escribo durante una hora y media. Es el momento en el que soy más feliz”. Y añade: “La felicidad no está ni en el pasado ni en el futuro: está en el ahora, en los pequeños gestos que conectan con el gusto de vivir”.

Cada mañana, mientras desayuno, escribo durante una hora y media. Es el momento en el que soy más feliz

Xavier Guix

— Psicólogo y escritor

La psicóloga Maria José Valiente destaca varias claves para sentirse feliz en el día a día: “Tomar un café en silencio, una conversación interesante, recibir un mensaje inesperado o regalarse una buena comida. También observar la bondad de las personas o reír con alguien a quien quieres”. Todo eso, dice, “nos recuerda que todavía hay cosas que tienen sentido”.

Ahora que las imágenes de lugares como Gaza nos impactan, la paz convertiría cualquier día en un día feliz

Cristina Vallès

— Dret a Morir Dignament

Para Cristina Vallès, presidenta de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) Catalunya, la respuesta es clara y contundente: “Ahora que las imágenes de lugares como Gaza nos impactan, la paz convertiría cualquier día en un día feliz”.

Noah Zafra, testigo en primera persona, asocia la felicidad a la calma y la presencia: “Los días se vuelven felices cuando llego a casa y encuentro silencio. Me da paz, como si el mundo se detuviera unos minutos”. También valora compartir momentos tranquilos con las personas que quiere: “Para mí, la felicidad es poder ser y estar, sin ruido ni prisas”.

Cuando llego a casa y encuentro silencio

Noah Zafra

— Colaboradora de SanaMente, autora de El diario de Noah

No hace falta esperar una fecha especial para sentirse bien. A veces, solo hace falta una mirada diferente, unas gafas amarillas que nos ayuden a reconocer los pequeños momentos de felicidad cotidiana. Tal vez no exista una fórmula mágica para saber cómo ser feliz, pero sí un camino: el de los gestos, la presencia y la conexión.