Crianza

Carlos González, pediatra: "Muchas veces cuando tu hijo llora no quiere ni juguetes ni dulces, pide tu presencia y tu cariño"

El pediatra Carlos González aclara cuándo y cómo hay que ceder los deseos infantiles

El pediatra Carlos González explica la teoría de la abuela: "Es normal que algunos padres sientan celos o frustración..."

Carlos González, pediatra y autor de varios libros sobre crianza y salud infantil.

Carlos González, pediatra y autor de varios libros sobre crianza y salud infantil. / Bcn

Cloe Bellido

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El trabajo y las obligaciones del día a día tienen su desgaste al final del día. Muchos padres, que acaban cansados y estresados la jornada, tienen por delante el reto de criar a sus hijos. Los llantos al final de un largo día pueden ser duros, pero es fundamental prestar nuestro cariño y atención a los hijos. Pasar el máximo tiempo de calidad posible con ellos puede marcar la diferencia en su desarrollo.

El pediatra Carlos González, experto en crianza, explica que muchas veces los hijos reclaman simplemente nuestra presencia. Y los llantos en ocasiones los utilizan para reclamar esto.

"Cuando tu hijo de dos años llora a media noche, no te está pidiendo ni un juguete ni un dulce. Sólo pide que vayas", dice González, que rechaza la idea de que con incentivos les podemos convencer para que duerman.

"Y si al contrario, cuando tu hijo de dos o tres años llora por la noche tú fueras y le dijeras: 'cariño, papá y mamá tienen que dormir. Mira, si durante toda esta semana no lloras por la noche y no nos llamas y duermes de un tirón, te compraré el triciclo, o la bicicleta o te llevaré a Disneylandia', lo que sea, cualquier cosa que se te ocurra. No va a funcionar", avisa.

Las recompensas a cambio de un buen comportamiento no son buena idea; menos aún si hablamos de dormir. "Los niños pequeños van a seguir llorando igual y los niños con suficiente edad para entender de qué va el trato a lo mejor intentan no llorar pensando en esa bicicleta o triciclo que les han prometido, a lo mejor aguantan durante unos minutos o unas horas. Pero al final acaban llorando el doble, llorando casi todas las noches para que vengan sus papás y llorando porque son conscientes de que se han quedado sin bicicleta", asegura Carlos González.

"Tu hijo no te está pidiendo ni juguetes ni diversiones ni dulces ni caramelos. Tu hijo te está pidiendo tu presencia, tu atención y tu tiempo", concluye el pediatra.