Jóvenes y salud mental

Aumentan los trastornos de conducta alimentaria entre adolescentes con dismorfia muscular

Un estudio alerta del aumento de casos y del riesgo asociado de uso de anabolizantes e ideación suicida

Los menores de 14 a 18 años concentra la mayoría de los diagnósticos, aunque ya hay una presencia entre los de 10 a14 años

Sesión grupal de la unidad de atención a los TCA en Salt.

Sesión grupal de la unidad de atención a los TCA en Salt. / IAS

Marc Darriba

Marc Darriba

Barcelona
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El impacto de la presión estética en niños y adolescentes sigue en aumento, y no solo entre las chicas. Según datos compartidos por Constanza Jacques, investigadora del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (IDIAP), se ha detectado un incremento significativo de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) entre chicos adolescentes con dismorfia muscular, una distorsión de la imagen corporal que puede derivar en vigorexia, uso de anabolizantes, cirugía estética e incluso ideación suicida.

Los datos se presentaron este jueves 12 de junio durante la jornada “Cuerpo, presión estética y malestares en la infancia y la adolescencia”, organizada en Barcelona por el Comité Organizador del Congreso Catalán de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia (CCSMIA) e impulsada por la Fundación Congreso Catalán de Salud Mental (FCCSM). El acto reunió a una decena de profesionales de los ámbitos clínico, educativo y comunitario para abordar cómo la violencia estética impacta en el bienestar emocional de niños y jóvenes.

Cada vez más precoces

Jacques alertó de que el sistema diagnóstico tradicional a menudo excluye cuerpos y perfiles masculinos, lo que contribuye al infradiagnóstico y al silencio en torno al malestar corporal en chicos. Aunque un 58 % de los diagnósticos de TCA registrados en la atención primaria en Cataluña son de tipo no especificado, los datos recogidos muestran un aumento de casos entre chicos de entre 15 y 18 años, especialmente en contextos de nivel socioeconómico desfavorecido. Esta tendencia se mantiene estable también entre los chicos de 10 a 14 y de 19 a 24 años.

"Presión estética"

Hay una preocupación creciente dentro del ámbito sanitario por la presión estética sobre los chicos”, afirmó Jacques, vinculándolo a la necesidad de responder a una imagen corporal idealizada para ser aceptado, deseado o querido. Esta exigencia a menudo desplaza el deseo propio y puede traducirse en conductas compulsivas en torno al cuerpo. Los estereotipos sobre quién “tiene” un TCA —chicas blancas de clase media— dificultan el diagnóstico en perfiles que quedan fuera, a pesar de presentar síntomas claros.

El cuerpo se ha convertido en un ascensor social

Enrico Mora

— Sociólogo

Un estudio publicado en el International Journal of Eating Disorders en 2022 ya apuntaba en la misma dirección. Según esta investigación, la exposición a ideales corporales interiorizados está fuertemente asociada a síntomas de dismorfia muscular y de TCA en chicos adolescentes, especialmente entre aquellos que no se identifican con la masculinidad normativa. El trabajo subraya la necesidad de incluir a los chicos en los protocolos de prevención y detección precoz del malestar corporal.

El cuerpo como estrategia de supervivencia

Durante la jornada también se insistió en la necesidad de abordar la violencia estética como una forma de presión estructural sobre niños, niñas y adolescentes. El sociólogo Enrico Mora señaló que “el cuerpo se ha convertido en un ascensor social”, en referencia al hecho de que, en un sistema que castiga el fracaso y premia la excelencia, el aspecto físico se convierte en un recurso para ser aceptado o valorado. “La excelencia estética está costando vidas”, advirtió.

Ninguna voz en primera persona

A pesar de la densidad y calidad de las intervenciones, la jornada omitió la participación de testimonios en primera persona. No intervino ningún joven, ni ninguna persona que conviva con un TCA o con malestar corporal debido a la presión estética.

La jornada incluyó también reflexiones desde la educación con perspectiva de género, la psicomotricidad, la prevención comunitaria y la atención clínica a los trastornos alimentarios en adolescentes.