Emociones y escenarios

Jordi Chicletol, comunicador: "La salud mental también es compartir la alegría"

L'altre Festival: el epicentro de las artes escénicas para repensar la salud mental

"No queremos que la gente solo consuma cultura, sino que se relacione con ella, que comparta", afirma Martina Cumova.

Imagen de “Consagrada, el fracaso del éxito” de Gabi Parigi

Imagen de “Consagrada, el fracaso del éxito” de Gabi Parigi / Altre Festival

Marc Darriba

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Barcelona
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Una plaza de la Chimenea llena, dos bandas en directo y un espacio de calma. Así arrancó la undécima edición de L’Altre Festival de Barcelona, uno de los pocos festivales del mundo dedicados exclusivamente a las artes escénicas y la salud mental. Durante tres días, el recinto de Fabra i Coats se llenó de cuerpos que bailan, miradas que observan, voces que relatan y piel que se expone, en una apuesta radical por romper el estigma y reformular la cultura como un derecho y un espacio común. En total, 35 espectáculos diferentes.

En esta edición de 2025, el festival lo inauguraron Mishima y Efectes Secundaris, dos bandas que dieron voz a la emocionalidad compleja y ambivalente que atraviesa muchos de los espectáculos programados. Como recordó Jordi Chicletol, maestro de ceremonias de la inauguración, “la salud mental también es compartir la alegría”. Y añadió: “Este festival no es solo para mirar y mirarse, es un espacio abierto donde hacernos preguntas”.

Un espacio de calma

Pero el epicentro de L’Altre Festival no son solo los escenarios, sino el cruce entre lo artístico y lo comunitario. Nos lo explica Martina Cumova, responsable de comunicación del festival, desde un rincón especialmente simbólico del recinto: el espacio de calma, destinado a desescalar y reducir el estrés de las personas asistentes, en el vestíbulo de la fábrica de creación Fabra i Coats de Barcelona.

¿Cómo queremos cuidarnos colectivamente si no podemos ser vulnerables en público?

Jordi Chicletol

— Comunicador

Lo que queremos es que el festival sea un encuentro, no solo una exhibición. Estamos aquí, en un espacio de calma, porque también hace falta descansar. No queremos que la gente solo consuma cultura, sino que se relacione con ella, que comparta. Y eso también es hacer salud mental”, resume Cumova. Y añade: “Siempre intentamos que todo el mundo tenga derecho a disfrutar y a hacerlo a su manera”.

Proyectos de todo el mundo

Esta mirada se concreta también en la selección de las propuestas artísticas, que L’Altre Festival recoge a partir de una convocatoria abierta cada invierno. “Recibimos proyectos de todo el mundo, tanto de compañías profesionales como de otras formadas por personas con experiencia en salud mental, familiares o entidades sociales.

Siempre intentamos que todo el mundo tenga derecho a disfrutar y a hacerlo a su manera

Martina Cumova

— Responsable de comunicación del Altre Festival

Y cada vez hay más híbridos: compañías en transición entre el activismo, la creación comunitaria y el circuito profesional”, apunta la responsable de comunicación.

Apuesta de futuro

L’Altre Festival son tres días de artes escénicas, pero también es un proyecto en construcción continua. De cara al futuro, el equipo apuesta por reforzar tres pilares: la inserción laboral de personas con problemas de salud mental dentro de la creación escénica, la proyección internacional y el desarrollo del laboratorio de artes y bienestar.

“Este año, por ejemplo, tenemos una producción propia, con contrato laboral, dirigida por Xavier Bobés. Y también hemos viajado a Praga para participar en un festival con una compañía de teatro vinculada a un hospital psiquiátrico. Aprendemos mucho en estos intercambios, viendo cómo se vive la salud mental desde otros contextos”, explica Cumova. Y concluye: “Ahora mismo lo que más echamos en falta como sociedad es precisamente esto: encontrarnos”.

El movimiento para sentir y ser sentido

Desde su nacimiento, L’Altre Festival ha crecido sin perder el rumbo: poner el bienestar emocional, la vulnerabilidad y la diversidad en el centro. Y, año tras año, lo hace con espectáculos como el biodrama 'Consagrada, el fracaso del éxito' de Gabi Parigi, el montaje 'Estafa ou sobre os sonhos não dormidos' de Companhia Babélica, o las piezas de danza social del ciclo 'Temps de dansa', que convierten el movimiento en un lenguaje para sentir y ser sentido. Porque, como se preguntaba Chicletol al inaugurar el festival: “¿Cómo queremos cuidarnos colectivamente si no podemos ser vulnerables en público?”.