Psicología

Esto es lo que he aprendido como psicólogo con los libros de María Esclapez y que transmito a mis pacientes

El afecto y el vínculo es imprescindible para todo ser humano

Lo que he aprendido como psicólogo con los libros de María Esclapez

Lo que he aprendido como psicólogo con los libros de María Esclapez / 123RF

Ángel Rull

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A lo largo de los últimos años, una de las áreas más importantes que he integrado en mi trabajo como psicólogo ha sido el estudio de los vínculos afectivos. Entender cómo nos relacionamos, cómo nos vinculamos y por qué repetimos ciertos patrones, ha sido fundamental no solo en mi propia formación, sino también en lo que transmito a las personas que acompaño. En este camino, la obra de María Esclapez se ha convertido para mí en una guía valiosa y profundamente humana para observar con lupa nuestro mundo emocional y relacional.

Leer a María Esclapez no implica únicamente adquirir conocimiento. Implica, sobre todo, reconocer que muchas de nuestras conductas están atravesadas por experiencias pasadas que aún duelen. Y cuando esas heridas no se nombran, se manifiestan en forma de dependencia, autosabotaje, evitación o ansiedad constante frente al abandono. Comprender este mapa emocional ha transformado profundamente la forma en que entiendo y explico el amor, el apego, los límites y la autoestima.

De qué manera sus libros han transformado mi forma de explicar lo emocional

Una de las cosas que más valoro de la autora es su capacidad para traducir conceptos complejos en explicaciones que llegan al corazón. No se trata de simplificar lo psicológico, sino de hacerlo humano, tangible y aplicable al día a día. Como psicólogo, esa capacidad pedagógica ha sido una fuente de inspiración. En más de una ocasión he reformulado ejemplos clínicos o metáforas gracias a sus libros, precisamente porque permiten a las personas sentirse comprendidas y representadas.

María Esclapez insiste en que nuestras formas de amar están profundamente condicionadas por nuestra historia. Esta afirmación, tan aparentemente sencilla, tiene un gran impacto cuando se interioriza. Porque muchas veces nos preguntamos “¿por qué siempre me pasa lo mismo?”, sin detenernos a observar qué historia emocional estamos repitiendo. Sus textos nos invitan a mirar con honestidad nuestras relaciones pasadas, no para castigarnos, sino para trazar una línea que dé sentido y coherencia a lo que sentimos hoy.

Otra enseñanza que transmito con frecuencia es que poner límites no es dejar de querer. Esta idea, que muchas veces cuesta integrar, se convierte en un punto de inflexión para muchas personas que sienten culpa al decir que no, o que temen perder al otro si se priorizan a sí mismas. Gracias a sus libros, he podido introducir esa perspectiva con mayor delicadeza y claridad, ayudando a que muchas mujeres y hombres se reconecten con su propio derecho a elegir, a cuidarse y a proteger su energía emocional.

También me ha ayudado a reformular cómo hablo de la autoestima. No como una meta que se alcanza, sino como un vínculo que se construye con una misma, con uno mismo, todos los días. Una relación donde el respeto, la validación y la compasión son pilares tan importantes como la fuerza o la seguridad. Esta mirada ha sido especialmente útil cuando trabajo con personas que han vivido relaciones dañinas, en las que se han desdibujado por amor o por miedo a quedarse solas.

Lo que enseña María Esclapez sobre los vínculos (y que todos deberíamos saber)

Las ideas de la psicóloga, aunque simples en su forma, son potentes en su fondo. Y cuando se explican desde la honestidad, sin tecnicismos, conectan con quienes necesitan entenderse a sí mismos desde un lugar menos culpabilizante y más amoroso.

Estas son algunas de las enseñanzas más importantes que María Esclapez transmite en sus libros sobre los vínculos afectivos:

1. El apego se forma en la infancia, pero se manifiesta en nuestras relaciones adultas

Conocer nuestro estilo de apego (evitativo, ansioso, seguro o desorganizado) es esencial para entender cómo nos vinculamos y qué miedos nos condicionan.

2. No todo lo que duele es amor

Es necesario desmontar la idea de que el sufrimiento valida una relación. El amor sano se construye con respeto mutuo, no con angustia constante.

3. Los límites son una forma de amor propio

Aprender a decir que no, a marcar distancia cuando algo nos daña o nos agota, es una habilidad emocional que protege nuestra salud mental.

4. No necesitas estar en pareja para sentirte completa

La autora insiste en que la soltería no es una etapa de espera, sino un periodo válido de crecimiento, disfrute y autoconocimiento.

5. El amor propio no es egoísmo

Es una base necesaria para construir relaciones más equilibradas, donde no nos perdamos por complacer o por miedo al abandono.

6. La dependencia emocional se puede trabajar

Reconocer patrones de dependencia no significa etiquetarse, sino tomar conciencia para recuperar la autonomía emocional.

7. El cierre no siempre viene del otro

Muchas veces esperamos que la persona que se fue nos dé una explicación o disculpa, pero aprender a darnos ese cierre internamente es un acto de madurez emocional.

8. Los celos no son una prueba de amor

Esta emoción, aunque común, suele hablar más de nuestras inseguridades que de la relación en sí misma.

9. La comunicación no violenta es un pilar de las relaciones sanas

Hablar desde el “yo siento” en lugar de acusar al otro permite que el diálogo sea más auténtico y menos reactivo.

10. Sanar no significa olvidar, sino resignificar

Es posible tener heridas y, al mismo tiempo, vivir una vida plena si conseguimos integrar lo vivido con conciencia y cuidado.

Sanar desde los vínculos

María Esclapez ha traído a la psicología un lenguaje que nos acerca sin infantilizarnos, que nos remueve sin empujarnos al abismo, y que nos permite revisar nuestros vínculos desde un lugar más amable. Como psicólogo, me reconozco deudor de su claridad y su sensibilidad. Porque sus libros no solo han transformado mi forma de entender las relaciones, sino también la manera en que explico, acompaño y traduzco lo emocional a las personas que me confían su mundo interno.

Transmitir estos aprendizajes no es un acto de repetición, sino de responsabilidad emocional. Porque cada vez que alguien comprende que su forma de vincularse tiene raíces, que sus miedos tienen sentido, y que su malestar no es locura sino historia, se abre una puerta nueva. Una puerta hacia una vida más libre, más honesta y, sobre todo, más en paz consigo misma.

* Ángel Rull, psicólogo.