Bienestar emocional e identidad
Cristian Carrer, Observatorio de la LGTBIfobia: "Dejemos de poner el foco en la persona y miremos qué hay alrededor que hace daño"
Ansiedad, rechazo, aislamiento persisten en el colectivo, según relatan los expertos
Las consecuencias: rupturas familiares, consumo para anestesiar el dolor o dificultades para pedir ayuda

EP


Marc Darriba
Marc DarribaAunque la homosexualidad ya no figura como enfermedad, su sombra todavía proyecta culpa. “Parece que la sociedad aún se cree con derecho a señalarte por ser quien eres”, denuncia Sandra Toledano, integrante de Ahora dónde - Le Refuge, entidad que acoge emocionalmente a jóvenes LGTBI expulsados de sus hogares. Y ese señalamiento, recuerdan, cala hondo: en la autoestima, en las relaciones, en la forma de mirarse al espejo. Con motivo del Dia Internacional contra la LGTBIfobia, cuatro expertos analizan el camino que queda por recorrer en el bienestar emocional de este colectivo.
Lo que realmente necesitan es que alguien les escuche sin juzgar
Rodrigo Araneda, que trabaja con personas migradas y solicitantes de asilo LGTBI, lo describe así: “Muchas veces, la violencia comienza en la familia y continúa con el Estado. Lo complejo es que terminas dudando de ti mismo”. El resultado: ansiedad, insomnio, rupturas familiares, consumo para anestesiar el dolor o dificultades para pedir ayuda. Todo esto afecta al bienestar emocional de manera directa.

Sergi Martín. / Joan Cortadellas / EPC
Lo complejo es que terminas dudando de ti mismo
Desde STOP, entidad pionera en prevención´del VIH, Sergi Martín recuerda que muchas personas que recurren al chemsex no lo hacen por placer, sino como vía de escape: “Detrás del consumo hay muchas veces una historia de rechazo y violencia. El chemsex no es siempre un problema, pero a menudo es solo la punta del iceberg”. El vínculo entre chemsex y salud mental se evidencia en muchos acompañamientos.
No somos más vulnerables, pero vivimos situaciones que nos colocan en vulnerabilidad
Pese al sufrimiento, los expertos coinciden: no todo se reduce al trauma. Hay espacio para la recuperación del bienestar emocional. “Tenemos que dejar de poner el foco solo en la persona que sufre, y empezar a mirar qué hay alrededor que le hace daño”, apunta Cristian Carrer, que es psicólogo social en el Observatori Contra la LGTBIfòbia, Para Toledano, la clave está en crear espacios seguros y de escucha: “A veces vienen sin saber qué pedir, solo necesitan ser validadas”.

Sandra Toledano. / Joan Cortadellas / EPC
"La conexión puede sanar"
Los grupos de ayuda mutua, los espacios comunitarios y el contacto con iguales aparecen como lugares de reparación emocional y psicológica: “La conexión también puede sanar”, apunta Toledano. “Acompañar es caminar junto a la otra persona, no decirle lo que tiene que hacer”, insiste Carrer. Sergi Martín lo resume así: “En lo comunitario hay también mucha magia. Así como lo que nos hizo daño fueron los grupos de infancia, la familia, diferentes grupos sociales donde hemos estado y hemos recibido nuestras heridas… Los grupos luego son lugares donde nos recuperamos”.

Cristian Carrer / Joan Cortadellas / EPC
¿Y el sistema?
En pleno debate sobre salud mental LGTBI, los participantes coinciden en una denuncia: la administración sigue sin estar a la altura. “Lo que funciona no se replica porque no hay financiación”, resume Araneda. El Tercer Sector llena vacíos que los servicios públicos ni siquiera reconocen. Y cuando por fin lo hacen, alertan, externalizan los proyectos al mejor postor: “El que cobra menos se lo queda, sin tener en cuenta la experiencia”, lamenta.
Detrás del consumo hay muchas veces una historia de rechazo y violencia
El resultado es una atención fragmentada, con poco margen para lo específico, y cargada sobre entidades comunitarias precarias pero expertas. “No podemos sustituir al sistema, pero tampoco podemos mirar hacia otro lado”, coinciden. Reivindican una atención psicológica afirmativa, especializada y sostenida.
"Que nadie pase lo que yo pasé"
¿Qué les hace seguir? ¿Qué da sentido a acompañar, cuidar, resistir? “Ver que alguien sale adelante”, dice Toledano. “Acompañar a los míos”, dice Martín. “No quiero que nadie más pase por lo que yo pasé”, confiesa Araneda. “Luchar por una vida más digna, para nosotres y para todas”, resume Carrer.

Rodrigo Araneda. / Joan Cortadellas / EPC
Y para conseguirlo, una idea se repite como mantra: no basta con incluir al colectivo en lo sanitario o lo social. Hay que transformar los marcos, los entornos, las narrativas. “Tenemos que dejar de señalar siempre al colectivo y empezar a mirar qué hace el entorno”, zanja Toledano.
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