Crianza

El pediatra Carlos González, sobre castigar a los hijos: "Es inútil, no les vuelve buenos"

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El pediatra Carlos González explica cómo hacer que los hijos lean: "La insistencia, a veces..."

El pediatra Carlos González.

El pediatra Carlos González. / ROSANA VIDAL

Cloe Bellido

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Los castigos en la crianza han sido durante décadas una herramienta común para corregir conductas no deseadas. Sin embargo, cada vez más expertos en psicología infantil advierten sobre sus posibles efectos negativos en el desarrollo emocional de los niños. Muchos ven los castigos como una pena desproporcionada e ilógica y optan por hacerles entender que sus actos tienen consecuencias sobre los demás.

El pediatra Carlos González autor de libros sobre crianza, es tajante sobre esto. "Los castigos son inútiles en la educación de los niños", subraya. "Tan inútiles como los premios. Los castigos no modifican la conducta ni vuelven buena a la gente", añade.

"Los castigos no modifican la conducta"

El castigo puede parecer que tiene resultados en un principio, y esto puede llevar a muchos padres a aplicarlo cada vez más. Pero acaba perdiendo su utilidad real, generando en los niños miedo a las consecuencias sin que sepan cómo actuar de manera alternativa. Se pueden generar así, emociones negativas hacia los padres y conductas evitativas.

"'Oh, pero a los adultos sí que les castigamos'. Sí, pero tampoco funciona", expresa González. "Primero, a los adultos sólo les castigamos por cosas serias e importantes: por robar, por matar por violar. A los adultos no les castigamos por reír, por saltar, por correr o por pisar un sofá".

"Segundo, a los adultos sólo les castigamos en función de una ley anterior al delito con derecho a abogado defensor y con derecho a juicio justo", prosigue.

"Tú a mí no me repliques"

Los niños pequeños no tienen desarrollados por completo la parte de su cerebro que controla sus impulsos, lo que explica que de vez en cuando puedan tener impulsos de pegar o morder. Hacerles entender que sus actos tienen consecuencias, cuentan algunos expertos, es una manera de que aprendan. Los castigos, al fin y al cabo, son solo punitivos.

"Tercero, los adultos pueden apelar contra ese juicio. Un asesino condenado por un juez tiene derecho a recurrir al Tribunal Supremo. Un juez no le dice: "tú a mí no me repliques". El condenado sí que tiene derecho a replicar. Solo los padres decimos a veces eso de tú a mí no me repliques", concluye Carlos González.