Terapias
Anna, experta en equinoterapia: "Un niño autista habló por primera vez y dijo caballo"
Los equinos "son más equilibrados emocionalmente que nosotros", describe la monitora y etóloga
La clave para la terapia con los animales pasa por garantizar primero su bienestar emocional


Fidel Masreal
Fidel MasrealPeriodista
Licenciado en Ciències de la Comunicació por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), curso de periodismo jurídico-político por la UAM - El País, ha ejercido como periodista político en Onda Cero, diari Menorca, Ràdio Barcelona (cadena SER) -donde fue jefe de la sección de Política- y Els Matins de TV3. Desde septiembre del 2008 es redactor en El Periódico, primero como cronista parlamentario en Madrid y en la actualidad especializado política catalana. Autor de "Conviure amb la depressió" (Mina, Eniclopèdia Catalana, 2007), "Game Over: els partits polítics, corrupció i vicis del sistema" (La Mansarda, 2013), "Cuentos Ex" (Magma Editorial, 2019) y "Contes del procés" (Magma, 2019). Colabora como analista en TVE, Catalunya Ràdio, SER Catalunya y RAC-1, entre otros.
Primera premisa para que un caballo sea terapéutico: que sea feliz. Parece una obviedad pero no lo es tanto. La experta Anna Salas, monitora de equitación, etóloga y directora de NEC (Natural Equine Connection), lo deja claro: "solo pueden ser terapeutas sin son caballos equilibrados y sanos". Y eso implica no vivir encerrados, tener espacio y compañeros equinos y comida durante horas. Condiciones que no siempre se dan. Y que si no existen pueden provocar que no solo no sean caballos terapeutas sino que sufran ansiedad y depresión.
"Sí, sufren depresión, ansiedad y fobias -describe Salas-, recordemos que son presas y pueden estar en constate alerta, con el sistema nervioso simpático alterado, y si no están bien tratados desarrollan indefensión aprendida, es decir que si no pueden luchar, se rinden, y luego se dicen que son mansos y sirven para hacer terapia. No, es que están sin espíritu".
Una moda mal entendida
Hacer terapia con caballos se llegó a convertir, explica la actriz Rosa Galindo, en una moda y luego en un negocio por el que valía la pena incluso drogarlo, esclavizarlos o mantenerlos en espacios minúsculos electrificados. "Y es todo lo contrario, sin vínculo no hay terapia", sostiene Galindo, cofundadora de la Fundació Miranda, que cuida caballos procedentes de malos tratos y lleva a cabo terapias de forma discreta y basada en un método propio.

Imagen de uno de los caballos de la hípica de Anna Salas / Ferran Nadeu / EPC
Salas responde a la pregunta de porqué los caballos son buenos terapeutas: "Tienen un campo magnético amplio, regulan los latidos de tu corazón porque tienen un latido de entre 30 y 40 por minuto; y cuando los montas son dos sistemas nerviosos que se encuentran; están conectados con la naturaleza y son sensibles porque los humanos lo somos, pero con la vida moderna hemos perdido mucha de esa sensibilidad".
El caballo ha de decidirlo
Galindo destaca que "el caballo tiene más desarrollada la parte emocional del cerebro, es un ser emocional porque es un animal de presa, entrenado para tener reacciones rápidas". Azucena Justícia, doctora en psiquiatría y experta en neurociencia equina, detalla que los equinos, como los perros, han tenido ya mucho contacto con los humanos y han aprendido mucho, "y tienen muchos miedos, han desarrollado la sensibilidad de apreciar todo lo que tienen a su alrededor".
A veces en visitas sin fines terapéuticos se producen situaciones como la de una persona que se abraza a una yegua y se pone a llorar"
Con la equinoterapia el que se puede generar "una conexión mágica, porque el caballo no elabora un juicio, hace que la persona se sienta aceptada, y todo ello es un movimiento que surge desde la energía -describe Justicia. , por no decir desde el alma, en una conexión mágica". Siempre partiendo de la necesidad de que se creen "vínculos de confianza", insiste.
"Dan lo que necesitan"
Sin hacer mucho ruido, en la Fundació Miranda se generan estos vínculos con visitas de personas refugiadas, por ejemplo, o de adolescentes en situación de conflicto. "A veces en visitas sin fines terapéuticos se producen situaciones como la de una persona que se abraza a una yegua y se pone a llorar". Una de las características mágicas de la conexión es que, en palabras de Galindo, "cada persona que se acerca a los caballos se llevan lo que necesita en ese momento, los caballos están en el presente, en el aquí y ahora, es como un retiro de mindfulness".

Paula Querol, psicóloga especializada en equinoterapia / Ferran Nadeu / EPC
La Fundació tiene un método, el Free Horses conection, basado en diversos pasos consecutivos: contemplación, observación, tacto... hasta llegar al último paso: el vínculo. "Está demostrado que estas terapias, estas sesiones, bajan las pulsaciones y el ritmo de la respiración y se entra en un estado contemplativo", explica Galindo, que tiene un vínculo desde pequeña con el entorno animal pero que quiere que sea un vínculo basado en la libertad de los animales y en huir de una mirada antropocéntrica. El resultado de este vínculo, según su vivencia, es que tras las sesiones con los caballos se produce una transformación de las personas.
Y el niño autista empezó a hablar
"En el segundo día de terapia, un niño autista de siete años dijo 'caballo'. Era la primera palabra que pronunciaba en toda su vida. Los padres estaban llorando de emoción", describe Salas."Los caballos son más equilibrados emocionalmente que nosotros", sostiene.
"Les encanta el silencio"
Los equinos dan mucho más: "tienen una forma de ser sin jerarquía, son un grupo, una comunidad en la que todos tienen su papel, hay que hacer que se sientan seguros a tu lado, que vean que no eres un depredador, que no le harás daño", apunta Salas.
Formar a los terapeutas
Azucena Justícia hace hincapié en la necesidad de entender a los caballos y formar a los terapeutas antes de que se inicien este tipo de sesiones. Entre otros motivos, para entender que los animales se cargan psicológicamente y es determinante entender su estado de ánimo antes de cada sesión: "Cuando hay una clase programada, si ves al caballo triste, o con indefensión aprendida, ¿haces la sesión o no la haces? La gente no se plantea si el caballo está contento o triste o si no es el momento de hacer terapia porque esa mañana, por ejemplo, lo ha pasado mal porque esa mañana le han puesto las herraduras".

Un niño hace terapia con caballos Natural Equine Connexion en Torredembarra. / Ferran Nadeu
La gente no se plantea si el caballo está contento o triste o si no es el momento de hacer terapia
El caballo ha de sentir la libertad y por ello cada vez se evita más usar el hierro tradicional para montarlo, y favorecer -como hacen entre otros colectivos en la Fundació Miranda- que esté en manada y no encajonado.
Para que estas sesiones funcionen (y funcionan, según la evidencia científica) es determinante que los terapeutas tengan formación en salud mental y en etología. Y que el caballo o los caballos estén descansados, sin miedo. Y no montar el primer día sino llevar a cabo "un proceso -afirma Justicia- en el que se conozca al caballo, con el pie en el suelo, olerlo y generar algo básico, la confianza".
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