Sentimiento y música

Chequeo emocional a Eurovisión 2025: ¿Qué emociones nos cantan?

Las canciones más delicadas del certamen hablan de amor, duelo, ternura y esperanza

Melody remonta en las apuestas: esta es su posición actual

Melody, en un instante de la actuación en Eurovisión.

Melody, en un instante de la actuación en Eurovisión. / ARCHIVO

Marc Darriba

Marc Darriba

Barcelona
Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Festival de Eurovisión vuelve a ser esta semana un espejo pop de Europa desde Basilea. Su edición número 69 viene marcada por la polémica (una vez más), con peticiones de boicot a la participación de Israel en pleno conflicto con Gaza. Pero más allá de las tensiones diplomáticas, las letras que escucharemos este año nos dan pistas sobre las emociones que atraviesan el continente: amores imposibles, distancias que duelen, recuerdos de infancia o crisis de identidad.

Igual que hicimos el año pasado, en SanaMente hemos hecho un chequeo emocional a las canciones más destacadas de esta edición. No son necesariamente las favoritas para ganar, pero sí las que nos permiten entender mejor cómo vivimos, sentimos y sufrimos hoy en Europa.

“Si quieres, me voy contigo a hacer un viaje”

Suiza · Zoë Më – “Voyage”

La representante suiza interpreta con ternura y determinación otra historia de apego, dolor y dificultad para soltar. Es una canción que habla de una relación desigual, en la que una de las partes sigue regando una planta que no florece: "Tú comprenderás algún día que las flores son más bellas cuando tú las riegas". La voz protagonista pide compartir el camino, aunque la otra persona no sienta lo mismo. A veces, el amor también es eso: sostener, incluso cuando no hay respuesta. Sin dramatismo excesivo, la canción transmite una aceptación madura del dolor, que se transforma en deseo de sanar: "Si quieres, me voy contigo a hacer un viaje".

“Tú pagaste el precio de que yo te ame”

Serbia | Princ – “Mila”

Princ no se esconde: ama con intensidad, con culpa, con necesidad. “Trajiste de vuelta una vida en el umbral”, confiesa, mientras reconoce que hay muchas razones para que ella ame a otra persona. Pero lo que importa aquí es otra cosa: la vulnerabilidad, la gratitud y el compromiso de cuidado mutuo claves en relaciones duraderas. Una balada de amor intenso que se sitúa en la frontera entre el apego doloroso y la redención.

"¿Cuánto tiempo nos queda juntos?"

Eslovenia| Klemen – “How much time do we have left”

El tema de Eslovenia es una carta de amor desesperada a una pareja enferma terminal. La voz protagonista recuerda el momento en que recibieron el diagnóstico: su hijo pequeño gateaba por el salón y la noticia rompió el mundo que estaban empezando a construir. La canción es un ejemplo de duelo anticipado: ese que empieza cuando ya sabes que vas a perder a alguien. “¿Cuánto tiempo nos queda juntos?”, repite el estribillo, sin dramatismos, pero con una ternura que desarma.

“Mi vida es un barco que busca el regreso”

Grecia | Klavdia – “Asteromáta”

Cantada en griego y con una sensibilidad folk muy cuidada, es una elegía poética y espiritual que evoca la conexión entre una madre y su hija, incluso más allá de la muerte de la hija. La voz protagonista parece hablar desde la distancia o desde el más allá, mientras recuerda a esa madre que la espera en casa. Mi vida es un barco que busca el regreso”, canta con dulzura. La canción recurre a imágenes marinas y tradicionales para retratar el dolor de la separación en un duelo, pero también la fuerza del vínculo emocional: “Ay, mi estrella, mi tesoro”. Una carta íntima, cantada al oído, que transforma la pérdida en amor intergeneracional.

“Por favor, vive. Comparte mi corazón con alguien que sepa cuidar”

Ucrania | Ziferblat – “Bird of Pray”

“Bird of Pray” alterna versos en ucraniano e inglés para pedir que el “pájaro de la oración” siga volando. La letra habla de dolor, de despedidas, pero también de esperanza. “Por favor, vive. Comparte mi corazón con alguien que lo cuide”, canta el estribillo. Es la única canción de este año que menciona directamente el corazón como lugar de cuidado. Una petición que no necesita traducción. Emocionalmente, hay duelo, hay amor y hay voluntad de proteger lo que queda. La voz protagonista pide a quien ama que regrese, que vuele y que viva. Un canto a la ternura en medio de las pérdidas. La canción tiene también una segunda lectura: un mensaje que trasciende lo íntimo y se dirige a quienes han tenido que marcharse de Ucrania por culpa de la guerra. Como si la canción dijera, desde el país que resiste, “te cuidamos el corazón hasta que vuelvas”.

“Bienvenidos a mi hotel de debilidades”

Montenegro | Nina Žižić – “Dobrodošli”

Montenegro presenta una canción con doble lectura. Por un lado, un canto suave y triste a los que ya no están. Por el otro, una afirmación potente: el dolor pasará. El estribillo dice: “resiste, sonríe, todo pasará”. La artista lo repite como un mantra esperanzador, a pesar del nudo en la garganta. El gesto de invitar a todo el mundo a su “hotel de debilidades” es tan poético como terapéutico: es allí donde se representa el amor. “Bienvenidos a la función del amor”, dice Žižić, con una voz grave y un tono dramático. “Dobrodošli” habla del dolor como espacio compartido: “Resiste, sonríe, todo pasará”. Y hasta entonces, puedes quedarte.

Yo quería ser un tipo duro, pero no soy nadie

Italia | Lucio Corsi – “Volevo essere un duro”

La joya narrativa del festival llega de la mano de Lucio Corsi. Dice que quiso ser fuerte, duro, impasible. Pero reconoce que tiene miedo a la oscuridad y que la vida lo ha dejado atrás. “No soy más que Lucio”, repite al final. El contraste entre la letra irónica y melancólica y la producción psicodélica construyen un universo emocional que interpela al niño que fuimos antes de tener que ser hombres. Una confesión honesta sobre lo que significa crecer sin encajar en los estereotipos masculinos.

“Cargo con la paz de saber que puedo volver”

Portugal · NAPA – “Deslocado”

Desde Madeira, NAPA canta la nostalgia de quien ha tenido que irse lejos. La letra no habla de migración con cifras, sino con un nudo en el estómago. El artista canta a su madre que ya está volviendo, y lo hace con la maleta llena de saudade (morriña en portugués). No es exactamente una canción triste, sino un homenaje emocional al regreso y al arraigo. Y también a la pertenencia: el estribillo lo deja claro, por mucho que lo intente, “yo nunca perteneceré a esa ciudad”. Más que una canción de autoaceptación, “Deslocado” retrata el duelo de la distancia y el síndrome de Ulises del que ya hemos hablado.

 "Una diva no pisa a nadie para brillar"

España | Melody – “Esa diva”

Melody representa a España con una canción que aúna mensaje de empoderamiento y sabor local. “Esa diva” es un homenaje a todas las mujeres fuertes, anónimas o conocidas, que encuentran su lugar sin renunciar a su esencia. La artist areivindica una figura de diva humilde, sin superioridad, que “renace bailando con más fuerza que un huracán”. La canción conecta con un imaginario muy español: madres trabajadoras, artistas sin cartel, mujeres que se levantan a pesar de todo. El mensaje, directo y luminoso, resuena como una declaración de principios: “Una diva no pisa a nadie para brillar”. Aquí, la fuerza emocional no nace del dolor, sino del coraje de saberse suficiente.

Volveremos a cantar

Más allá de la ganadora, la emoción está garantizada. Un año más, Eurovisión demuestra que incluso en un espectáculo de luces y confeti caben el duelo, la nostalgia, la rabia, el amor, la memoria. O, al menos, una buena canción sobre todo eso. Porque las canciones no curan. Pero a veces consuelan.