El diario de Noah

Los hombres también lloran

Hay chicos que todavía hoy, en pleno 2025, creen que mostrarse sensibles los convierte en menos hombres

También veo otros que preguntan, que se abren, que se atreven a llorar delante de sus amigos

Un hombre estresado en su puesto de trabajo.

Un hombre estresado en su puesto de trabajo. / Pexels / Yan Krukau

Noah Zafra

Noah Zafra

Sant Andreu de la Barca
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Seguramente habréis oído hablar de una nueva serie en Netflix que trata de un adolescente de 13 años acusado de asesinato. Yo creo que detrás de ese drama hay algo más profundo: un chico que no sabe lidiar con su rabia, con su frustración o con el rechazo. Un chico que, como muchos otros, ha crecido con la idea de que sentir es sinónimo de debilidad. Que llorar es de niñas. Que perder el control está permitido si es en forma de violencia, pero no si es en forma de vulnerabilidad. 

La clave es no esperar que ellos lo hagan bien si nunca se les ha permitido hacerlo mal sin juzgar

Tras la superioridad está el miedo

Y pienso que todos vemos eso. Yo, lo veo en los pasillos del los instituto, en las charlas en los bancos del parque, en los silencios incómodos cuando alguien quiere hablar de lo que siente. Hay chicos que todavía hoy, en pleno 2025, creen que mostrarse sensibles los convierte en menos hombres. Y detrás de esa coraza de indiferencia o de superioridad muchas veces solo hay miedo. Miedo a no encajar, a no saber cómo actuar, a no tener referentes emocionales sanos.

Detrás de esa coraza de indiferencia o de superioridad muchas veces solo hay miedo

Pero no todo es malo, también veo una generación que empieza a cuestionar. Chicos que preguntan, que se abren, que se atreven a llorar delante de sus amigos o que admiten que están perdidos. No son todos, pero existen. Y esa existencia ya es una grieta en el muro del machismo emocional. 

Educar, escuchar

Tal vez la clave esté en cómo educamos, pero también en cómo escuchamos. En no esperar que ellos lo hagan bien si nunca se les ha permitido hacerlo mal sin juzgar. En mostrar que expresar lo que sienten no los hace débiles, sino valientes. 

Creo que, al final, lo más importante es el proceso de desaprender todo eso que se nos ha enseñado sobre ser “hombres”. Porque sí, siempre hablamos de lo que necesitamos cambiar en la educación, pero tal vez lo que más cuesta es empezar por nosotros mismos. No es fácil, pero es posible. Y ojalá más chicos se atrevan a hacerlo, porque solo así podremos empezar a redefinir lo que significa ser hombre, sin tener que dejar de ser humano.